Marginan en orquestas a las mujeres

Marginan a las mujeres en las grandes orquestas
Marginan en orquestas a las mujeres

En una de las primeras sesiones del Seminario Permanente de Música y Género de la Facultad de Música (FaM) de la UNAM, la musicóloga Maby Muñoz Hénonin mostró la fotografía de una orquesta de mujeres, posiblemente canadiense, de 1910, donde ellas tocan una variedad de instrumentos: trompeta, tuba, contrabajo, percusiones. Esa imagen es una prueba de que las mujeres podían tocar desde cualquier posición, «siempre que hubiera la oportunidad», recalcó.  

Y tocaban también el repertorio de las grandes orquestas. Pronto incluso comenzaron a reclamar puestos de trabajo en las sinfónicas, pidiendo que se les valorara no por su sexo sino por sus habilidades. 

«Fue tal revuelo que en 1904 hubo una prohibición explícita de que las mujeres tocaran en las grandes orquestas», expuso Muñoz Hénonin en aquella sesión. 

¿Qué ha cambiado en 120 años? Los estereotipos de género se reproducen en los instrumentos, plantea ahora la musicóloga.  

«Tal vez me equivoque, ojalá, (pero) en las orquestas profesionales de México no hay mujeres en los metales, y en las orquestas del mundo pasa lo mismo, hay poquísimas mujeres», dice en entrevista la coordinadora del posgrado en Música de la UNAM. 

Aunque la excepción es el corno francés por su «doble personalidad», al ubicarse también entre las maderas. Si en las escuelas de música hay mujeres estudiando metales: trompetistas, trombonistas, tubistas, entonces ¿por qué no llegan a las orquestas? «Ésa es una gran pregunta: no pasan las audiciones, no se titulan; el peso de una mujer entre tantos hombres no sé si acaba desanimando.  

«Sobrevivir en un mundo que es totalmente masculino acaba siendo pesado. Acoso aparte, en el mundo de la música, como en otros campos, tienes que convivir con ciertas dinámicas y adaptarte a ellas. Pasa acá (en la música clásica), pero pasa en el rock, el jazz y el heavy», argumenta. Quizá los metales sean el ejemplo más señalado, pero también está el caso del contrabajo. 

«Hay esta asociación de que es muy grande y pesado para una mujer, que las manos no alcanzan, como si no hubiera contrabajistas bajitos», agrega la profesora de la FaM. Las percusiones, por su parte, durante mucho tiempo se consideraron «instrumentos masculinos», pero eso ha cambiado.  

Por ejemplo, Gabriela Jiménez es la percusionista de la Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) y de la Sinfónica de Minería. En contraste, está el arpa. Fue en 1997 cuando la Filarmónica de Viena contrató a la primera mujer y, por supuesto, era arpista. Por mucho tiempo, agrega Muñoz Hénonin, no se utilizó la cortina en las audiciones, y eso explica que no hubiera mujeres en las orquestas.  

El estudio «Orchestrating Impartiality The Impact of ‘Blind’ Auditions on Female Musicians», citado por la musicóloga, revela cómo cambió la proporción de hombres y mujeres a partir de las audiciones a ciegas. 

La Sinfónica de Boston fue pionera en adoptar la cortina en 1952 para ocultar la identidad del o la intérprete y así evitar que el sexo influyera en la valoración del candidato. Las demás orquestas en Estados Unidos lo hicieron mucho después, desde principios de los 70 hasta finales de los 80. ¿Y en el podio? «Todavía hay personas que piensan en la dirección de orquesta como ‘el director'», expresa Gabriela Díaz Alatriste, la primera mujer titular de una orquesta profesional en México.  

Tal como lo formula Muñoz Hénonin, el imaginario de la profesión está construido bajo la norma masculina, pues los varones han creado las formas y tradiciones del quehacer del director.  

Un puesto de liderazgo que ninguna mexicana logró sino hasta marzo de 2009 cuando fue elegida Díaz Alatriste de una terna al frente de la Orquesta Sinfónica del Instituto Politécnico Nacional (OSIPN). «Desde que yo empezaba, siempre me invitaban por el 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer)», comparte en entrevista.  

