La boda Ambani: ¿ostentación o amor?

La boda Ambani: ¿ostentación o amor?

La boda más esperada del año en India llegó a su fin el domingo después de una celebración de tres días (pero con celebraciones previas que se remontan a meses atrás) repleta de celebridades en la que incluso llegó el primer ministro del país, Narendra Modi, para bendecir a la joven pareja. Se trata de la boda Ambani, en la que contrajeron matrimonio el heredero multimillonario Anant Ambani y Radhika Merchant. Desde que las celebraciones iniciaron, el contenido relacionado a esta boda se ha ido haciendo viral en redes sociales, empezando por las ceremonias previas con Rihanna y Justin Bieber, respectivamente. Se estima que solo en estas presentaciones la pareja invirtió más de 16 millones de dólares.

 

La boda tuvo lugar el fin de semana pasado en Mumbai en una lujosa ceremonia a la que asistieron Kim y Khloé Kardashian, Tony Blair, John Kerry, Priyanka Chopra, Boris Johnson, John Cena, entre otros. Las festividades del fin de semana concluyeron el domingo con una recepción extravagante, o “Mangal Utsav” (festival de la dicha). La boda contó con presentaciones de Luis Fonsi, K´naan, Rema, entre otros. Aunque no se sabe la cifra exacta del costo total de la boda, se estima que la cifra ronda los 600 millones de dólares

El Centro de Convenciones Jio World, propiedad de la familia Ambani, con capacidad para 16,000 personas, que albergó eventos de bodas durante todo el fin de semana, se transformó en una versión en miniatura de la ciudad sagrada india de Varanasi, con instalaciones florales y decorados extravagantes adornados con oro y plata.

La pareja se sometió a múltiples cambios de vestimenta a lo largo de la fiesta de tres días, apareciendo con una sucesión de piezas intrincadas y hechas a medida que celebraban la herencia y la cultura del país. La novia usó trajes hechos a mano por diseñadores indios e internacionales como Dolce Gabbana.

La familia Ambani

La familia propietaria de la corporación privada más grande de la India, Reliance Industries, aparentemente no reparó en gastos. Fundado por el abuelo de Anant, el conglomerado ahora está dirigido por su padre Mukesh, cuyo valor supera los 122,000 millones de dólares. La empresa se describe como un conglomerado multinacional indio con sede en Mumbai cuyos negocios incluyen energía, petroquímicos, gas natural, comercio minorista, entretenimiento, telecomunicaciones, medios de comunicación y textiles.

 

El padre de Anant es considerado el hombre más rico de India. Tiene tres hijos hombres, de los cuales Anant es el más joven. Su ahora esposa, Radhika Merchant, es una bailarina clásica india y parte de la junta directiva de la compañía farmacéutica Encore Healthcare. Es hija de Viren Merchant, director ejecutivo (CEO) de Encore Healthcare, y Shaila Merchant, directora de la empresa.


A pesar de que Radhika y su familia también son considerablemente ricos, parece ser que la mayor parte de la inversión en la boda vino de la familia Ambani. La madre de Anant -Nita Ambani- fue quien supervisó e imprimió su visión en las festividades de la boda.

 

La ostentación y la desigualdad

Es difícil observar los múltiples TikToks y posts de Instagram de esta boda y no pensar que las celebraciones fueron demasiado ostentosas, incluso en una cultura que se distingue por la desigualdad social y la ostentación en eventos de este tipo. Y no solo es el hecho que la pareja y la familia hayan querido mostrarle al mundo su riqueza a través de la boda, sino los canales que utilizaron. Ya que, a pesar de que las familias ya cuentan con un sinfín de recursos financieros y poderes fácticos, parece que utilizaron este extravagante canal para penetrar la cultura mainstream, las redes sociales y el mundo de las celebridades de Occidente. 

 

De manera que, a pesar de que todas estas personas no parecían requerir ninguna confirmación de que eran ricos, parecieron hacer todo tipo de esfuerzos para que el mundo entero -literalmente- lo supiera. Incluso se dice que las hermanas Kardashian fueron a la boda para grabar un capítulo de su reality show, decisión que probablemente no fue tomada por casualidad.

 

Y a pesar de que esto no excluye necesariamente que la pareja tuviera intenciones nobles de celebrar su amor acompañados de su familia y amigos, resta saber si realmente era necesario gastar 600 millones de dólares y tener 2000 invitados para hacerlo.

 

Y si bien este evento hubiera podido ser mal visto en cualquier país o cultura, quizá contrasta todavía más en un país como India, uno de los países con mayor desigualdad y sobrepoblación en el mundo, en el que e 10% de la población india posee el 77% de la riqueza nacional total. Según Oxfam, el 73% de la riqueza generada en 2017 fue para el 1% más rico, mientras que *670 millones de indios que componen la mitad más pobre de la población vieron solo un aumento del 1% en su riqueza.

 

Hay 119 multimillonarios en la India. Su número ha aumentado de solo 9 en el año 2000 a 101 en 2017. Las fortunas de los multimillonarios aumentaron casi diez veces en una década y su riqueza total es mayor que todo el presupuesto de la India para el año fiscal 2018-19, que fue de 24422 mil millones de INR (indian rupees).

 

Al mismo tiempo, muchos indios comunes y corrientes no pueden acceder a la atención sanitaria que necesitan. Se estima que 63 millones de ellos caen cada año en la pobreza debido a los costes sanitarios: esto equivale a casi dos personas por segundo.

 

Y aunque son las condiciones del país que permiten este tipo de desigualdad (que puedan coexistir en el mismo lugar personas que no tienen dinero para comer y otras que gastan cientos de millones de dólares en una boda) las personas también tienen responsabilidad en ellos.

 

Y a pesar de que la desigualdad es un mal que múltiples países sufren, cuesta trabajo creer cómo es que personas cómo estas hacen un esfuerzo tan grande para demostrar ante miles de personas que no conocen que, efectivamente, son millonarios. Si bien estas personas tienen poco en común con la mayoría de la población, quizá al final del día comparten lo que otros millones de personas (aunque en mucho menor escala) también viven: la desesperada necesidad de aprobación de los demás a través de los bienes materiales.

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