El movimiento por la igualdad de género ha logrado grandes avances, pero al mismo tiempo ha generado una noción errónea de personas que afirman que ahora existe el sexismo a la inversa.
Recientemente, el diario Centro de Investigaciones Sociológicas de España publicó un estudio titulado Percepciones sobre la igualdad entre hombres y mujeres y estereotipos de género. En él se hace una investigación extensa sobre cómo tanto hombres como mujeres perciben la desigualdad de género y, principalmente, si consideran que la lucha por la igualdad de género ha puesto a los hombres en un lugar de desventaja frente a las mujeres.
¿Qué dejó ver el estudio?
Los resultados indicaron que casi el 45% de los hombres está “muy de acuerdo” con que “se ha llegado tan lejos en la promoción de la igualdad de las mujeres” que ahora se les discrimina a ellos.
De los encuestados entre 16 y 24 años, el 51.8% se sienten así. Al mismo tiempo, se indicó que el 32.5% de la población femenina también se sentía así.
El diario El País también indicó que, uno de cada cinco adolescentes y jóvenes varones de 15 a 29 años creía que la violencia de género no existe y que era solo “un invento ideológico”.
Al mismo tiempo, la encuesta también indicó que la mayoría de las mujeres encuestadas seguían creyendo que las desigualdades entre hombres y mujeres siguen siendo bastante grandes, e incluso que las diferencias son las mismas que hace una década.
Los datos recabados en este estudio son sorprendentes y a la vez no lo son. Son sorprendentes pues es difícil de creer que ante tanta evidencia constante sobre la violencia, discriminación y falta de reconocimiento hacia las mujeres en la sociedad, todavía existan quiénes creen que los verdaderos perdedores son los hombres.
Y por otro lado, no es sorprendente porque la historia de los hombres reaccionando negativamente a la lucha de las mujeres por la igualdad, lamentablemente, no es noticia. Sino que es algo que se ha venido presentando (y estudiando) desde hace varios años.
Por ejemplo, un artículo publicado por el Harvard Business Review durante las campañas presidenciales de 2016 en Estados Unidos reveló que, alrededor de un tercio de los hombres blancos republicanos decían enfrentar una discriminación de género sustancial; y dos tercios decían que enfrentaban al menos un poco de discriminación.
Y es probable que esta cifra incluso haya crecido considerando la creciente politización de la igualdad de género en este país.
Nociones de discriminación
Algunas de las explicaciones detrás de este fenómeno es que los hombres son propensos a ver la discriminación como un juego de suma cero. Es decir, creen que la discriminación contra un grupo necesariamente beneficia a otro grupo y viceversa, de modo que cualquier política que beneficie a las mujeres equivale a discriminación contra los hombres.
Los datos recientes muestran que los hombres blancos más jóvenes ahora tienen la misma probabilidad que los hombres mayores de ver la discriminación como un factor de suma cero.
Uno de los fenómenos más interesantes es que a pesar de que los hombres sean privilegiados en la sociedad, la mera idea de que no lo son (o que se les están empezando a quitar privilegios) es suficiente para llevarlos a responder a la discriminación percibida de la misma manera que lo hacen los miembros realmente desfavorecidos de la sociedad.
Esto puede presentarse como una mayor identificación con el grupo de género (refiriéndose quizá a las nociones tradicionales de masculinidad), experimentar bajas en su autoestima, e incluso mostrar enojo y una actitud reaccionaria contra el grupo que consideran opresor (en este caso, irónicamente, las mujeres y el movimiento feminista).
En el estudio realizado por el grupo Ipsos en marzo de 2023, se indicó que más de la mitad (55% de los hombres en promedio a nivel mundial) creen que la lucha por la igualdad de las mujeres ha llegado tan lejos que en realidad ha llevado a que los hombres sean discriminados.
Y es aún más sorprendente que algunas mujeres (aunque todavía una minoría significativa) piensen que los hombres también están siendo discriminados.
Discriminación y hegemonía
Es importante mencionar que en la sociedad patriarcal en la que vivimos, el sistema ha sido construido a partir de una opresión histórica hacia las mujeres. Este sistema de opresión ha sido lo que ha dado pie a que nuestros sistemas económicos, políticos y sociales se vean de la manera que se ven hoy.
Habiendo dicho esto, la opresión fluye en una sola dirección: del opresor hacia el oprimido. El opresor siempre está en una posición de mayor poder que el oprimido.
Por lo tanto, las mujeres no están en una posición social más alta que los hombres y esto resulta en que no puedan convertirse en opresoras. De manera que mientras los hombres sean el grupo dominante, no pueden ser víctimas del sexismo.
Sin embargo, es verdad que las mujeres pueden discriminar a los hombres utilizando suposiciones o declaraciones estereotípicas sobre los hombres. Pero incluso éstas provienen de la idea de “hombre” construida bajo el patriarcado.
Las mujeres simplemente no pueden ser sexistas con los hombres ya que sus prejuicios sobre los hombres no les dan una posición social más alta, y tampoco se basan en años de opresión.
Y quizá una de las nociones más duras dentro de la “discriminación” hacia los hombres bajo el patriarcado, es que incluso éstas son misóginas: se discrimina a los hombres por adoptar actitudes que hacen que se asemejen a las mujeres en el imaginario tradicional (ej: llorar, preocuparse con su apariencia, no ser proveedores, etc).
Conclusión
Es importante que colectivamente, como sociedad y sin distinguir basándose en el género, entendamos que la fuente de estos problemas es el patriarcado, y que éste nos afecta a todos.
Es un hecho que no nos afecta por igual, ya que históricamente son las mujeres quiénes han salido perdiendo más en este sistema. Incluso al día de hoy la ONU ha dicho que podría tomarnos 257 años cerrar la brecha salarial de género en el mundo. Al mismo tiempo, el año pasado en México se registró que más de 3,000 niñas fueron asesinadas solo durante 2023. La violencia que enfrentan las mujeres y las niñas es un problema generalizado que se empieza a sufrir a edades sumamente tempranas. Una mujer empieza a estar en riesgo literalmente desde que nace.
Existir en este planeta siendo mujer implica una serie de riesgos, complicaciones y desventajas que simplemente no existen para los hombres tan solo por el hecho de ser hombres. Esto es una realidad, independientemente de cuál pueda ser la percepción de los hombres sobre la lucha por la igualdad de género.
Y son estos los riesgos y desventajas que la lucha por la igualdad de género intenta erradicar. No intenta instaurar una especie de supremacía de las mujeres que tiene como propósito ahora oprimir a los hombres. Simplemente intenta reducir la desigualdad de dificultades que las mujeres enfrentan.
Sin embargo, reconocer que el erradicar al patriarcado es una responsabilidad colectiva y que la lucha por la equidad de género le corresponde tanto a hombres como a mujeres, es lo que terminará por hacernos avanzar como sociedad y será la clave a un sinfín de nuestros problemas.
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