En “El caballero de la rosa”, de Hugo von Hofmannsthal se menciona que “El tiempo es una cosa singular, cuando nuestra vida pasa sin más, es una pura nada, y de pronto sólo lo sentimos a él”.
El tiempo es ciertamente un concepto enigmático y a la vez inescapable para los seres humanos, y a pesar de que solemos estar sedientos por más tiempo (para dormir, para estar con nuestros seres queridos, para terminar nuestras tareas o simplemente para seguir viviendo) estamos constantemente obsesionados con eliminar cualquier rastro del excedente de tiempo que tanto deseamos. Queremos vivir más y disfrutar más pero sin que nuestra apariencia nos delate.
Y a pesar de lo ilógica que es esta premisa, hemos encontrado maneras no solo de hacerlo realidad sino de generar una constante presión social para sumarse al movimiento de la persecución de lo contradictorio.
A pesar del avance que la sociedad ha hecho en relación a la aceptación de los cuerpos imperfectos (normales) y diversos, parece que seguimos profundamente estancados en satanizar cualquier señal de envejecimiento en el rostro de las mujeres. La obsesión con permanecer eternamente joven solía relacionarse más con las mujeres aproximadamente alrededor de los 30s o 40s en adelante (es decir, ya entrada la adultez).
Sin embargo, hoy en día observamos un fenómeno todavía más desesperado por no envejecer pero que se extiende incluso hasta las niñas pequeñas que ni siquiera han alcanzado la adolescencia. Esto es evidente en el boom del skincare antiedad y los Sephora kids, pero se ha vuelto todavía más intenso en la popularidad de los tratamientos antiedad como el botox, o, en este caso, el baby botox.
¿Qué es el baby botox?
Al igual que el botox, el baby botox implica inyecciones de un paralizante muscular. La diferencia es que el baby botox es proactivo en lugar de reactivo: si se administra por primera vez en la juventud y se repite cada pocos meses durante el resto de la vida, el baby botox puede evitar la formación de arrugas. Se lo conoce como «baby botox» porque el proceso utiliza dosis más pequeñas de lo normal, lo que da como resultado un efecto de apariencia relativamente natural en lugar del aspecto excesivamente rígido asociado al botox, y generalmente las personas que lo reciben son jóvenes, e incluso es buscado por adolescentes.
Recientemente este procedimiento se ha vuelto más común. La cantidad de personas en sus 20s (en su mayoría mujeres) que se aplicaron bótox y otros productos inyectables similares aumentó un 71% entre 2019 y 2022, según la Sociedad Estadounidense de Cirujanos Plásticos. El procedimiento es especialmente popular entre las mujeres millennials y de la Gen Z que viven en grandes metrópolis y tienen una situación financiera privilegiada.
El objetivo del baby botox es el mismo que prácticamente todos los productos de skincare: retrasar los signos del envejecimiento. En la creciente obsesión con el cuidado de la piel, las personas empiezan a aplicar productos a más temprana edad que nunca. El baby botox es la culminación de todos estos impulsos, llevados al extremo funcional. No es sólo un intento de retrasar los signos del envejecimiento, sino que pretende detenerlos por completo.
Todo rostro que se mueve acaba formando arrugas, estas son llamadas arrugas dinámicas ya que aparecen sólo cuando el rostro está en movimiento, pero con suficiente repetición y tiempo acaban formando arrugas estáticas, que persisten incluso cuando el rostro está en reposo. Desde que el bótox se aprobó por primera vez como tratamiento, en 1989, se ha utilizado en gran medida para suavizar la apariencia de las arrugas dinámicas (no puede hacer mucho por las estáticas).
El botox y las redes sociales
En TikTok, el hashtag #botox ha acumulado 1,3 millones de publicaciones. Algunas de ellas son de creadores en sus 20s e incluso se han vuelto virales por parecer mucho mayores de lo que son en realidad, gracias al exceso de bótox, rellenos y otros tratamientos cosméticos.
La locura por el bótox de la generación Z no se limita solo a las redes sociales. Según una encuesta de 2022 de la Academia Estadounidense de Cirugía Plástica y Reconstructiva Facial, cerca del 75% de los cirujanos plásticos faciales informaron de un aumento en la cantidad de pacientes que han visto menores de 30 que solicitan cirugía estética o inyecciones.
Sin embargo, la gente se está aplicando bótox incluso a una edad cada vez más temprana. La cantidad de estadounidenses de 19 años o menos que recibieron inyecciones de bótox o productos similares aumentó un 75% entre 2019 y 2022, y luego volvió a aumentar en 2023.
Y lo peor de esto es que el botox no tiene el mismo efecto en las pieles adolescentes o de las personas de menos de 25 años ya que su piel todavía es tan rica en colágeno que no formará arrugas sin importar cuánto se mueva. Sin embargo, esto no impide que algunas personas lo administren, incluso a adolescentes de menos de 18 años, probablemente inspirados por verlo en múltiples creadores de contenido en TikTok.
Esta tendencia deja a las mujeres entre la espada y la pared: ya que si no lo hacen, son castigadas por envejecer de manera natural, mientras que si sí lo hacen, son tachadas como frívolas, especialmente si el tratamiento sale mal (que pasa muchas veces).
De manera que, al mismo tiempo que no deberíamos juzgar a las mujeres que deciden aplicarse estos tratamientos (y sí criticar al sistema que las orilló a pensar que tenían que hacerlo) sí deberíamos dejar de normalizar su abuso y generalización de la presión que crean entre las mujeres. Sobra decir que envejecer es probablemente el proceso más humano que existe, y en el caso de los hombres es así como se toma. Solo adoptamos esta tendencia esclavizante en el caso de las mujeres, y es tiempo de que renunciemos a esta esclavitud.
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