Debutó con la Sinfónica de Xalapa en 1993 y, aunque no fue en marzo, se trató de una sustitución de último minuto: «De alguien que no pudo venir y seguramente de otro alguien y otro alguien y otro, hasta que ya no había más y me llamaron a mí».  

La realidad es que el podio «sigue siendo ocupado mayoritariamente por varones blancos» y, aunque haya excepciones, «las mujeres siguen siendo sistemáticamente excluidas del centro de poder de este mundo musical», escribe Muñoz Hénonin en su artículo Género, clase y dirección de orquesta: El caso Alondra de la Parra.  

«He oído que hay muchas conversaciones acerca de que en la música no hay géneros, que no importa que seas mujer, que seas hombre, porque la preparación y el talento es lo que cuenta. No en el campo de la dirección de orquesta», refuta Díaz Alatriste.  

Aunque en la última década han surgido más directoras, Muñoz Hénonin plantea que la mayor parte no tienen puestos titulares, «o los tienen en las orquestas de menor jerarquía y menor paga».  

«Casi ninguna, son mínimas (las titulares de orquestas mexicanas)», añade Díaz Alatriste, directora de la Orquesta Filarmónica Mexiquense desde 2018.  

Enlista, por ejemplo, a Inés Rodríguez de la Sinfónica de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, Natalia Riazanova de la Orquesta del Estado de Durango y Lizzi Ceniceros con la Sinfónica de la BUAP, en Puebla.  

«La dirección de orquesta aún hoy es una de las profesiones más segregadas (para las mujeres) del planeta», enfatiza Muñoz Hénonin. Obedece, entre otras razones, al doble rasero al que se enfrentan las mujeres.  

«En el mismo nivel de preparación no tenemos las mismas oportunidades», objeta Díaz Alatriste, quien ha hecho de la desigualdad de oportunidades una bandera en su carrera.  

Durante cuatro años fue subdirectora de la Sinfónica del Estado de México (OSEM) y condujo 50 conciertos. Parecía el relevo natural de Enrique Bátiz en 2018, pero no fue así: las autoridades y el patronato de la OSEM optaron por Rodrigo Macías como el candidato idóneo «por su trabajo en la orquesta mexiquense y ser nacido en Texcoco». (Reforma, 01/03/2018).  

A Díaz Alatriste se le encargó la Sinfónica Mexiquense, la orquesta juvenil que dejaba Macías, renombrada como Filarmónica Mexiquense para distinguirla de la OSEM.  

«¿Por qué nombrarla titular de la orquesta menor y no de la mayor después de haber trabajado con ésta cuatro años y tener todos los méritos adecuados para el puesto?», cuestiona Muñoz Hénonin.  

La musicóloga arguye que «las mujeres dirigiendo aún son pocas y, además, con bastante frecuencia, se afirma que no están suficientemente calificadas, y por ello son excluidas de los puestos importantes».  

Aunque no se cuenta con datos estadísticos de las directoras en México para darse una idea, Muñoz Hénonin propone revisar las estadísticas del sitio Bachtrack de la lista de las batutas más activas: en 2013 hubo sólo 4 mujeres entre los 102 directores más ocupados, y en 2023, 14 de ellas.  

«A pesar de figurar con 53 funciones, la directora que más veces aparece en nuestros listings, Elim Chan (nacida en Hong Kong), no entra en el top 20», refiere. 

Al revisar la programación de 102 orquestas en el mundo, Bachtrack identificó a 95 directores principales. De estos, solo 7 son mujeres. Aunque hay cambios en los últimos años que alimentan el optimismo de Muñoz Hénonin, como el hecho de que en 2019 por primera vez una mujer directora, la lituana Mirga Grainyte-Tyla, firmó con uno de los principales sellos discográficos, Deutsche Grammophon, y debutó con la grabación de dos sinfonías del compositor polaco Mieczyslaw Weinberg. A ello ha contribuido sin duda el movimiento feminista. «Podemos no estar de acuerdo, pero que se tenga la conversación», propone la musicóloga.  

