Kate Middleton y la lucha por su humanidad

Kate Middleton y la lucha por su humanidad

La semana pasada fuimos testigos de cómo Kate Middleton, quien, después de una inmensa serie de teorías de conspiración, especulaciones y críticas, se vio obligada a compartir su diagnóstico de cáncer a través de un video.

Vivimos en una época en la que es cada vez más común que veamos personas compartiendo las partes más íntimas de su vida en redes sociales: desde partos, luchas con enfermedades profundamente dolorosas, hasta hablando abiertamente sobre detalles de su vida sexual.

A pesar de que lo que vemos en las redes sociales sigue siendo una curaduría selecta de la vida de una persona (que suele dejar fuera algunos de los detalles más difíciles) en los últimos años hemos visto una tendencia de mayor vulnerabilidad y exposición de parte de muchas personas. A pesar del impacto positivo que esta tendencia ha tenido, hemos comenzado a pensar que también las figuras públicas nos deben esta clase de sobreexposición. Incluso aquellas que no quieren.

¿Qué pasó con Kate?

El 17 de enero, el Palacio de Kensington anunció que la Princesa de Gales se había sometido a una “cirugía abdominal planificada” y pasaría de 10 a 14 días en el hospital recuperándose. En el anuncio, el palacio dijo al público que Kate se tomaría un descanso prolongado de la vida pública hasta después de la cirugía y que no reanudaría sus deberes reales normales hasta después de Pascua, el 31 de marzo.

Este mensaje no podría haber sido más claro. Kate esencialmente había pedido tiempo libre para recuperarse de lo que ahora sabemos que fue una cirugía de cáncer. Dado que su trabajo principal como miembro de la realeza es aparecer en eventos públicos, esto nos llevó a saber que no veríamos a la princesa hasta bien entrado el mes de abril.

Sin embargo, las especulaciones comenzaron a llegar poco después de eso. El hashtag #whereiskatemiddleton acumuló 91.4 millones de vistas en TikTok y Twitter también destacó por tener múltiples conspiraciones, memes, y teorías. Y éstas comenzaron a ponerse cada vez más descabelladas, comenzando por que las fotos recientes de Kate eran en realidad de una doble, llegando a decir que su esposo le había sido infiel, y hasta que estaba muerta. Tan solo por hacer lo que había dicho que iba a hacer, que era tomarse un tiempo para enfocarse en su salud.

 

 

Pidiendo privacidad en la era de las redes sociales

El público ha pasado meses elaborando teorías sobre su salud y paradero. Su voluntad y capacidad para hacerlo revela hasta qué punto la familia real británica está atrapada en una crisis existencial que ellos mismos han provocado.

Los errores de comunicación del Palacio de Kensington son reales. A pesar de que tuvieron una estrategia efectiva para comunicar el estado de salud del Rey Carlos (quien supimos que también está luchando contra el cáncer), la manera en la que se manejaron las comunicaciones sobre el estado de salud de la princesa dejaron mucho que desear. Especialmente en relación al escándalo provocado por la fotografía mal retocada del Día de las Madres, que solo sirvió para darle aún más fuerza a las ya descabelladas teorías. Esto quizá demuestra que la familia real no ha descubierto cómo manejar el panorama mediático actual, ya que tal vez en el intento de compartir más información terminan dando pie a mayor cantidad de dudas.

Al mismo tiempo, considerando cómo los tiempos están cambiando (a diferencia de la mayor parte del reinado de Elizabeth II) el público ya no sabe qué es lo que la familia real le debe (o no) a su pueblo. Y aunque Kate es una princesa, no le debe al público una descripción minuciosa de su diagnóstico, pero la creencia de que debía ser completamente transparente (incluso en una situación sumamente delicada) es la que le dio fuerza a estas teorías.

Las cuitas de la familia real

La idea de la monarquía en medio de una época en la que muchos principios de colonización, racismo y estigma se ponen a prueba es complicada. Y el ver que mantienen un estilo de vida y costumbres que no son comunes para la mayoría de las personas en el planeta hace difícil, en algunas ocasiones, empatizar con ellos. 

Sin embargo, esta familia que ha vivido toda su historia con una cercana vigilancia por parte de todos los actores de la sociedad. Y es así como hemos sido testigos de tragedias y situaciones sumamente duras – y, principalmente, humanas- que les han sucedido. Desde la trágica historia de la Princesa Diana, culminando en su muerte en un accidente de automóvil (que prueba justamente esta sed insaciable de saber de la vida privada de un miembro de la familia real). Hasta lo sucedido con Meghan Markle, duquesa de Sussex, quien fue acosada hasta tener ideas suicidas por una persistente cobertura cruel y racista durante su primer embarazo. 

Ambas situaciones mostraron una cara muy cruel de la opinión pública y, aún así, parece que en esta ocasión no logramos traer ningún aprendizaje de esas situaciones en el caso de Kate. Parece, incluso, que la princesa que miles consideraron “perfecta” a lo largo de su reinado, es la que más ha sufrido al mostrar su lado humano. 

Quizá esto nos pueda hacer entender finalmente que el rol que alguien juega como figura pública (cantante, princesa, actriz, etc) no les obliga a compartir los detalles más crudos de su vida solo porque nos han dejado ver varias partes de su vida. Y que debemos acostumbrarnos a pensar que, incluso cuando no podemos decírselas a la cara, nuestras palabras pueden tener un peso profundamente negativo en la vida de alguien que ni siquiera conocemos.

 

También te puede interesar: El peligro de la obsesión con Taylor Swift y su identidad

 

Deja un comentario

NOTICIAS RELACIONADAS