Nuevo México se ha convertido en un refugio para mujeres de estados vecinos que restringen o prohíben el aborto, como Texas y Oklahoma.
Las mujeres se enteran de los recursos de aborto a través de las noticias, fondos para el aborto en Texas o de boca en boca; pero el proceso a veces está envuelto en misterio.
Después de que los legisladores de Texas aprobaron estrictas restricciones al aborto en 2021 y que la Suprema Corte revocó las protecciones del fallo Roe vs. Wade en 2022, New Mexico Religious Coalition for Reproductive Choice reorientó su modelo y contrató más personal.
La organización apoyó a 953 texanas en 2023. En ese mismo periodo atendió a 22 residentes de Nuevo México.
The Dallas Morning News visitó a la organización en Albuquerque, pero no pudo hablar con ninguna de las mujeres que pasaron por la clínica de aborto, ubicada cerca de ahí.
El viaje fuera del estado de Texas puede estar marcado por el miedo y la incertidumbre, tanto por las repercusiones sociales como por los posibles problemas legales.
Lamunyon Sanford y su equipo protegen celosamente a las viajeras que han depositado su confianza en ellas.
La logística de varios días de viaje no es factible para las personas que no pueden darse el lujo de faltar al trabajo o conseguir quién les cuide a los niños.
El modelo de volar el mismo día nace de la desesperación, explica Lamunyon Sanford.
New Mexico Religious Coalition for Reproductive Choice, en colaboración con First Unitarian Church of Dallas, necesitaba una solución que fuera práctica sin llegar a ser impersonal, que hallara un equilibrio entre las necesidades de las viajeras y las citas rápidas entre vuelos de un estado a otro.
El viaje no tiene costo y no es necesario cumplir requisitos financieros ni demostrar necesidad.
Frente a la suite de recibimiento hay un baño para hombres, el único que hay en ese piso, una reliquia de tiempos en que las mujeres no podían trabajar en las oficinas donde las viajeras ahora se recuperan.
Lamunyon Sanford puso una planta artificial en el mingitorio.
“Es un ambiente como para pasar la noche”, comentó la directora de programas Brittany Defeo, de 34 años.
Las activistas tienen un grupo con vuelo reservado cada semana; solo necesitan el nombre de las pasajeras con 72 horas de anticipación.
Casi siempre los boletos se agotan en pocos días antes del vuelo, la mayoría reservados por mujeres texanas que viven a corta distancia de Dallas.
Lamunyon Sanford, de 63 años, nunca oyó a su madre decir que era feminista, pero dejó su nombre de soltera y nombre de casada en su licencia de enfermería.
Eso marcó la pauta en la niñez de Lamunyon Sanford.
“A finales de los ‘50s y principios de los ‘60s era inusual que las mujeres conservaran su nombre de soltera”, dijo.
Lamunyon Sanford creció en Albuquerque asistiendo a la iglesia Metodista Unida con sus padres y dos hermanos menores.
Cuando entró a la universidad dejó de ir a la iglesia con regularidad.
Y cuando se fue a vivir a Gallup, Nuevo México, encontró una comunidad en los círculos de mujeres que se reunían cada mes en una iglesia de la localidad.
Siguió haciéndolo cuando regresaron a Albuquerque a finales de los años 1980s, si bien más tarde dejó la Iglesia Metodista Unida.
Fue ahí, en la iglesia Metodista Unida del centro, que Lamunyon Sanford conoció New Mexico Religious Coalition for Abortion Rights, fundada en 1978, y que eventualmente se convertiría en NMRCRC.
“Sentí curiosidad”, dijo Lamunyon Sanford. “Crecí con el modelo de autoridad moral de las mujeres y la iglesia metodista. Ese era un lugar donde se juntaban esas dos cosas”.
Lamunyon Sanford se apuntó como voluntaria en un centro telefónico mientras trabajaba como maestra de educación física.
Se integró al consejo directivo y eventualmente redujo su jornada como maestra para conservar sus prestaciones y pasar más tiempo con la organización de derechos de aborto.
“Empezó como una organización en la que la directora ejecutiva hacía todo. Veinte horas a la semana, al menos en papel”, dijo Lamunyon Sanford.
“Después llegamos a reunir suficientes recursos y donantes para poder hacerlo de tiempo completo”.
Lamunyon Sanford organizó grupos de voluntarios religiosos y laicos para acompañar a las mujeres a y desde Planned Parenthood para su operación de aborto.
Una vez un miembro retirado de la iglesia presbiteriana le llamó diciéndole que un par de pacientes necesitaban un lugar dónde quedarse.
Lamunyon Sanford les encontró un lugar para que pasaran la noche. Ese fue el comienzo de su servicio de apoyo práctico.
En 2023, la organización gastó casi $400,000 en apoyo a las mujeres que viajan a Nuevo México a abortar.
TE RECOMENDAMOS LEER: agresion-contra-mujeres-se-extiende-en-el-mundo-martin-del-campo














