Ni monstruo, ni genio: feminicida serial

Ni monstruo, ni genio: feminicida serial
Ni monstruo, ni genio: feminicida serial

Desafortunadamente en México estamos acostumbrados a enmarcar las noticias sobre violencia de género de una manera que acabamos poniendo la culpa en las víctimas y no en el victimario. Normalmente en estos casos se hace hincapié en detalles irrelevantes como lo que trae puesta la víctima, si estaba sola, si estaba en algún lugar “peligroso”, si estaba bebiendo, si le había estado demostrando “simpatía” al hombre en cuestión, etc.  

Todo esto para quitarle una parte de la culpa al que verdaderamente la merece: el agresor. Lamentablemente, dentro del horripilante caso del feminicida serial de Iztacalco se ha hecho más prominente dentro de la cobertura hablar de sus supuestas cualidades como individuo (que si había viajado, que si tenía una carrera, que si era defensor de los animales, etc) en lugar de admitir que es solamente un producto del terrible entorno que hemos construído en relación a la violencia contra las mujeres. Uno en donde la violencia rampante contra las mujeres encontró un suelo fértil para propagarse.

Las víctimas

De acuerdo a los restos humanos encontrados en el departamento de Miguel N posterior a su captura, se estima que haya tenido alrededor de 20 víctimas. Por el momento, estas son de quiénes conocemos información:

Viviana

Entre las posibles víctimas del feminicida serial de Iztacalco, se encuentra Viviana Elizabeth Garrido Ibarra, ingeniera bioquímica industrial egresada de la UAM Iztapalapa. Ella podría ser una más de las víctimas de este feminicida.

La joven mamá de una niña, desapareció el 30 de noviembre de 2018 y fue vista por última vez en la entrada del metro Ermita. Sus familiares siguen luchando por justicia y la esperanza de encontrarla con vida.

Hasta ahora solo una denuncia anónima en redes sociales indica que Viviana era su amiga y excompañera de trabajo cuando ambos trabajaban como químicos en un laboratorio ubicado en calles de la colonia Granjas México en la alcaldía Iztacalco. 

Frida Sofía

La joven de 22 años, quien supuestamente era pareja de Miguel, desapareció el 7 de febrero de 2015 en la colonia Granjas México. Hasta ahora este es el registro más antiguo de sus víctimas que se tiene. Según una ficha de búsqueda emitida por la FGJ, la joven fue vista por última vez en la calle Hortaliza, a unas calles de donde se ubica el departamento del feminicida.

Según lo que se muestra en redes sociales, Frida Lima Rivera fue pareja del feminicida, incluso se decía que estaban comprometidos, hasta que desapareció en 2015.

María José

María José Castillo Calles, de 17 años fue violada por Miguel N dentro de su propia casa, antes de ser asesinada por él con un cuchillo. María José vivía en el mismo edificio que el feminicida y éste esperó a que estuviera sola para entrar a su casa sin tener que forzar la cerradura pues tenía una llave (hasta ahora no se sabe cómo la obtuvo). Su mamá volvió poco después y al oír los gritos de su hija intentó ayudarla. Posteriormente Miguel la atacó a ella también y actualmente se encuentra en estado grave en el hospital debido a estas lesiones.

Al igual que los familiares de Viviana, los de Frida Sofía también se acercaron a la fiscalía como parte de las investigaciones, para tratar de determinar si hay restos humanos que pertenecen a estas mujeres.

Un producto de la sociedad 

A través de la literatura y la industria del entretenimiento ha enmarcado a los asesinos seriales como figuras interesantes e incluso atractivas. Los ha mostrado tanto en su versión de víctimas (siendo éstos producto de un entorno traumático de rechazo, disfunción y/o sufrimiento) como en su versión de seres humanos que existen más allá de sus crímenes y pueden ser inteligentes y hasta carismáticos. 

