Nunca critiques el cuerpo de un niñx: Calladitx te ves más bonitx

Nunca critiques el cuerpo de un niñx: Calladitx te ves más bonitx

Hace unos días me encontré con este tuit que me voló la cabeza, y me hizo pensar sobre la importancia de NO hablar de los cuerpos ajenos, sobre todo, si se trata de los cuerpos de algún niñx.

Tenía pocos días en los que estaba reflexionando sobre las violencias que viví en mi niñez. Lo sorprendente es que pensaba que era una de las morritas “afortunadas» que solo tenía “traumas normales” sobre la preocupación de su aspecto físico.

Pero, la cosa es que ninguna obsesión con el cuerpo, con ser bonitx o con verse bien es normal. Me tomó años analizar este problema y darme cuenta que mucho de todo esto venía de mi núcleo familiar, porque obviamente desde niña me enseñaron que la familia es amiga y si te hablan mal o se burlan de ti, te aguantas porque tal vez  solo es “una broma”y porque la familia se debe querer.

Obviamente no soy la única que creció así, pero lo preocupante de esto, es que las nuevas generaciones lo siguen viviendo y es algo que debe parar. Opinar o burlarse sobre el cuerpo de una niña es V I O L E N C I A y nunca sabes todo lo que puede ocasionar en su vida.

No subestimes el poder de las palabras

Crecí con mujeres que siempre se preocuparon por su aspecto físico y para ellas, la belleza parecía tener gran importancia y peso en la vida. Y por supuesto, desde que tengo memoria, no encajé en los estándares que ellas tenían y que años después acepté haciéndome mucho daño.

La primera vez que recuerdo que alguien criticó mi cuerpo tenía por lo menos cinco años, iba al jardín de niños. Hubo un festival (vayan a saber de qué) en el que hicimos algunos bailables por grupos, y obvio yo era la más feliz porque desde entonces bailar me encantaba.

Mi madre, muy preocupada me llevó a comprar ropa, recuerdo que nos pidieron vestir un short, un top y tenis blancos. En algún lugar encontramos un conjunto padrísimo con muchos colores fluorescentes que me gustó y usé.

Fue el festival, la pasé muy bien y el recuerdo quedó inmortalizado en una fotografía en donde me acompaña mi maestra y otras niñas. Y sí, ahí viene lo triste, unos días más tarde (porque en ese entonces no había celulares con cámaras chidas y tenías que esperar la impresión de tu foto) fui criticada por una tía que en tono de burla y muy sorprendida dijo: “ay mira, qué es eso, celulitis, mira cómo se ve tu pierna”, entre otras cosas.

Hasta ahora puedo recordar su cara burlona y la angustia que provocó en mi. ¡¿Queeé?,¿Celulitis?! Todavía me preguntó cómo es que pudo decirme eso, ¡cómo se lo pudo decir a una niña!

Obviamente a esa edad no sabía ni siquiera qué era la celulitis, pero por su expresión entendí que era algo malo y obviamente algo feo que estaba en mi cuerpo. Tristemente, desde ese momento empezaron mis complejos, recuerdo mirar el cuerpo de otras niñas y buscar las “celulitis” que me dijeron que yo tenía y ellas no. Más tarde y después de otras críticas mi vida se ha ido en tratar de ocultar mi cuerpo y disimular sus imperfecciones.

Para los que quieran minimizar este tipo de comentarios, solo quiero decirles que llevo años tratando de lidiar con mis complejos, de lidiar con el odio hacia mi cuerpo, con la baja autoestima y con el no poder encajar con los estándares de belleza.

No subestimen el poder de las palabras, un par de comentarios pueden marcar toda una vida. Los cuerpos son diferentes y los niños y niñas no tienen por qué crecer creyendo que sus cuerpos tienen que lucir de cierta manera para usar ciertas prendas o simplemente para ser valorados.

Los peligros de hablar sobre el cuerpo ajeno

Hasta el momento, no sé si esa mujer tenía intención de dañarme o no, pero lo que he aprendido es que los comentarios sobre los cuerpos ajenos que muchas veces parecen inocentes, pueden desencadenar Trastornos de Conductas Alimentarias, baja autoestima e inseguridad.

Además, algunos expertos en psicología señalan que este tipo de comentarios también puede generar ansiedad y estrés por la constante preocupación que se puede crear sobre su apariencia y el temor a los juicios de los demás.

También puede provocar que tengan una auto imagen distorsionada, dificultades para relacionarse socialmente o aislamiento.

Esto se explica a detalle en el estudio ‘El impacto de las burlas relacionadas con la apariencia por parte de los miembros de la familia’, publicado en la Revista de Salud Adolescente.

Sin embargo, otro foco de importante atención, es que las críticas hechas directamente a nuestros niños o a otra persona sobre su aspecto físico, producen que los menores generen rechazo hacia las personas con sobrepeso y de pie a la llamada “gordofobia”.

“Están desarrollando eso temprano, lo cual es una preocupación porque potencialmente tienen la oportunidad de internalizar esa percepción, que ser más delgado es deseable y está asociado con recompensas sociales”, explica Sian McLean, profesora de psicología en la Universidad La Trobe en Melbourne, Australia, especializada en insatisfacción corporal.

Todo lo que dices, importa e impacta

La ecuación no es muy difícil, y no siempre llega de formar directa, si uno de los padres se preocupa por su peso y lo externa frente a sus hijos, están demostrándoles que la apariencia es lo único importante.

La psicóloga Rachel Rogers recomienda a los padres, educadores y personas en general, no hacer comentarios sobre la imagen corporal de los niños, incluso, si estos son positivos.

En cambio, sugiere poner principal atención en sus habilidades o talentos, porque mientras más nos enfoquemos en un peso como un problema o en que ciertos alimentos son “malos”, es probable que los niños creen sentimientos de culpa, vergüenza e insatisfacción corporal.

Recuerda, los niños no necesitan tener cuerpos atléticos y las niñas no necesitan ser delgadas para estar bonitas.

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