¿El nuevo papa cree en la diversidad?

¿El nuevo papa cree en la diversidad?

El recientemente electo Papa León XIV dio la misa inaugural el pasado domingo, en la que recibió a miles de fieles, miembros del clero y líderes de Estado. Esta misa es importante pues funge como una declaración más formal sobre las intenciones y creencias del pontífice, probablemente más que el primer discurso que suelen dar el mismo día que son electos.

¿Qué pasó?

Durante la homilía dijo que fue electo sin ningún mérito propio y lo hacía «con miedo y zozobra». Utilizó las palabras «unidad» o «unidos» siete veces y la palabra «armonía» cuatro veces. El Pontífice abordó el potencial de la Iglesia como unificadora global, no mediante la propaganda religiosa ni el poder, sino mediante el amor.

Desde que asumió el papado, León ya ha señalado algunas prioridades clave para su papado, incluyendo una advertencia sobre los peligros que plantea la inteligencia artificial y la importancia de traer la paz al mundo y a la propia Iglesia. 

Durante su discurso del domingo, criticó los sistemas económicos que explotan los recursos de la Tierra y marginan a los pobres. También afirmó que buscaría gobernar sin ceder jamás a la tentación de ser un autócrata.

“Aún vemos demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a la diferencia y un paradigma económico que explota los recursos de la Tierra y margina a los pobres.” dijo el domingo.

Al pedir más amor y unidad, León afirmó que la verdadera autoridad de la Iglesia es la caridad de Cristo. Añadió: “Nunca se trata de capturar a otros por la fuerza, con propaganda religiosa o por medio del poder. Se trata siempre y únicamente de amar como Jesús”.

Los contrastes con Francisco

Este llamado de unidad nos remite directamente al pontificado de 12 años de Francisco, que enfatizó la atención a los pobres y marginados, y su desprecio por el sistema económico capitalista, a menudo distanció a los conservadores que pedían un nuevo papa que pudiera pacificar las divisiones.

La elección de León el 8 de mayo, tras un cónclave notablemente rápido de 24 horas, parece haber complacido a los católicos conservadores, quienes parecen apreciar su estilo más disciplinado y tradicional, así como su formación agustiniana, que enfatiza las verdades fundamentales de la doctrina católica.

Estos hechos pueden explicar por qué muchos lo consideran un punto medio que sigue las enseñanzas de Francisco pero al mismo tiempo logra conciliar las vertientes más conservadoras de la Iglesia.

Sin embargo, las creencias del nuevo papa sobre las parejas del mismo sexo no siguen la misma línea que Francisco (quién se hizo notar por romper con esta tradición en la Iglesia) sino que vuelven a las mismas creencias ancestrales que han probado ser tan problemáticas en el marco de la aceptación de la homosexualidad y la diversidad sexual.

El papa dijo que el matrimonio es únicamente entre un hombre y una mujer. Es importante recordar que el matrimonio es el sacramento en la iglesia católica que se encarga de unir a las parejas, por lo que si dice esto en el marco específico del matrimonio, es probable que tampoco reconozca a las parejas del mismo sexo en otros contextos. Principalmente porque la Iglesia no suele reconocer a las parejas en otros contextos.

La religión y la ¿diversidad?

En su homilía, León dijo: “Como dice San Agustín, la Iglesia está formada por todos aquellos que están en armonía con sus hermanos y hermanas y aman al prójimo”. Es dífícil creer que en pleno 2025 la Iglesia católica supedita la orientación sexual al ser una persona que practique los valores cristianos y respete los derechos del prójimo. Y es que este es un tema extremadamente polémico, quizá el más polémico dentro de esta Iglesia. 

Las religiones se forman sobre tradiciones ancestrales (literalmente). Se edifican en hechos que sucedieron hace miles de años, doctrinas que fueron escritas a la par de los hechos y que han transmitido valores y tradiciones a lo largo de los siglos. Si bien algunas cosas pudieron haber cambiado a lo largo de la historia (como el impartir las misas en el idioma local en lugar de en latín) es la capacidad de transmitir las mismas ideas a lo largo de los años lo que le da el lugar que hoy tienen las religiones. Una fe que va más allá de lo que podemos ver en el día a día, algo que nos trasciende como seres humanos. Ya que, si no fuera tan más grande que nosotros ¿cómo hubiera resistido a lo largo de la historia?

Sin embargo, el valor de la tradición parece a veces ser más un peso que una ventaja para la Iglesia católica. Y es que podemos pensar: ¿Cómo es que no pueden ser capaces de recapacitar en algo que hoy en día mucha gente considera tan simple como las parejas del mismo sexo?

Quizá es lo mismo que sucede con cualquier otra institución conservadora: el hecho de que si aceptan recapacitar en una cosa, que si aceptan cómo la igualdad es más compleja de lo que alguna vez pensaron, probablemente tendrían que recapacitar en todo lo demás: en los derechos reproductivos, en la estructura de la institución, en lo poco que se ha protegido a los niños, en la falta de inclusión de las mujeres en el clero, en cómo se ha protegido a los padres pederastas a lo largo de la historia, entre muchos otros hechos. 

Quizá la manera en la que ven este aspecto de la tradición los obliga a mantenerse inmóviles en hechos en los que la sociedad actual exige un cambio abrupto. Y es entonces cómo terminan teniendo que decidir entre los fieles que podrían ganar y los que inminentemente perderán si cambian de opinión. Y es así como permanecen en el mismo lugar. 

En la misa inaugural León dijo que desea lograr una unidad que no anule nuestras diferencias, sino que valore la historia personal de cada persona y la cultura social y religiosa de cada pueblo. Si la Iglesia puede ser así de tolerante con éste tipo de diversidad ¿por qué no lo puede ser también con lo demás?

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