Aunado a esto, el hecho de que en series famosas como Conversaciones con asesinos: Las cintas de Ted Bundy y Dahmer: monstruo, la historia de Jeffrey Dahmer estén protagonizadas por actores atractivos como Zac Efron (Bundy) y Evan Peters (Dahmer) quienes además tienen carreras con una huella positiva en la industria, no ayuda a poder separar el personaje de la narrativa en la que está siendo encuadrado.

 

 

Es sumamente importante recordar que los asesinos seriales (a pesar de que muchos de ellos padecen alteraciones psicológicas y/o neurológicas importantes) no son monstruos, depredadores o cualquier palabra que podamos adjudicarles que los exima de su condición de seres humanos: son simplemente hijos del patriarcado. Un producto de la cultura en la que crecieron y de la violencia que aprendieron a normalizar, ya sea consciente o inconscientemente.

Disparidad de género en el miedo: miedo al rechazo vs miedo a la agresión y la violencia

En 2008, conversando sobre su libro The Gift of Fear -que trata sobre el valor de escuchar la intuición ante encuentros de mujeres con hombres que terminan siendo agresores sexuales- el especialista en seguridad Gavin de Becker fue entrevistado por Oprah. 

En la entrevista comentó sobre la disparidad en las interacciones entre hombres y mujeres. Dijo que el miedo más grande que los hombres suelen enfrentar al convivir con las mujeres es que se burlen de ellos. Y a su vez, el miedo más profundo que las mujeres enfrentan en las peores instancias al convivir con hombres es que las maten. Indicó que las mujeres tienen el «instinto» de ser “agradables” o mostrar simpatía ante los hombres, (y han sido socializadas a esto), porque piensan que si no lo son entonces aumentan la probabilidad de riesgo de ser violentadas. 

Esto es solo un indicio más de las mentiras que se dicen para justificar los actos de feminicidas y agresores sexuales; el hecho de pensar que existe algo que las mujeres podrían hacer que las salvaría de ser violentadas. La realidad es que eso no existe. Ni siquiera María José que estaba en su casa y solamente se quedó sola unos minutos no pudo escapar a la violencia de un feminicida que cree que es intocable debido a la impunidad que se ha criado y que ha vivido en su vida como asesino.

La triste y preocupante realidad es que feminicidas como éste no son las mentes brillantes y los personajes complejos que vemos en Netflix: son personas normales expuestas a la violencia que este país ha normalizado una y otra vez durante años. 

La impunidad y falta de investigación en México

A pesar de las declaraciones de políticas como Claudia Sheinbaum, en México el 88.6% de los feminicidios quedan impunes. Esto es culpa de las autoridades que saben que la violencia feminicida es rampante y no hacen nada para resolverlo. Y de una cultura machista en donde desde las autoridades hasta amigos te pueden disuadir de levantar denuncias de violencia. 

Éste feminicida tiene un historial de por lo menos 20 víctimas: compañeras de trabajo, estudiantes, ex parejas, vecinas. Mujeres a las que las autoridades no buscaron, mujeres (y sus familias) a las que les fallaron. 

La Fiscalía de la CDMX falló por 9 largos años desde el primer feminicidio (que conocemos) de Miguel N. ¿Qué pasó con esas 20 carpetas de investigación? ¿Cómo no dieron con el único punto en común entre tantas víctimas? ¿Cómo es que 20 mujeres hayan desaparecido y la Fiscalía no haya sido capaz de dar con el culpable? ¿Cómo es que a pesar de la extensa huella digital de la violencia de Miguel N en redes sociales no hayan sido capaces de ver nada?

Estos y los cientos miles de feminicidios que suceden en México no son perpetrados por monstruos ni depredadores: son cometidos por los hombres comunes y corrientes que no ven en las mujeres a seres humanos, sino a objetos descartables para satisfacer sus necesidades. Y aparentemente tanto la cultura machista como las autoridades fungen como sus cómplices.

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