Navidad y la ansiedad alimenticia

Navidad y la ansiedad alimenticia

En plena temporada navideña y de fin de año estamos constantemente expuestos a abundantes cantidades de comida en todo tipo de fiestas y reuniones; desde la fiesta del trabajo hasta reuniones con amigos pasando por, evidentemente, Navidad y Año Nuevo. Y aunque esto puede sonar como algo que anhelamos todo el año, existen circunstancias en las que estos eventos pueden detonar sentimientos de ansiedad y hasta pánico en muchas personas. Específicamente aquellas quienes tienen un trastorno de la conducta alimentaria.

 

Estas experiencias suelen ser abrumadoras para quienes padecen atracones, purgas compensatorias o hábitos alimentarios restrictivos.

 

La abundancia de opciones de alimentos apetitosos, especialmente cuando están disponibles en grandes cantidades, puede ser un desafío importante para las personas con trastornos alimentarios. Los atracones suelen ocurrir en secreto debido a la vergüenza por haber comido en exceso.

 

En el caso de una persona que tiene miedo a aumentar de peso y necesita compensar la ingesta de alimentos mediante purgas u otras conductas, consumir un alimento «prohibido» puede desencadenar un espiral mental lleno de ansiedad sobre cómo deshacerse de lo que  comió o está comiendo.

 

Esto puede generar confusión interna, incluso aunque parezca que disfruta de una comida en público. En la anorexia nerviosa restrictiva, ver comida puede desencadenar pensamientos obsesivos basados ??en el miedo sobre qué comer o evitar para prevenir el aumento de peso.

 

La abundancia de opciones de alimentos, el miedo a ser visto comiendo, la presión de comparar el propio cuerpo con el de los demás, la necesidad de parecer un comedor «normal», la posible vergüenza de ser visto como alguien que tiene una enfermedad estigmatizante y la ansiedad de que otros hagan comentarios basados ??en la apariencia pueden ser abrumadores para las personas con trastornos alimentarios.

Más sobre los trastornos de la conducta alimentaria


Según la Universidad de Carolina del Norte, trastornos de conducta alimentaria (TCA) se pueden reconocer por un patrón persistente de comer no saludablemente o de hacer dietas no saludables. Estos patrones de conducta alimentaria están asociados con angustia emocional, física y social. Algunos de los más comunes son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno por atracón y el trastorno por evitación y restricción de la ingesta de alimentos.

 

A estos también se incluye el trastorno dismórfico corporal. Esta es una enfermedad mental en la que no se puede dejar de pensar en uno o más defectos en la apariencia, ya sean “reales” o percibidos. Incluso puede ser desatado por un defecto que parece menor o que no puede ser visto por los demás.

 

De manera que existen un sinfín de situaciones sociales pueden desatar episodios de ansiedad y/o pánico que pueden detonar el círculo vicioso de restricción – atracón, que lamentablemente es altamente común entre quiénes sufren de un TCA. Este patrón de alimentación es extremadamente perjudicial e implican episodios de ingesta excesiva de alimentos seguidos de periodos de restricción o privación. Aunado a esto, al restringir el apetito y los antojos naturales de nuestro cuerpo, 

 

 

Situaciones desencadenantes

Los TCA son trastornos con consecuencias físicas, visibles, y tangibles. Sin embargo, son experiencias que se crean totalmente en nuestra mente para luego pasar a existir en nuestro cuerpo de manera física. Son quizá una de las maneras más claras de ver cómo todo lo que sucede en nuestra mente termina por suceder en nuestro cuerpo también. Como nuestra experiencia mental termina siendo una experiencia física también.

 

Los TCA nacen, crecen y se fortalecen en la manera de pensar de quién los sufre. De manera que es por esto que muchas situaciones sociales o comentarios pueden desencadenarlos. Estos son algunos ejemplos:

 

  • Comentarios sobre la apariencia física: cuando una persona hace algún comentario sobre el cuerpo de alguien, especialmente cuando insinúan que alguien subió de peso. Ejemplo: Como que antes te veías más delgada ¿no?
  • Comentarios sobre lo que alguien come: cuando una persona se fija en lo que alguien más está comiendo y hace algún comentario insinuando que está comiendo demasiado. Ejemplo: ¿Todo eso te vas a servir?
  • Obsesionarse con seguir influencers, cuentas y contenido que fomenten la restricción excesiva de alimentos y/o dividir a los alimentos entre “malos” y “buenos”
  • Asistir a una fiesta o reunión en la que se va a estar expuesto a alimentos categorizados como “malos” y temer por las consecuencias que esto podría tener en nuestro cuerpo y alimentación, en lugar de pensar en ellas como un momento de convivencia y tiempo de calidad

 

Lo que muchas veces no pensamos es que un comentario que hacemos -muchas veces sin pensar o por aburrición- puede vivir años y hasta décadas en la cabeza de alguien. Puede ser el motivo de un sinfín de castigos y maltratos con su propio cuerpo; puede desatar un ciclo de autodesprecio que puede tomar años detener. Puede llevar a alguien a dejar de comer al grado de arriesgar su propia salud y muchas veces hasta su vida.

 

Nadie tiene derecho a detonar este tipo de comportamientos en una persona, y mucho menos por un comentario que se hace sin pensar. Es por eso que, en cualquier situación en la que estemos a punto de comentar sobre el cuerpo o hábitos alimenticios de una persona, evitemos a toda costa hacerlo. Las fiestas se tratan de muchas cosas, pero definitivamente no de esto.

 

Nunca sabemos qué puede estar pasando la otra persona, a pesar de que nosotros asumamos que su estado de salud es normal.

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