Las compositoras Bachtrack reportó un crecimiento en interpretaciones de música contemporánea y, de la mano, «el aumento de la presencia de compositoras en las programaciones, y en particular de compositoras vivas».  

Sofia Gubaidulina, de Rusia; Caroline Shaw, de Estados Unidos; Unsuk Chin, de Corea del Sur, y Anna Clyne, del Reino Unido, se encuentran entre el centenar de autores con más interpretaciones en 2023. Y también figuran en el top 100 antecesoras como Clara Schumann, Fanny Mendelssohn y Lili Boulanger. 

«En 2023, 22 de los 200 compositores más interpretados son mujeres, un ascenso desde sólo 2 en 2013», según el reporte de Bachtrack. El Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales (Cemees) recién publicó el «Reporte semestral sobre la desigualdad en la programación de orquestas mexicanas: 2023-2».  

Para realizarlo, el compositor Aquiles Lázaro tomó cinco orquestas de la Ciudad de México y cuatro de los estados, y excluyó los programas extraordinarios y fuera de temporada, como los conciertos de música mexicana en septiembre o navideños en diciembre.  

De todas, la Sinfónica Nacional (OSN) es la que más compositoras programó con un 15.6 por ciento, mientras que la Sinfónica de Yucatán, de la Universidad Autónoma de Nuevo León, la OSIPN, la Filarmónica de Jalisco y OFCM no incluyeron ninguna. «En promedio, el compositor más programado por las orquestas mexicanas es un compositor varón, europeo, y ya muerto.  

En contraparte, una compositora latinoamericana menor de 40 años tendría posibilidades casi nulas de aparecer en las programaciones», concluye el compositor mexicano afincado en Viena.  

En entrevista, el investigador del Cemees admite que le sorprendió que se programaran tan pocas obras de mujeres, y advierte que «sigue siendo un repertorio que no termina por integrarse en las dinámicas ordinarias».  

Hoy en día, Gabriela Ortiz es el caso más exitoso de la composición mexicana, y Muñoz Hénonin se arriesga a decir que incluso a nivel América Latina. De ella, la Filarmónica de Berlín tocó Téenek después de oírse en Los Ángeles y la Ciudad de México.  

Otros nombres ya familiares en el círculo de la música clásica son los de María Granillo y Ana Lara, o, de las más jóvenes, Diana Syrse. Sin embargo, pocas mujeres estudian para compositoras, al menos en la UNAM. 

Según un estudio de 2005 a 2015 elaborado por el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), Composición es la segunda carrera con menor porcentaje de mujeres.  

«Es cierto que las alumnas de composición siguen siendo a cuentagotas, y eso en un país donde las compositoras son visibles», expone Muñoz Hénonin.  

En su reporte, Lázaro señala que «las orquestas sinfónicas, como mecanismo cultural de reproducción y creación de un canon, no son espacios particularmente propicios a la innovación y el cambio». 

Los llama «museos de la música» cuya función principal es, «más que proponer novedades, salvaguardar una tradición». «Me parece casi un absurdo que se deje de tocar Mozart, que se deje de tocar Mahler para estrenar en cada concierto cuatro obras de compositores o compositoras jóvenes latinoamericanos o lo que sea.  

«Entiendo la función sociocultural que tiene una orquesta sinfónica como institución». Supo que su reporte causó inconformidad en los pasillos de las instituciones. Quizá pueda criticarse el rigor metodológico o se cuestione por qué no observar la tendencia de la última década, pero defiende que su reporte arroja estadísticas duras.  

«Esto no es una opinión, son datos duros», revira. «Si no les gustan las opiniones que consecuentemente deberían derivarse de esos datos, ése es otro problema, pero los datos son esos (…) son números objetivos de nuestra realidad». Y añade: «La responsabilidad de esa problemática no recae en ningún individuo, nadie puede acaparar la villanía del problema.  

«Una junta de burócratas no puede decidir las tendencias de la música académica en nuestro País». Lázaro repetirá el ejercicio en el primer semestre de 2024, para liberar el resultado en el verano. 

Con información de Reforma  

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