Las contradicciones de Alice Weidel

Las contradicciones de Alice Weidel

Alice Weidel, candidata a canciller alemana por Alternativa para Alemania (AfD), es la antítesis de todo lo que se podría imaginar que podría ser una líder de extrema derecha. Su partido defiende la familia tradicional de un hombre y una mujer, pero ella es lesbiana y está criando a dos hijos adoptados con su pareja. Tiene un discurso nacionalista alemán, y reclama el cierre de fronteras y el fin de la globalización, pero pasa la mayor parte —o casi todo— de su tiempo en Suiza. La AfD quiere deportar en masa a miles de extranjeros, pero la pareja de Weidel en unión civil, la productora cinematográfica Sarah Bossard, es originaria de Sri Lanka.

El conservadurismo tiene varias caras

Alice Weidel fue una elección poco habitual para liderar el partido ultraderechista AfD de Alemania en las elecciones del domingo, donde obtuvo su mejor resultado de la historia.

Para sus legiones de adversarios políticos, Weidel es una «hoja de parra» para un partido que ha criticado a los solicitantes de asilo, el Islam y el multiculturalismo y algunas de cuyas figuras más importantes han expresado opiniones revisionistas sobre el pasado nazi de Alemania.

Si hay algo que define a la candidata de 45 años, son estas contradicciones y la forma en que hace malabarismos entre su vida política y personal en público. Nada en ella es típico de un partido cuya base electoral está formada principalmente por hombres conservadores de bajos ingresos de la antigua Alemania del Este. 

Pero si el aire Weidel y su historia personal sugieren una suavización de la línea del partido, su lenguaje no lo es. Ha prometido derribar turbinas eólicas y despedir a los profesores de estudios de género. Ha hablado de “remigración”, un término utilizado por la extrema derecha que se interpreta ampliamente como un código para las deportaciones.

“Dejen absolutamente claro a todo el mundo: las fronteras alemanas están cerradas”, dijo a una multitud que la vitoreaba cuando la AfD la nominó oficialmente como su candidata el mes pasado.

La contradicción como herramienta

Se ha negado constantemente a distanciarse de los miembros más extremistas de su partido, algunos de los cuales han minimizado el Holocausto y el pasado nazi de Alemania.

Su abuelo fue miembro del partido nazi y fue nombrado juez militar en la Varsovia ocupada, informó Die Welt, un diario conservador. Weidel respondió que no conocía a su abuelo, que murió cuando ella tenía 6 años, y que el pasado nazi nunca fue un tema de discusión en su familia.

A pesar de que se lo han preguntado muchas veces, Weidel se niega a explicar cómo concilia la aparente contradicción entre su vida personal y la visión de la sociedad que representa su partido. “No soy queer, pero estoy casada con una mujer que conozco desde hace 20 años”, dijo.

Los expertos dicen que el hecho de que la vida personal de Weidel desafíe la ortodoxia del partido en realidad realza su afirmación de llevar la bandera de AfD y hace que el partido parezca más convencional. Weidel intenta normalizar el partido al tiempo que lo radicaliza aún más, una maniobra que está dando sus frutos. 

Esto debería recordarnos que las características de una persona (género, raza, religión, etnia, nivel socioeconómico, educación, identidad sexual, etc) no dictaminarán las preferencias políticas de la misma. Muchas veces las personas que en algún momento fueron marginalizadas (o que vienen de un contexto familiar que lo fue) terminan por identificarse con el otro lado del espectro político pues logran convencerse de que su identidad no debe afectar sus preferencias políticas.

Los resultados de la elección

Como se esperaba, la conservadora Unión Demócrata Cristiana y su partido hermano, la Unión Social Cristiana, se alzaron con el 28,6% de los votos en las elecciones alemanas del domingo. Pero los mayores festejos los protagonizaron los partidarios del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), que quedó en segundo lugar con el 20,8%, duplicando su porcentaje de votos desde las últimas elecciones. Superó el 16,4% del centrista SPD y el 11,6% de los Verdes.

La dura postura antiinmigrante de la extrema derecha se vio reforzada por cuatro ataques terroristas en los últimos dos meses, incluido uno horas antes del inicio de la Conferencia de Seguridad de Múnich el 14 de febrero y otro el 22 de febrero, el día antes de la votación, cuando un migrante sirio apuñaló a un turista español en el Memorial del Holocausto en Berlín. El partido también recibió el apoyo de Elon Musk, quien dijo a los alemanes que “superaran la culpa pasada (de la Segunda Guerra Mundial)” durante la campaña.

Si bien en este momento la AfD todavía no es la mayoría, está claramente ganando cada vez más terreno para llegar a la mayoría. Y en vista del momento político que se está viviendo en el mundo, con el alza del fascismo y la creciente xenofobia, que este partido pudiera ganar más terreno es un enorme riesgo.

Alemania es de los pocos países en el mundo que logra balancear el respeto y el miedo a su pasado; el respeto de reconocer su papel en la desgracia y el miedo que genera pensar en repetir la historia. Y si esto no es suficiente para contener la amenaza, basta pensar en lo que el alza del fascismo puede generar en una época en la que la propaganda política es aún más peligrosa. Tenemos mucho, mucho a perder si este

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