México cerró el año como uno de los países con mejores resultados en la reducción de pobreza en América Latina y el Caribe. Así lo confirmó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en el informe Panorama Social de América Latina y el Caribe 2025, presentado en conferencia de prensa en línea. Aunque no fue el líder absoluto del año, sí se colocó en el cuarto lugar regional por la mayor reducción anual de pobreza, con una baja de 3.1%, impulsada principalmente por la mejora salarial y las transferencias públicas.
En el primer lugar se posicionó Honduras, con una reducción de 4.2%, seguida por Costa Rica y República Dominicana, ambas con descensos de 3.3%. Además, Brasil logró disminuir la pobreza en 1.9%, ubicándose en el séptimo sitio regional.
Un impacto que movió la media regional
Durante la presentación, el secretario ejecutivo José Manuel Salazar-Xirinachs explicó que la pobreza monetaria bajó de 174 a 162 millones de personas en toda la región durante 2025. La mejora se debió sobre todo a los avances de México y, en menor medida, de Brasil. Ambos países representan 52% de la población regional, por lo que sus cambios influyen en la tendencia general, incluso cuando no encabezan la lista de mejor desempeño.
De manera adicional, la Cepal señaló que México aportó 60% de la reducción total de pobreza en América Latina y 49% de la disminución en pobreza extrema. Brasil, por su parte, contribuyó con 30% y 31%, respectivamente.
¿Qué explica el avance mexicano?
El informe detalla que las mejoras salariales fueron el motor principal de la reducción de la pobreza en México. Salazar-Xirinachs precisó que dos de los tres puntos porcentuales de reducción en 2024 se vinculan directamente con el aumento en los ingresos laborales. Este cambio deriva, en gran parte, del incremento real de alrededor de 135% en el salario mínimo entre 2018 y 2025.
Además, las becas universales, las transferencias a poblaciones vulnerables y la ampliación de las pensiones para adultos mayores también fortalecieron los ingresos de los hogares. Estas medidas permitieron que el país redujera la pobreza extrema en 0.6 puntos porcentuales y la pobreza general en 3.1 puntos porcentuales durante el último año.
Los avances colocaron a México como el país que más redujo tanto la pobreza como la pobreza extrema en la última década. Entre 2014 y 2024, la pobreza cayó de manera sostenida, con un promedio anualizado de 2.3 puntos porcentuales, mientras la pobreza extrema bajó 0.8 puntos anuales.
La otra cara: una desigualdad persistente
A pesar de los avances, la Cepal subrayó que la desigualdad continúa siendo un desafío profundo. La región enfrenta una de las mayores concentraciones de ingreso en el mundo: el 10% más rico capta 34.2% del ingreso total, mientras el 10% más pobre recibe solo 1.7%. Esta brecha solo es superada por África Subsahariana.
México no escapa a este problema estructural. Aunque logró reducir la desigualdad en 14% durante la última década y acortar el índice de Gini de 0.50 a 0.43, la concentración del ingreso sigue siendo marcada. Actualmente, el 10% con mayores ingresos concentra 33.5% del ingreso nacional, mientras el 10% más pobre obtiene únicamente 2%.
Salazar-Xirinachs advirtió que, si se incorporan datos tributarios y de cuentas nacionales, la desigualdad real podría ser aún mayor, con una participación del 10% más rico que superaría el 50% del total del ingreso.
Riesgos que podrían frenar los avances
El informe también llamó la atención sobre factores que podrían desacelerar el progreso en los próximos años. Uno de ellos es la caída en las remesas, que muestran una contracción anual de 5.5%. Según Alberto Arenas, director de la División de Desarrollo Social de la Cepal, este retroceso podría afectar el ritmo de reducción de la pobreza.
Asimismo, el organismo insistió en que las transferencias gubernamentales, aunque esenciales, no sustituyen la necesidad de políticas de largo plazo para combatir la pobreza multidimensional.
Trampas estructurales que frenan el desarrollo
La Cepal identificó tres trampas que dificultan un crecimiento más inclusivo en la región:
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Baja capacidad para crecer, lo que limita la creación de empleos formales.
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Baja capacidad institucional y gobernanza poco efectiva, que debilitan la implementación de políticas.
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Alta desigualdad, baja movilidad social y débil cohesión social, un círculo que perpetúa brechas de largo plazo.
Estas condiciones mantienen a América Latina atrapada en un modelo que genera avances lentos y desiguales.
Una hoja de ruta para el futuro
El organismo planteó una serie de recomendaciones para enfrentar los desafíos y consolidar los resultados de los últimos años:
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Incentivar el crecimiento económico para dinamizar el mercado laboral.
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Impulsar un sistema fiscal progresivo que mejore la redistribución del ingreso.
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Desarrollar políticas sociales universales y sistemas robustos de protección social.
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Fortalecer los sistemas educativos.
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Crear empleos de calidad y avanzar en la igualdad de género.
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Reconocer y redistribuir el trabajo de cuidados no remunerado.
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Combatir la discriminación y garantizar los derechos de personas con discapacidad, pueblos indígenas y migrantes.
Un avance notable, pero con retos vigentes
La reducción de la pobreza en América Latina llegó a 25.5% de la población en 2024, su nivel más bajo desde que existen datos comparables. Sin embargo, la alta desigualdad y los riesgos económicos globales podrían poner presión sobre estos avances.
Incluso así, México se consolidó como el país con los mayores progresos en la última década. Su experiencia confirma que el aumento salarial, sumado a políticas sociales bien diseñadas, puede transformar de manera profunda las condiciones de vida de millones de personas, siempre que estos esfuerzos se mantengan y se acompañen de estrategias de desarrollo inclusivo.
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