Es difícil pensar en una celebridad que haya estado tan presente en las redes sociales, la industria de la moda y el entretenimiento como Kim Kardashian. Desde comenzar por hacerse popular por ser amiga de Paris Hilton y su sex tape filtrado, la realidad es que, a pesar de que no ha destacado por algún talento como saber cantar o actuar (como suele suceder con las personas más famosas), e incluso muchos suelen referirse a ella como alguien que “es famosa por ser famosa”, hoy en día es una de las mujeres más influyentes del mundo, independientemente de cómo llegó a dónde está ahora.
Los claroscuros de la influencia de Kim K
Con su innegable influencia, Kim Kardashian ha dejado su huella en la cultura popular, especialmente en términos de imagen corporal. A través de la exhibición de su cuerpo curvilíneo y su elección de ropa reveladora, no sólo parecía estar desafiado los estándares de belleza tradicionales, sino que también ha empoderado a más personas para abrazar y celebrar sus propios cuerpos únicos.
Sin embargo, mientras Kim Kardashian amplía la representación de los cuerpos de las mujeres en los medios, también establece estándares de belleza poco realistas que no se pueden alcanzar de forma natural. La pregunta entonces es: ¿Kim Kardashian ha tenido un impacto positivo en las normas establecidas o ha empeorado la imagen corporal de las mujeres y mientras establece expectativas poco realistas?
Quizá una de los aspectos más problemáticos de Kim (el cual se extiende también al resto de sus hermanas que siguieron sus pasos) es su complicada relación con la cirugía plástica. Y por complicada no queremos decir que el hecho de realizarse una cirugía estética sea malo, sino el hacer numerosos y complejos procesos para perfeccionar la imagen personal y constantemente negarlos en público. En gran parte de aquí proviene la aparente fascinación con la idea de ser “naturalmente perfecta” y por consiguiente la exigencia absurda de la sociedad para que las mujeres encajen en los estándares de belleza inalcanzables sin que sea bien visto el hacer nada para alcanzarlos.

Al mismo tiempo, Kim Kardashian se ha mantenido a flote a pesar de una serie de altibajos dentro de la industria del entretenimiento en relación a su apariencia. Kim enfrentó muchas críticas por el peso que ganó durante su embarazo. En la sociedad heteronormativa en la que vivimos, las mujeres son vistas como indeseables durante y después de sus embarazos y sus cuerpos naturalmente cambiantes ya no son vistos como aceptables. Al estar embarazada de su primera hija North, Kim rompió paradigmas al asistir al Met Gala mostrando que las futuras madres pueden continuar comprometiéndose con su trabajo sin esconderse y tener confianza al hacerlo.

La cuestión étnica
A pesar de que Kim y su familia son de ascendencia armenia, tanto Kim como su familia han sido fuertemente criticadas por apropiación cultural en torno a la etnia afroamericana en Estados Unidos. Con esto queremos decir que ha intentado beneficiarse simbólica y económicamente de esta etnia sin incorporar sus luchas, la discriminación que los rodea y, evidentemente, sin pertenecer a esta comunidad. En febrero de 2022 apareció en la portada de la revista Vogue junto con un extenso reportaje sobre su vida post divorcio.
Si bien la entrevista se centra principalmente en el viaje de la empresaria hacia la autoconciencia y la búsqueda de la felicidad, los usuarios de las redes sociales notaron una marcada similitud entre la sesión de portada e imágenes pasadas de mujeres negras como Beyoncé, Nina Simone y Naomi Campbell. Y esto se ha repetido no solo en esta sesión de fotos sino en el estilo que ha incorporado en general.
¿Víctima o perpetradora?
La realidad es que Kim Kardashian no es más que un producto de la cultura tóxica de la cual ella es una de las pruebas más grandes. Toda su carrera, desde sus primeras apariciones en público, es una prueba de las expectativas inalcanzables de belleza que se le imponen a las mujeres y del enorme escrutinio y sexualización que una mujer puede vivir dentro de la industria del entretenimiento. De alguna manera parece que Kim prefirió aceptar y aguantar estas condiciones solo para lograr hacerse de un nombre en la industria. No obstante, ella no ha sido alguien que necesariamente haya querido hacer de la industria un lugar mejor para las que vinieron después.
Una de las ironías más grandes es que, conforme comenzó a intentar a hacerse de una carrera más formal que no consistiera únicamente de comercializar su cuerpo, fue el momento cultural de empoderamiento femenino que le dio oportunidad de serlo. Fue el hecho de que logró hacer su carrera en una época que comenzamos a darle las mujeres la oportunidad de ser multifacéticas, en la que una modelo puede ser también una empresaria seria y el hecho de que suba fotos de su cuerpo desnudo no debería hacernos pensar que es menos capaz en su trabajo.
Sin embargo, a pesar de que Kim hoy sea tomada en serio como una figura influyente en la cultura, no ha intentado necesariamente ser parte del cambio. Al día de hoy sigue hablando abiertamente de las dietas extremas que hace para caber en vestidos (una de las más relevantes fue en el Met Gala 2022) y continúa queriendo dar la impresión de que no ha tenido procedimientos estéticos que han alterado mucho su cuerpo o su rostro. Si Kim alguna vez fue una víctima de las condiciones limitantes que le pusieron, hoy de alguna forma es ella quien delimita nuevos estándares inalcanzables de belleza. Y todo el sufrimiento que eso implica para millones de mujeres.
La realidad es que Kim Kardashian, a pesar de su gigantesco estatus actual, no es más que un ser humano falible como el resto de nosotros. Alguien que quizá ha vivido tan dependiente de su valor por su belleza que hoy no es capaz de desafiar al mismo sistema que la esclavizó a ella. Incluso cuando sea equivocado de su parte no hacerlo.
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