La investigadora Araceli Burguete Cal y Mayor, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, el CIESAS Sureste, afirmó que la presencia de mujeres fue visible en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) desde el primer momento.
Burguete Cal y Mayor dijo que el reconocimiento de los derechos de las mujeres ocurrió antes de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el gobierno y que los organismos internacionales lo plantearan con tanta contundencia.
Externó que no fue ocurrencia que el zapatismo buscara en 2018 la candidatura presidencial de María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy, vocera del Congreso Nacional Indígena, quien recorrió parte del país con la encomienda de organizar a la sociedad desde abajo para desmontar el sistema capitalista.
En una entrevista que concedió a la Revista Proceso, señaló que Marichuy fue elegida por su compromiso en el combate al machismo y la reconstitución de las comunidades.
Y en La Marcha del color de la tierra en 2002 habló en el Zócalo de la Ciudad de México en nombre de las mujeres indígenas del país, donde dejó claro que “el proceso de reconstitución integral de los pueblos indígenas es una tarea que incumbe tanto al hombre como a la mujer, en una misma lucha por lograr nuestra plena liberación”.
La especialista manifiesta que ese hecho es un sello distintivo del zapatismo, a diferencia de otros movimientos revolucionarios en América Latina, como la Revolución Cubana, la de Nicaragua, El Salvador y Guatemala, en los que probablemente haya habido mujeres en sus ejércitos, pero la mayoría de ellas no eran visibles.
Recordó una fotografía icónica de mujeres de la comunidad de Xoyep en el municipio de Chenalhó, cuando enfrentan a los militares que buscaban establecerse en su territorio a pocos días de la Matanza de Acteal”, dice, o cuando mujeres tojolabales hicieron una valla para defender su territorio y cuando entregaron al entonces comisionado para la Paz, Manuel Camacho Solís, al general Absalón Castellanos Domínguez.
“Ahí iba la mayor Ana María con un fusil. Ana María tiene también una gran relevancia en la toma de San Cristóbal de las Casas”, rememora.
“El EZLN incorpora en su marco ideológico la igualdad de género y el reconocimiento de los derechos de las mujeres y su organización, y eso significó un gran avance, pues una tercera parte de los miembros de la organización y la mitad de las bases de apoyo eran mujeres”, afirma Burguete Cal y Mayor.
Así, en 1996, cuando se sienta con el gobierno federal, el EZLN pone sobre la mesa el tema “Derechos de las Mujeres”, pero esto ya no fue abordado al romperse el diálogo porque el gobierno no había cumplido el compromiso de legislar los primeros acuerdos en materia de derechos y cultura indígena.
Aunque las mujeres del EZLN no se detuvieron, y el 12 de octubre de 1996 en la Ciudad de México, en un encuentro de pueblos indígenas, la comandanta Ramona encabezó una mesa sobre el tema de los derechos de las mujeres, después de que fuera abordada por un grupo de activistas indígenas.
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