Si estás cerca del movimiento feminista, o has estudiado al respecto, es probable que hayas escuchado sobre las Olas del Feminismo. Pero si no, no te preocupes, que aquí te explicamos.
El origen de la teoría
Las “olas” del feminismo es una metáfora que se refiere a los distintos movimientos feministas que han surgido en la historia, conectando así el movimiento sufragista del siglo XIX con los movimientos actuales.
El término fue acuñado por Martha Weinman Lear en 1968, cuando publicó un artículo en el New York Times titulado “La segunda ola feminista”, y se difundió rápidamente convirtiéndose en la manera popular de definir los movimientos feministas a través de la historia.
¿Por qué olas?
Como movimiento social, el feminismo ha tenido diversas etapas en la historia, en las cuáles se han ido desarrollando diversas ideas, corrientes y acciones relacionadas con la lucha de derechos del momento, y que han resultado en cambios sociales y han dado forma al movimiento y su evolución.
¿Cuántas olas ha habido en la historia? Aquí entramos un poco en desacuerdo, ya que hay quienes dicen que son 3, y quienes dicen que son 4. ¿Por qué la diferencia? Hay quienes incluyen a las sufragistas en la primera ola, y quienes las incluyen en la segunda. Hay quienes afirman que seguimos en la tercera ola, y quienes dicen que estamos en la cuarta.
No sabemos si algún día nos pondremos de acuerdo, pero no importa, aquí te contaremos a grandes rasgos sobre las 4 olas del feminismo -según, algunas de nuestras fuentes-.
La Revolución Francesa y la primera ola
Casi que por obvias razones. En el contexto de la Ilustración, la Revolución Francesa y la Revolución Industrial, un grupo de mujeres comienza a cuestionar el status quo. Específicamente, la jerarquía de los sexos. Y señalando la incoherencia de los ideales de la Revolución Francesa de “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, porque pues esto no incluía a las mujeres verdad.
Las feministas de la primera ola buscaban reivindicar la naturaleza de las mujeres; se empieza a defender la idea de que la biología de las mujeres las hace igual de aptas que los hombres para recibir educación, trabajar, etcétera.
Asimismo, se comienza la lucha por la igualdad de derechos civiles y el cuestionamiento a los privilegios masculinos, -si, seguimos en esa lucha y cuestionamiento, pero hemos avanzado mucho-.
También está vinculada con la primera convención formal sobre los Derechos de la Mujer que se celebró en 1848 en Estados Unidos.
Aquí comienzan las divisiones, pues muchos consideran esta convención el inicio de la segunda ola. Pero nosotros nos guiamos por esta extensiva línea de tiempo del Museo Nacional de la Mujer en Estados Unidos (si quieren una historia con más detalle, es una lectura muy dinámica)-.
En esta ola se logran importantísimos hitos de la lucha en varios país: como el derecho a poseer propiedades, el recibir educación y el trabajo remunerado, donde además comienzan a ocupar puestos de trabajo que habían sido ocupados por hombres. Pero el más importante fue el sufragio universal.
Como sabemos, con los movimientos sufragistas alrededor del mundo se logra el voto de la mujer en varios países, empezando por Nueva Zelanda en 1893. (Sí, en México nos tardamos pues obtuvimos el voto hasta 1953).
¿Por qué consideramos a las sufragistas como parte de la primera ola? Porque, además de ser considerado así en múltiples artículos académicos, los logros del movimiento sufragista nos parecen la culminación perfecta al inicio de la lucha por nuestros derechos.
Y como ya se nos hizo tarde, y para no abrumarlos con tanta historia, dejaremos las siguientes olas para otra ocasión.