Nike sexualizando a las atletas en pleno 2024

Nike sexualizando a las atletas en pleno 2024

Entre las noticias más importantes sobre la desigualdad que enfrentan las atletas femeninas en el mundo del deporte, una de las más sonadas recientemente ha sido la reacción a la revelación de los uniformes del equipo de atletismo de Estados Unidos para los juegos olímpicos patrocinados por Nike.

 

Estos uniformes de atletismo han sido recibidos con intensas críticas. A diferencia del uniforme masculino (una camiseta sin mangas de compresión estándar y biker shorts hasta la mitad del muslo), las competidoras se pondrán una especie de leotardo con un corte notablemente alto en el muslo que, por lo visto en el maniquí, parece cubrir poco de los genitales de una mujer adulta promedio. Ni siquiera parece cubrir por completo al maniquí en el que se exhibió.

 

Uniformes femeninos: entre la funcionalidad y la sexualización

A pesar de que el punto de los uniformes de un equipo es hacerlos ver lo más parecidos posible (literalmente, que se vean uniformes) en el caso de las mujeres parece detallar aún más las profundas diferencias que todavía existen entre el deporte practicado por hombres frente al que practican las mujeres.

 

A pesar de que las atletas femeninas tienen que luchar contra un considerable número de barreras para poder convertirse en atletas profesionales, parece que el tipo de vestimenta que se les proporciona (algo que debería únicamente facilitar su experiencia) termina por perpetuar los retos que enfrentan.

 

Específicamente en el área de atletismo, los uniformes de las mujeres se vuelven más pequeños y ajustados a medida que pasan de la preparatoria a la universidad y posteriormente al atletismo profesional, mientras que los uniformes de los hombres generalmente suelen quedarse en el estilo de la escuela secundaria: una camiseta holgada y pantalones cortos sueltos o biker shorts hasta la rodilla para los atletas que corren.

 

Pero las diferencias entre las normas de hombres y mujeres no estaban inicialmente grabadas en la tradición del deporte. En 1928, cuando a las mujeres se les permitió por primera vez competir en atletismo en los Juegos Olímpicos, ellas vestían uniformes que se parecían mucho más a los uniformes de los equipos masculinos. Se puede ver, por ejemplo, en esta foto de los juegos Olímpicos

 

En las décadas de 1980 y 1990, las empresas de ropa deportiva comenzaron a incorporar nueva tecnología textil, incluyendo telas elásticas como el spandex, con el objetivo de obtener ventajas en el rendimiento. 

Susan Cahn, historiadora y autora de un libro sobre género y sexualidad en los deportes ha dicho que una de las posibles explicaciones para que la tendencia en los uniformes femeninos se haya vuelto más sexualizante puede tener su origen en el temor de que los deportes estuvieran “masculinizando a las mujeres”. Por lo tanto vestir a las mujeres con uniformes más pequeños tenía como objetivo aliviar esta preocupación, «para que luzcan más femeninas y sexys».

Rompiendo el paradigma

La razón por la que esta noticia ha sido tan sonada (a pesar de que Nike haya declarado que tiene decenas más de opciones de uniformes para que las atletas elijan aquél con el que se sientan más cómodas) es porque los últimos años han sido testigos de una tendencia cada vez mayor de mujeres atletas exigiendo comodidad y funcionalidad por encima de todo, al igual que los hombres lo han hecho desde el inicio de los tiempos.

 

Un buen ejemplo de esto es la multa que recibió en 2021 el equipo femenino de balonmano de playa de Noruega por la Federación Europea de Balonmano después de que las jugadoras usaran shorts, en lugar del bikini requerido, durante un partido durante el fin de semana.

 

La Federación Internacional de Balonmano exigía que las mujeres usaran calzón de bikini. Los hombres, por otro lado, podían usar shorts de hasta diez centímetros por encima de las rodillas, siempre y cuando no fueran demasiado holgados. Después de este acto de protesta, la Federación Internacional de Balonmano ha actualizado sus reglas para que las mujeres ya no estén obligadas a jugar en bikini.

 

En otras culturas hemos podido ver tendencias de países musulmanes adaptando sus uniformes a cortes más holgados y cubiertos para que sus atletas puedan competir. Incluso para Estados Unidos, el uniforme del equipo de natación de los juegos olímpicos de Tokyo pudimos ver diseños mucho más funcionales para las mujeres y menos diferencias entre sus uniformes y el del equipo de hombres.

 

Todo esto demuestra que, a pesar de que todavía haya mucho por hacer por el deporte femenino, el cambio ya está sucediendo. Por lo que el hecho de que Nike caiga en un error de este tamaño en pleno 2024 es muestra de la poca consideración que incluso las grandes marcas pueden seguir teniendo por la anatomía femenina y sus necesidades durante el alto rendimiento deportivo.

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