Entendiendo la violencia obstétrica

Entendiendo la violencia obstétrica

En sus experiencias con los servicios de salud, las mujeres pueden experimentar diferentes tipos de maltrato y discriminación. Uno de los más importantes es la violencia obstétrica. A lo largo de su embarazo, la mujer necesita atención médica de calidad y apoyo digno para ayudarla a atravesar esta intensa experiencia. Si bien esto puede sonar obvio, la evidencia muestra que hay muchos casos en los que a las mujeres no solo se les niega el acceso a atención médica de buena calidad, sino que también son tratadas de manera inhumana por los proveedores de servicios.

 

¿Qué es la violencia obstétrica?

La violencia obstétrica es un tipo específico de violación de los derechos de las mujeres, incluidos los derechos a la igualdad, a la no discriminación, a la información, a la integridad, a la salud y a la autonomía reproductiva. Ocurre tanto en la práctica médica pública como privada durante la atención médica relacionada con el embarazo, el parto y el posparto y es un contexto multifactorial de violencia institucional y de género.

 

La violencia obstétrica ocurre en una intersección entre la violencia institucional y la violencia contra las mujeres durante el embarazo, el parto y el posparto y ocurre tanto en la práctica médica pública como privada. Para miles de mujeres, el embarazo es un periodo asociado con el sufrimiento, las humillaciones, la mala salud e incluso la muerte.

 

La violencia obstétrica se puede manifestar de las siguientes maneras: la negación de tratamiento, la indiferencia hacia las necesidades y el dolor de la mujer, humillaciones verbales, prácticas invasivas, violencia física, uso innecesario de medicamentos, intervención médica forzada, detención en instalaciones por falta de pago, trato deshumanizante o grosero y discriminación o humillación por motivos de raza, origen étnico o económico, edad, estado serológico, no conformidad con el género, entre otros.

 

Detectando la violencia obstétrica

Lamentablemente, la violencia obstétrica es un tipo de violencia contra la mujer que a menudo se pasa por alto. La falta de información sobre el tema complica el diseño de políticas públicas para prevenirlo y erradicarlo. Sin embargo, la evidencia emergente a nivel mundial muestra que las mujeres en el parto están siendo sometidas a diversos grados de maltrato, desde la falta de respeto sutil a su autonomía hasta el abuso directo.

 

Los malos tratos y los abusos alejan a las mujeres de los sistemas de atención de salud formales por temor a ser sometidas a este tipo de violencia y, en ocasiones, pueden ser un factor disuasorio más poderoso que los obstáculos geográficos o financieros. Uno de los factores más importantes de la violencia obstétrica es que, a diferencia de lo que se podría pensar, no distingue de clase. Es verdad que las mujeres de niveles socioeconómicos más altos pueden tener más herramientas como saber cómo denunciar el abuso o  

 

Los malos tratos y los abusos de los derechos humanos de las mujeres en el trabajo de parto no solo se manifiestan en la negación de servicios, sino también en que las mujeres suelen ser coaccionadas a aceptar ciertos procedimientos médicos que de otro modo hubieran preferido evitar. Una nueva declaración de la Organización Mundial de la Salud subraya la importancia de centrarse en las necesidades de la paciente, caso por caso, y desalienta la práctica de apuntar a «tasas objetivo».

 

Según la OMS, las tasas de cesáreas superiores al 10% no se asocian con reducciones en las tasas de mortalidad materna y neonatal. Más bien al contrario, se destaca cómo las cesáreas pueden causar complicaciones significativas, discapacidad o muerte, en particular en entornos que carecen de las instalaciones para realizar cirugías seguras o tratar posibles complicaciones.

 

Otros patrones de violencia obstétrica identificados han sido el abuso de la medicalización y la patologización de los procesos naturales del parto. Las mujeres indígenas y las mujeres que viven en zonas rurales son particularmente vulnerables a este tipo de violencia obstétrica.

 

En el caso de México, entre 2009 y 2012 la Comisión Nacional de los Derechos Humanos recibió 122 denuncias relacionadas con la violencia obstétrica. Debido a estas denuncias, el gobierno ha añadido recientemente la “violencia obstétrica” a la “Ley General del Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia”. A una mujer de etnia mazateca el personal sanitario le negó atención médica y la obligaron a dar a luz en un césped frente al centro de salud en Oaxaca. Todo ha indicado que este no es un caso único y que más nacimientos ocurren en las inmediaciones de los centros de salud en Oaxaca debido a la falta de atención a las mujeres indígenas en labor de parto.

 

Es imperativo generar mayor conciencia sobre la violencia obstétrica y darle a las mujeres los recursos no solo para acceder a atención de calidad sino para sentirse cómodas y apoyadas para poder denunciar los malos tratos. Al mismo tiempo es necesario generar estándares de calidad y humanidad con las pacientes al frente para asegurar que toda la atención médica que las mujeres reciben en ámbitos públicos o privados priorice sus voluntades y su bienestar físico y mental.

 

También te puede interesar: Representación indígena por el medio ambiente

Deja un comentario

NOTICIAS RELACIONADAS