No hay fútbol para los deudores alimentarios

No hay fútbol para los deudores alimentarios

El lograr que todos los padres paguen la cantidad que les corresponde de pensión alimenticia continúa siendo un reto en México y en el mundo. En  2023 se estimó que en México alrededor del 70% de los padres no pagaban pensión alimenticia. Incluso en Estados Unidos los datos de 2020-2022 del Data Center KIDS COUNT revelan que solo el 23 % de las familias encabezadas por mujeres en EE. UU. informaron haber recibido algún monto de manutención infantil durante el año anterior (en comparación con el 26 % en 2018-2020).

Han sido muchas las estrategias que se han tenido que idear para generar la presión que ha faltado de los gobiernos y de los mismos hombres para comenzar a ver las obligaciones de un padre (incluyendo pagar pensión) como una obligación innegociable que como una lista de buenos deseos.

Entre ellas podemos encontrar los tendederos de padres deudores y la Ley Sabina, una propuesta legislativa que busca sancionar a los deudores alimentarios, garantizando que los padres cumplan con sus obligaciones de manutención hacia sus hijos. Esta ley, impulsada por la diputada Diana Luz Vázquez, busca proteger los derechos de los menores y evitar que los padres se evadan de sus responsabilidades.

 

Deudores de pensión vetados de los estadios de fútbol

Actualmente hemos visto el surgimiento de otra propuesta, una muy ad hoc con el perfil de los hombres latinoamericanos aficionados del fútbol, específicamente en Argentina. Impulsada por los ministerios de Seguridad y de Justicia de la Ciudad, el Comité de Seguridad en el Fútbol de la Ciudad de Buenos Aires prohibirá el ingreso a los estadios de Buenos Aires a todos los aficionados que sean deudores alimentarios. La medida se extenderá progresivamente a los 18 estadios de todas las categorías ubicados en territorio porteño mediante controles aleatorios en los accesos.

De este modo, personal policial solicitará los una identificación a los asistentes que pretendan ingresar a los estadios y verificará en el momento si están inscriptos en el Registro de Deudores Alimentarios Morosos. En caso de figurar como deudores, se les otorgará un acta y se les denegará el acceso al estadio hasta tanto regularicen su situación ante el juzgado correspondiente. De este modo, las personas que figuren en el Registro no podrán ingresar a los estadios de fútbol.

Artículo 15 de la Ley 269 (incorporado por la Ley 6.771): «EVENTOS DEPORTIVOS: Los Organismos Públicos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a cargo del control de acceso a los estadios de fútbol, en ocasión de la disputa de encuentros futbolísticos organizados en el ámbito del territorio de la Ciudad por instituciones asociadas a la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) o la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL), deberán rechazar el ingreso a los estadios a aquellas personas que se encuentren inscriptas en el Registro Público de Alimentantes morosos».

Esta propuesta ha mostrado ser sumamente progresista y considerablemente inusual en la Argentina bajo la presidencia de Javier Milei, la cual ha dado retrocesos importantes en la igualdad de género. 

Los deudores y la (falta de) vergüenza 

El deber pensión alimenticia debería generar una profunda vergüenza. Y es quizá ese el elemento que no hemos podido traducir en las políticas y en la manera generalizada de ver a los deudores alimenticios (especialmente entre los mismos hombres).

Uno de los elementos más importantes que hacen falta en los movimientos de igualdad de género es que los mismos hombres sean los que señalen las conductas machistas entre sus familiares y amigos. Que el ser un hombre machista no sea un factor que dañe sus prospectos románticos heterosexuales sino que lo aísle literalmente de otros hombres. Que el adoptar estas conductas sea una amenaza para cómo los hombres que aprecia y admira lo ven también, y que a su vez no pueda tener la reputación que desea tener entre sus amigos si se sigue comportando de esa manera.

Y es quizá lo que esta ley entendió perfectamente, dándole a los hombres un castigo que no sólo podrá dolerles en su afición sino podrá ser motivo de vergüenza entre un círculo social al que respeta y aprecia, y principalmente del que desea seguir siendo parte.

Esto no nos garantiza que de la noche a la mañana todos los aficionados del fútbol en Argentina se convertirán automáticamente en padres responsables, pero comienza a plantear la idea de que un hombre no debería de esperar que, siendo un padre deudor, podrá seguir disfrutando de la vida cómo si nada. Y es ahí donde está el enorme acierto.

Al contrario de lo que muchos hombres piensan, y mucho más allá de la situación de poca compatibilidad que pueda existir con las respectivas madres de sus hijos, la pensión es un derecho del niño o niña en cuestión. Nada tiene que ver con si simpatiza o no con la madre, o cuánto dinero ella pueda tener (o no) a través de su familia o su carrera. 

Un gran ejemplo de un esto es el caso de Christian Nodal, quien negoció la pensión de su hija Inti para pagar menos dinero del que le correspondía por ley. Christian Nodal tiene ingresos de aproximadamente $200 mil dólares, es decir, unos 10 millones de pesos mexicanos por mes, y por ello debería darle una pensión de entre $40,000 y $60,000 dólares a su hija cada mes, es decir, más de un millón de pesos al mes. Sin embargo, Christian Nodal y su equipo legal lograron reducir la cantidad a 123 mil pesos mensuales. 

Y una persona podría pensar que una bebé de poco más de un año no tiene gastos tan grandes, sin embargo lo que importa aquí es que, sin importar si el hombre es un cantante millonario o una persona común y corriente, no puede pensar que el pago de pensión que le corresponde por ley debería de ser opcional, o que va a estar abierto a negociaciones para acomodar al padre.

Es por eso que el pago de pensión debería de parecerse al pago de impuestos en términos de lo convencidos que estamos sobre esta obligación, sobre que no es una opción ni una petición, sino un deber al que no se puede renunciar. El ser padre en América Latina parece tantas veces una obligación de la que se puede fácilmente huir, desde abandonar al hijo, no reconocerlo o simplemente solo hacer parte de su vida simbólicamente. El comenzar a ver el pago de pensión como una obligación de la que no se puede huir (y que el no pagarla generará una profunda vergüenza en todos sus círculos) es una manera de empezar a dejar de ver el responsabilizarse por sus hijos como una opción.

 

También te puede interesar: Reviviendo el pop de la recesión

Deja un comentario

NOTICIAS RELACIONADAS