Los grandes ausentes en el debate presidencial

Los grandes ausentes en el debate presidencial

El debate presidencial del pasado domingo 7 de abril llegó con gran expectativa por diferentes razones: era el primer debate presidencial de la elección más grande que el país ha visto en su historia, en la que se elegirán 20 mil 367 cargos a nivel federal y local, incluyendo el cargo de Presidente de la República.

Además del momento político y cultural tan importante que se está viviendo en el país, esta es la primera elección en la historia que indica que la siguiente líder de Estado del país será una mujer. Al ser México uno de los países más peligrosos para ser mujer en el mundo debido a la alta tasa de feminicidios y de violencia de género, el pensar en finalmente tener una mujer presidenta podría darnos la esperanza de que finalmente habrá alguien a cargo que vea esta situación como la emergencia y desgracia que es, y finalmente le dará la atención y recursos que merece. Al igual que la violencia e injusticia que envuelve al resto de los grupos vulnerables como la comunidad LGBT+ y las minorías raciales.

Sin embargo, este debate fue una enorme decepción para todos los que esperábamos una mirada crítica y propositiva que nos hiciera ver (finalmente) a alguien que asuma liderazgo y responsabilidad ante la crisis humanitaria, social y de género que se atraviesa en este país. Sin embargo, lo que vimos fue a un grupo de personas que realmente no les interesan estos temas lo suficiente para llevarlos a la práctica, incluso aunque los utilicen como material de campaña para ganar votos.

 

 

¿Atacando el problema?

A pesar de que en el bloque “no discriminación grupos vulnerables y violencia contra las mujeres” las preguntas fueron buenas, las respuestas no lo fueron. No recibimos ninguna propuesta concreta para atender la violencia contra las personas trans incluso en medio de una de las peores situaciones de violencia contra este grupo en México durante los últimos meses. El tema de las mujeres, por ejemplo, no tuvo mucha importancia en sus agendas. El tema del aborto estuvo completamente ausente.

 

Aunque el debate impulsó temas que no solíamos ver en estos ámbitos como paternidades responsables, pago de pensiones alimenticias, violencia vicaria o cómo resolver violencia feminicida, las dos candidatas y el candidato no transmitieron ningún conocimiento profundo sobre los temas, además de compartir un número considerable de datos falsos.

 

Por ejemplo, el momento en el que el moderador realizó una pregunta enviada por la sociedad, directamente a la abanderada de Morena-PT-PVEM: “Los asesinatos de odio a la comunidad transgénero son una problemática a nivel nacional. ¿Qué acciones tomaría su gobierno para asegurar los derechos humanos de las personas trans?”.

 

Sheinbaum primero aseguró que estaba “totalmente en contra de cualquier forma de discriminación”, y amplió la pregunta para hablar de la discriminación en general, a pesar de que la pregunta era específiciamente con respecto a la comunidad. Y a pesar de que la discriminación es un problema muy grande, esto solo fue otra manera de evadir la pregunta o bien, mostrar desconocimiento sobre el tema.

 

Por otro lado, Xóchitl Gálvez propuso que la violencia de la mujer es “un cáncer” vivido por muchas mujeres y propuso atender el 100% de las llamadas de emergencia.

Al mismo tiempo hizo una ambigua propuesta al decir que se requería trabajar en la educación para que todas las personas que forman parte de las comunidades LGBT+ puedan desarrollar todos los aspectos de su vida en espacios seguros. A pesar de ello, una de las polémicas más importantes que la persigue es que el PAN tuvo la mayor cantidad de legisladores que votaron en contra de una iniciativa para prohibir las llamadas terapias de conversión.

 

A pesar de que el candidato Máynez ha sido el único que ha tenido una reunión con la comunidad LGBT+, ni él ni ninguna de las candidatas mencionó es la llamada Ley Integral Trans (impulsada desde las comunidades trans) que no solo habla sobre violencia sino también sobre educación, acceso a servicios de salud, entre otros.

 

El verdadero problema

Además de la evidente incomodidad que generaba ver a los candidatos constantemente intentando descalificarse y (repetidamente) no contestar las preguntas que les hacían los moderadores. Esto siendo a pesar de que los temas que mencionamos son, según ellos, importantes en su propuesta de gobierno. 

 

La sensación que permea es una de incluso menos convicción que antes que se sostuviera el debate (demostrando que quizá tuvo el efecto opuesto) ya que la disonancia entre nuestras necesidades y sus prioridades quedaron expuestas para todos.

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