La boda de Jeff Bezos se viste de «caridad»

La boda de Jeff Bezos se viste de «caridad»

La boda de Jeff Bezos inundó las redes sociales, pareciéndose más a una entrega de premios por a su extravagancia y el número de celebridades que logró reunir. Forbes estima que la boda de Bezos podría haber costado entre 20 y 25 millones de dólares, mientras que el alcalde de Venecia estimó la cifra en unos 55 millones. Y aunque esto sea una cifra exorbitante para prácticamente todos, se estima que  el patrimonio neto del dueño de Amazon es de 246,100 millones de dólares, haciendo que incluso este gasto millonario sea moderado comparado con su fortuna.

Si bien gran parte del costo se destinó a la seguridad, los costos cumulados del cierre de la isla, la adquisición de varios locales para el itinerario de una semana y el transporte de los invitados en barco por los canales han sido enormes.

Se estima que la celebración de la boda, para unos 200-250 invitados, costó entre 47 y 56 millones de dólares, según informó el martes a la prensa Luca Zaia, presidente de la región del Véneto. El Ministerio de Turismo italiano anunció el viernes un estudio que estima el impacto económico total de la boda en 1,120 millones de dólares, incluyendo 896 millones de euros de beneficio por visibilidad mediática.

El resto provendría de gastos directos o indirectos relacionados con el evento, como 33,33 millones de dólares para gastos de hotel y ubicación, y 20,66 millones de dólares para transporte y otros gastos de servicios.

Desglosando el derroche

Si bien la boda de Bezos estuvo lejos de ser barata, el novio usó parte de su fortuna para contribuir a la comunidad. Según Forbes, Bezos donó casi 3,6 millones de dólares a tres organizaciones en Venecia: Corila, una agencia que facilita la preservación de la laguna; la oficina de la UNESCO en Venecia; y la Universidad Internacional de Venecia.

El evento reservó los nueve puertos deportivos de Venecia, cerró partes de la ciudad al público y obligó a los huéspedes del hotel a reubicarse para hacer espacio para la feliz pareja. Todo sirvió como un crudo, aunque suntuoso, recordatorio de que no hay gasto que los megaricos no estén dispuestos a pagar para asegurar su propia comodidad, excepto, por supuesto, el costo que su extravagancia tiene para las comunidades de las que extraen su riqueza.

Desconectados con la realidad

Esta boda fue una de las pruebas más grandes de la desigualdad que nuestro sistema económico permite; de las absurdas posibilidades de derroche que le otorga a unos cuantos mientras tantos miles están luchando por tener qué comer o vendiendo todo lo que tienen para poder pagar sus tratamientos médicos. Y lo más irónico de todo (cayendo en lo que realmente parece una burla) es que lo hicieron vestido de «caridad». Los novios pidieron a los invitados que en lugar de regalos dieran donaciones al Bezos Earth Fund y constantemente se declaran en favor del medio ambiente al mismo tiempo que Jeff Bezos es, sin ironía alguna, un hombre que ha hecho más para acelerar el colapso climático que casi cualquier otra persona viva.

Tan solo la elección de Venecia para tener la celebración es prueba de la falta de consciencia y desconexión con la realidad de estas personas. Dado que la ciudad comprende más de 100 islas en el mar Adriático, es especialmente vulnerable al aumento del nivel del mar provocado por la crisis climática. Aunque Sánchez afirma estar «dedicada a la lucha contra el cambio climático» y Bezos ha calificado el problema como «la mayor amenaza para nuestro planeta», sus invitados llegaron en 96 aviones privados, el medio de transporte con mayores emisiones de carbono.

Jeff Bezos ha asumido compromisos ostentosos para combatir el cambio climático, como la donación de 10,000 millones de dólares al Bezos Earth Fund, mientras que Amazon ha prometido alcanzar la neutralidad de carbono para 2040. Sin embargo, las emisiones de la flota de reparto de Amazon se dispararon entre 2019 y 2023, y su nuevo centro de datos consumirá millones de galones de agua y el equivalente energético de un millón de hogares cada año.

Para ser justos con Bezos, el “charity washing” de los multimillonarios se ha vuelto una moda que no sólo él ha adoptado. La magnanimidad de los ultrarricos tiende a producir lo que Anand Giridharadas ha llamado «falsos cambios», o esfuerzos que no llegan a un cambio sustancial porque los sistemas que pretenden modificar son los mismos que sustentan la riqueza que acumulan.

Quizá lo más incómodo de la boda de Jeff Bezos fue el reflejo de la manera en la que nuestra sociedad opera. Cómo vemos la acumulación absurda de riqueza como algo a lo que aspirar en lugar de algo que nos debería provocar repulsión. Que tener esa cantidad de dinero no debería ser un ejemplo a seguir en nuestra sociedad sino algo que denunciáramos y rechazáramos al punto de hacerlo vergonzoso. Porque ese nivel de desigualdad es realmente vergonzoso. Y aunque Jeff Bezos no es el único responsable de erguir este sistema, sí es uno de los que invierten y trabajan para mantenerlo activo.

Y parece un mal chiste que alguien que contribuye de manera flagrante a destruir cada vez más el planeta pueda decirse un filántropo del medio ambiente. No importa cuánto dinero done o cuánto quiera decir que ayuda: todo lo «bueno» que hace por el medio ambiente tiene mucho menos impacto que todo lo malo que hace. Quizá no tendría que hacer tanto por parecer que es un filántropo si tan solo no hiciera tantas cosas malas. Si realmente quisiera hacer algo bueno, podría empezar por ahí.

Es importante que entendamos que no podemos esperar a que Jeff Bezos, su esposa y los invitados de su boda se despierten un buen día e intentan cambiar de curso. Es necesario que nosotros nos demos cuenta que no podemos seguir sustentando este modo de vida. Un cambio real no surgirá de la culpa oligárquica, sino de movimientos de masas protagonizados por ciudadanos comunes y corrientes.

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