A pesar de que los últimos años han dejado ver una liberación de los roles tradicionales de género (y las obligaciones que implican) que en una buena parte ha estado protagonizada por la Gen Z. Hoy en día incluso se considera que las mujeres entre 18 y 24 años son el grupo más liberal de toda la historia, lo cual explica esta ruptura con los patrones tradicionales.
Sin embargo, a pesar del meritorio esfuerzo que las mujeres jóvenes han hecho por romper con muchos de los patrones que esclavizaron a las mujeres que vinieron antes de ellas (por ejemplo la constante necesidad de usar ropa y calzado incómodos por “verse” bien) parece ser que hay uno del que siguen sin poder escapar: la obsesión con la piel y el envejecimiento.
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La Gen Z y el skincare
Las generaciones más jóvenes son conocidas por compartir sus amplios hábitos de cuidado de la piel en línea, particularmente en TikTok. La Gen Z, aquellos nacidos entre mediados de la década de 1990 y principios de la década de 2010, y la generación que les sigue, conocida como Generación Alfa, parecen estar obsesionados con tratar de detener los efectos del envejecimiento del tiempo. Incluso niños de tan solo 10 años presionan a sus padres para que les compren productos antiedad costosos. Al mismo tiempo los adolescentes mayores o aquellos en el indio de sus 20s están entrando en deudas por adquirir tantos productos costosos
Una de las principales razones detrás del gasto en belleza de la Generación Z es la enorme influencia de las redes sociales. Plataformas como Instagram, TikTok y YouTube son minas de oro para que las marcas de belleza y los influencers lleguen a los consumidores jóvenes. Una encuesta hecha por la plataforma Statista en 2023 descubrió que el 83% de las mujeres de la Generación Z compraron productos de belleza en línea porque los creadores de contenido los recomendaron en TikTok. De hecho, el 53% de la Generación Z recurre a TikTok para inspirarse en temas de belleza.
Estas plataformas están repletas de tutoriales, reseñas de productos y desafíos de belleza, todos diseñados para captar la atención de la Generación Z, a un costo muy alto. Por ejemplo, la línea de cuidado de la piel de Kim Kardashian, SKKN, puede costar más de $600 USD. La exposición constante a imágenes y videos perfectamente seleccionados crea una versión idealizada de la belleza, lo que hace que parezca que es necesario derrochar en productos de belleza para alcanzar esos estándares.
Una de las partes más oscuras de esta dinámica comercial es el hecho de que esto esté sucediendo justo a través de TikTok. Esto se debe específicamente a que la aplicación de TikTok cuenta (de manera estándar) con un filtro que matifica la piel y disminuye la apariencia de imperfecciones. Y el uso de este filtro es tan común que la aplicación no advierte que las imágenes que se están viendo tienen este filtro. Y las generaciones más jóvenes son aún más vulnerables para creer que la piel de las personas que ven en la plataforma se ve igual en la vida real.
El rol de los influencers
Por otro lado también hemos presenciado el auge de los influencers de belleza que constantemente promocionan una gama de productos a sus seguidores. Estos influencers, que a menudo reciben pagos o productos gratuitos de las marcas, normalizan la idea de que se necesita una amplia colección de productos de belleza para tener una piel impecable o un aspecto perfecto. Esto puede hacer que los adolescentes que los ven sientan que necesitan comprar estos productos para mantenerse al día con las tendencias e imitar a los influencers que admira.
La presión social también juega un papel importante en el gasto en belleza de la generación Z. Esta generación está creciendo en un mundo donde la apariencia está estrechamente vinculada al éxito y la aceptación social, a pesar de los esfuerzos que se han hecho para distanciarse de este pensamiento.
La presión para lucir de cierta manera no es nueva, pero se ha intensificado con las redes sociales.De alguna manera parece que todas las obsesiones que las mujeres millennials tenían durante la década de los 90s y 2000s por tener el cuerpo delgado perfecto se trasladó a tener la piel perfecta. Y es que, al igual que el «cuerpo perfecto» la piel perfecta también es inalcanzable, independientemente de cuántos productos usemos y cuánto nos endeudemos. La piel naturalmente tiene textura, pigmentación e imperfecciones, y aunque podamos controlarlas hasta cierto punto, siempre habrá factores genéticos y externos que terminen afectándola.
También es importante recordar que estas plataformas están creadas para vender y para ser altamente adictivas, por lo que es importante supervisar y controlar el contenido al que se exponen los niños, especialmente aquellos menores de edad. El no supervisar una posible obsesión con la apariencia puede tener consecuencias importantes, desde el uso indebido de productos antiedad en pieles jóvenes hasta cuadros relevantes de depresión y ansiedad causados por la constante sensación de insuficiencia. Aunque la adolescencia demande independencia y autonomía, nunca ha sido más importante acompañar a los jóvenes en su consumo.
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