Es poco probable que hayamos podido ver las redes sociales durante los últimos días y no ver ninguna foto de Luigi Mangione, el joven norteamericano de 26 años al que se le ha acusado de haber matado a Brian Thompson, CEO de Healthcare United.
Sin embargo, a pesar de la frialdad del crimen, que fue captado por cámaras de seguridad, muchos de los comentarios en redes sociales no son empáticos con la víctima, sino más bien despectivos e incluso de apoyo al sospechoso del asesinato.
¿Quién es Luigi Mangione?
Y es que más allá de la brutalidad del crimen, este caso ha llamado la atención por múltiples factores. El primero ha sido el perfil del asesino.
Luigi Mangione se graduó en una universidad de la Ivy League y fue de los mejores alumnos de su generación en un colegio privado para hombres de Baltimore, donde su adinerada familia tiene una importante presencia en el sector inmobiliario y es propietaria de clubes sociales y campos de golf. A pesar de tener un origen privilegiado, sus amigos lo describían como «humilde» y creían que estaba destinado a un «futuro brillante».
Por otro lado, muchos se concentran en su apariencia, y cómo el hecho de que un joven con excelente educación, guapo y de familia adinerada haya terminado por ser un asesino.
No es ni inmigrante, ni paria, ni pobre; no es ni feo, ni indocumentado, ni marginado. ¿Entonces qué es? Lo que es es un hombre, aparentemente, común y corriente. Para sorpresa de muchos izquierdistas extremos en internet, la presencia en las redes sociales del asesino reveló que él no era uno de ellos. De hecho, sus opiniones sugerían algo aún más divisivo que el asesinato: era moderado. Lo más extremo que hizo, irónicamente, fue asesinar a Brian Thompson
Los investigadores sospechan que Mangione guardaba rencor contra el sistema de seguros médicos (especialmente United Healthcare) y que podría haberse inspirado en Ted Kaczynski, el matemático convertido en terrorista doméstico conocido como «Unabomber», que culpó a la tecnología de la disminución de la libertad individual y envió por correo explosivos artesanales a personas seleccionadas entre 1978 y 1995.
Tras el asesinato, muchas personas expresaron su frustración y su rencor explícito contra la industria de los seguros médicos en Estados Unidos. “Hemos presenciado una celebración impactante y espantosa de un asesinato a sangre fría”, dijo el martes Jessica S. Tisch, comisaria de policía de Nueva York. “Las redes sociales han estallado en elogios por este ataque cobarde”.
Incluso antes de que se identificara a un sospechoso, se escribió mucho sobre la elevación del asesino a la categoría de héroe popular. Se le asignó el papel de lo que el historiador Eric Hobsbawm llamó el “bandido social”, un hombre que parecía oponerse a un sistema injusto. Luego, una vez que Mangione fue acusado de disparar y matar a Thompson, entró en juego lo que los psicólogos forenses llaman el “efecto halo”. Este es el término oficial para la tendencia del público a equiparar la inocencia con el atractivo, el efecto halo, cuando se combina con el fenómeno del bandido social, crea un arquetipo de cultura pop muy atractivo.
Poco después de que sus fotos comenzaran a aparecer, la actriz británica Jameela Jamil, decretó: “Ha nacido una estrella”. Jonathan Van Ness, una de las estrellas del programa “Queer Eye”, sugirió que la próxima temporada “debería estar dedicada exclusivamente a Luigi Mangione, ¿no?”. Luego agregó: “No tocaría esos hermosos rizos. Bueno, tal vez solo los refrescaría. Pero las cejas, nunca las tocaría”.
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¿Qué dice de nosotros?
Aunque Ted Cruz lo haya catalogado de “izquierdista con una enfermedad mental”, existe una posibilidad real de que antes de cometer este crimen, Luigi fuera un tipo normal que odiaba a ambos partidos y que odiaba el hecho de que Estados Unidos tuviera todo menos acceso general a la salud. El hecho de que sus motivaciones no fueran políticas podría ser el descubrimiento más aterrador hasta ahora para una nación tan adicta al partidismo que no puede comprender por qué alguien podría arremeter contra el propio sistema.
Este caso llega a ser aún más sorprendente en el panorama más dividido de Estados Unidos que hemos conocido en mucho tiempo. En una época en la que las divisiones y las diferencias parecen relucir más que nunca, el caso de Luigi Mangione contra United Healthcare muestra que, más allá del partidismo, los norteamericanos parecen estar de acuerdo en una cosa: su rencor por las aseguradoras.
Y es que en esto descansa el hecho de que tantos se hayan sentido identificados con Luigi: que más allá de por quién hayan votado o a quiénes sigan en sus redes sociales, el resentimiento es, claramente, generalizado. Si bien algunos tienen preferencias muy claras, todos resentimos al sistema por no permitir que cosas básicas como salud, vivienda digna y acceso a la salud sean cosas que no nos llevan a la bancarrota o cosas que tenemos que pasar toda nuestra vida intentando alcanzar.
Y si en un país de supuesto “primer mundo” vemos estas reacciones ante un crimen de esta índole, ¿qué podemos esperar para los lugares donde hay menos acceso a derechos básicos?
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