Terminar relaciones con un amigo es un proceso doloroso y difícil que genera un duelo importante en nuestras vidas. Sin embargo, no existe una cultura que nos enseñe a lidiar con ello o cómo sobrellevarlo. Existen cientos de libros, podcasts, películas y material que nos ayudan a procesar y entender el fin de nuestras relaciones amorosas, pero en el caso de las amistades la realidad es muy diferente.
La complejidad que no vemos
La ruptura de una amistad puede dejar a ambas partes a la deriva, y la persona con la que cada uno de los amigos normalmente compartiría sus sentimientos más profundos ya no está ahí para ayudarlos a procesar el dolor.
Si tantos de nosotros sufrimos estas rupturas estando solos, tal vez sea hora de empezar a hablar de ellas más abiertamente, de tratarlas como las pérdidas importantes que son y de pedir el mismo nivel de apoyo que esperaríamos de nuestro círculo en torno al final de una relación romántica.
Para que las rupturas de amistades se traten con el respeto y el cuidado que necesitamos, primero tenemos que reconocer la importancia de las relaciones en sí mismas, antes de que terminen, y dejar de tratar nuestras amistades más significativas y formativas como si fueran inherentemente menos importantes que las relaciones románticas.
Existe una noción extremadamente patriarcal en el hecho que no podamos reconocer la importancia que tiene una ruptura amistosa. Esto se debe a lo mucho que se nos enseña a hacer que nuestras vidas giren alrededor de las relaciones amorosas y, a través de ello, que deriven también en una vida que gira alrededor de la familia nuclear.
Pero tal vez también se deba a que no existen los mismos marcadores claros de una amistad significativa: no existe la trayectoria tradicional de salir con alguien, irse a vivir juntos y casarse (y mucho menos una boda, una gran fiesta en la que proclaman su amor mutuo), o incluso una conversación equivalente que marque el paso de una relación casual a una relación “oficial”.
De manera similar, tampoco suele haber una conversación “oficial” de ruptura que marque el final de una amistad, y sin ese final definitivo, es más difícil construir el tipo de rituales de regodeo y reconstrucción que tenemos que usar para facilitar el uso hasta el final de un romance.
Y a pesar de que los hombres también pueden tener enormes pérdidas en sus vidas por desdeñar sus amistades, son las mujeres las que pierden más en esta historia (otra vez). Esto se debe a que las amistades entre mujeres suelen ser más íntimas y amorosas, por lo que perder estos vínculos representa una vida que se reduce todavía más al único rol de madre/esposa y no deja espacio para nada más. Las amistades son una herramienta importante para poder conservar un espacio para existir fuera de los roles de servicio de las mujeres, y es por eso que es tan negativo el terminar por perderlos.
El género también influye en lo que esperamos de nuestras amistades y por qué pueden terminar.
Las encuestas realizadas a adultos estadounidenses revelan que la mayoría (66%) dice que todos o la mayoría de sus amigos cercanos son del mismo género que ellos, aunque las mujeres son más propensas a decir esto que los hombres (71% frente a 61%). En la escuela secundaria, la amistad entre las niñas tiende a intensificarse en torno al apoyo psicológico y la cercanía, mientras que las amistades entre los niños tienden a basarse en aspectos recreativos.
Otra gran diferencia de género es la forma en que se forman las amistades: en parejas o en grupos. Las mujeres suelen tener múltiples amistades cercanas uno a uno. Los amigos hombres tienden a tener una red más densa, donde todos sus amigos son amigos entre ellos. Como tienden a ser amigos en grupos, el mantenimiento de la amistad puede ser muy diferente para los hombres, mientras que a las mujeres les toma más energía mantener amistades individuales.
El fin de una era
Las investigaciones sobre resolución de conflictos sugieren que las mujeres tardan más que los hombres en reconciliarse con sus amigos después de una discusión y que el enojo que sienten tarda más en disiparse. Esto también se debe a que las mujeres suelen tener a sus amistades en un estándar más alto de lealtad y atención. Las razones por las que terminan las amistades también pueden diferir entre hombres y mujeres.
En relación a los métodos de “separación”, existen varios. Algunos se centran en una discusión que da lugar a que ambas personas decidan que no quieren continuar con la amistad. En otros casos el contacto simplemente se extingue.
A pesar de que el caso de la ruptura explícita pueda ser más claro para las partes involucradas, también hace que sea menos probable el poder reconciliarse después. Independientemente de cuál de las dos sea, el dolor puede ser enorme y aún más traumático que el de una relación amorosa.
Es por eso que debemos de enfatizar el valor de las amistades en nuestras vidas y entender el daño que puede llegar a generarnos cuando terminan. Debemos valorizar el papel de las amistades en nuestras vidas y reevaluar el tiempo y la prioridad que les dedicamos, y cómo esto quizá puede evitar una futura ruptura.
No debemos de dejar que una amistad se termine para darnos cuenta de su valor en nuestras vidas.
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