Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), las mujeres rurales contribuyen significativamente al producir el 50 por ciento de los alimentos en el mundo.
Sin embargo, su contribución a menudo pasa desapercibida y no recibe la compensación que merece, por lo que su situación requiere una profunda reflexión y un cambio urgente, advierte Laura Tamayo es directora de Asuntos Públicos, Comunicación y Sustentabilidad en Bayer México.
En el marco del Día Internacional de las Mujeres Rurales, que se celebra el 15 de octubre de cada año, Laura Tamayo resaltó la valiosa labor que desempeñan y las acciones que deben emprenderse para mejorar sus vidas y transformar nuestro mundo, pues a nivel global, representan aproximadamente el 43% de la fuerza laboral agrícola, pero muchas no reciben remuneración justa por su trabajo.
En México, donde 21.1% de las mujeres residen en zonas rurales, la disparidad económica y de acceso a recursos es aún más pronunciada. Esto no solo es injusto, sino que también es insostenible.
Además, expone que ellas enfrentan desafíos adicionales, desde la falta de acceso a créditos y propiedad de tierras hasta dificultades en la educación y atención médica.
Argumenta que estos retos se ven agravados por las crisis económicas y alimentarias a nivel mundial, así como por el cambio climático, pues son particularmente vulnerables debido a la dependencia de recursos naturales y su falta de acceso a tecnologías adecuadas.
Fortalecerlas es esencial para romper este ciclo de desigualdad, refiere, porque la educación es un pilar fundamental en este proceso, y es preocupante que, en promedio, este sector en México tenga tan solo 7.3 años de educación, lo cual limita sus oportunidades económicas y perpetúa la desigualdad.
Asimismo, una de las principales barreras para su bienestar económico es la falta de seguridad en la propiedad de la tierra. Muchas de ellas trabajan el campo cuando los hombres emigran, pero no tienen derechos legales sobre ella, lo que les impide acceder a programas de apoyo, créditos y servicios, lo que agudiza su vulnerabilidad.
Para mejorar su vida y, en última instancia, la de todas las personas, se deben tomar medidas concretas, afirma.
Y en este sentido el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) propone algunas acciones para ayudarlas a alcanzar una mayor autonomía económica:
- Es esencial contar con estadísticas actualizadas y desglosadas por localidad, sexo, edad e identidad cultural y lingüística específica de las mujeres rurales e indígenas.
- Incrementar su participación en la toma de decisiones en espacios de diálogo sobre la tierra y la biodiversidad.
- Mejorar las condiciones de vida, y alivianar la carga desproporcionada de trabajo doméstico que recae sobre ellas.
- Evaluar el impacto. De programas como Sembrando Vida, Producción para el Bienestar y el Programa de Apoyo al Bienestar de Pescadores y Acuicultores (Bienpesca) en las mujeres beneficiarias.
Al adoptar estas acciones, dice Laura Tamayo, no solo empoderamos a estas mujeres, sino que también fortalecemos a nuestras comunidades y construimos un México más inclusivo y dinámico.
TE RECOMENDAMOS LEER: Actriz-julia-ormond-denuncia-a-harvey-weinstein-por-abuso-sexual