Cynthia Erivo, protagonista de Wicked 2, se convirtió en blanco de una ola masiva de burlas en redes sociales. Durante la promoción de la película, cientos de memes, videos y montajes comenzaron a circular en X, TikTok e Instagram. Lo que algunos llaman “humor de internet” para otros es un claro caso de hostigamiento sistemático.
Los contenidos toman fragmentos de sus entrevistas, momentos en alfombras rojas o escenas del tráiler. Luego los sacan de contexto, los exageran y los convierten en un objeto de ridículo. La repetición y el volumen de estas publicaciones ya no apuntan al humor. Apuntan a la humillación pública.
Por eso, el caso de Erivo no puede verse como una broma aislada. Es el reflejo de una dinámica más profunda y peligrosa.
Algunos internautas defienden estos memes como una simple burla sin importancia. Aseguran que internet siempre ha funcionado con ironía y exageración. Sin embargo, esa postura ignora un hecho clave: la persistencia del ataque transforma la broma en acoso.
Cuando miles de publicaciones se enfocan en una sola persona, el impacto deja de ser trivial. El contenido se vuelve invasivo, obsesivo y, sobre todo, violento. Incluso sin insultos directos, el efecto acumulativo provoca desgaste emocional y refuerza narrativas deshumanizantes.
Esto va más allá del entretenimiento. Se trata de una forma de violencia simbólica amplificada por la tecnología.
Una parte fundamental del debate gira en torno al componente racial. Diversas voces han señalado que el ataque contra Cynthia Erivo no es neutral. Se enmarca en un patrón que afecta, de forma desproporcionada, a mujeres negras en la industria del entretenimiento.
La cantante SZA fue clara al respecto. En redes sociales calificó los ataques contra Erivo como un caso de “misogynoir clásico”, es decir, la combinación de racismo y sexismo que padecen las mujeres negras. De hecho, Merriam-Webster define el término como “odio, aversión o prejuicio contra las mujeres negras”.
SZA también expresó incredulidad ante la normalización de esta violencia en 2025. Además, anticipó que en unos años muchas personas verán estos ataques con vergüenza colectiva. Su mensaje fue contundente: esto no es ser “demasiado woke”. Es nombrar la injusticia.
Una de las formas más peligrosas de estos memes es la manera en que representan el cuerpo de Cynthia Erivo. Muchos la retratan como demasiado masculina, agresiva o intimidante. Esta narrativa no es nueva. Se conecta con una larga historia de hipermasculinización de las mujeres negras.
En contraste, los mismos contenidos suelen infantilizar a Ariana Grande. La muestran frágil, pequeña y vulnerable, mientras colocan a Erivo como una figura dura o amenazante. Esta dicotomía reproduce estereotipos racistas: la mujer blanca como inocente y la mujer negra como violenta.
Estas representaciones tienen raíces históricas profundas. Durante la esclavitud, las mujeres negras fueron deshumanizadas para justificar la violencia contra ellas. Hoy, esas ideas sobreviven en forma de memes “graciosos”.
Y el daño continúa.
La polémica aumentó tras un momento ocurrido en Singapur. Durante una alfombra roja, un fan se acercó de forma inesperada a Ariana Grande. Cynthia Erivo reaccionó para proteger a su compañera. Su intención fue clara: garantizar su seguridad.
Aun así, internet reinterpretó el momento. Los usuarios editaron el video y lo utilizaron para alimentar la narrativa de que Erivo es controladora, excesiva u obsesiva. Algunos incluso la retrataron como guardaespaldas o figura intimidante.
En realidad, lo que se vio fue un acto de cuidado. Sin embargo, la viralidad distorsionó el gesto. El racismo hizo el resto.
La relación entre Cynthia Erivo y Ariana Grande también ha sido cuestionada repetidamente. Desde 2024, muchos insisten en que su vínculo es falso, exagerado o estratégico. Otros afirman, sin fundamentos, que Erivo está obsesionada con su compañera.
Estas narrativas se sostienen en una idea patriarcal: las mujeres no pueden tener vínculos profundos sin rivalidad, envidia o competencia. La amistad femenina incomoda porque desafía ese mandato.
Ambas han hablado abiertamente del cariño que se tienen. Han descrito cuánto aprendieron la una de la otra. Incluso se tatuaron juntas durante la primera filmación de Wicked. Pese a esto, la sospecha no desaparece. Persiste, porque incomoda.
La sororidad, cuando es pública, molesta.
Erivo ha enfrentado este tipo de violencia a lo largo de toda su carrera. En entrevistas con Billboard, confesó que rara vez es considerada para papeles sensuales o románticos. Reconoció que esto ocurre, en gran parte, por ser una mujer negra.
Aun así, ha encontrado formas de resistir. Ha creado su propio espacio en la música y en el cine. Ha hablado sobre la importancia de mostrarse como referente para otras personas. No pretende controlar lo que otros piensen de ella. Pero sí quiere inspirar.
Su respuesta final a los fans fue una invitación a caminar con ella por el camino de Elphaba. Un mensaje lleno de dignidad en medio de una tormenta de odio.
El caso de Cynthia Erivo deja una pregunta urgente: ¿hasta cuándo vamos a normalizar el racismo disfrazado de humor? Los memes no existen en un vacío. Construyen imaginarios. Refuerzan ideas. y perpetúan desigualdades.
Reír no siempre es inocente. Compartir tampoco.
Mientras las mujeres negras sigan siendo convertidas en caricatura, el problema seguirá vivo. Y callar, en este contexto, no es neutral.
Es parte del abuso.
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