Alrededor del Día de Muertos, cuando México honra a quienes partieron, las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelan una realidad dolorosa. Las afecciones originadas en el periodo perinatal fueron la principal causa de muerte en menores de un año durante 2024, con 9 mil 221 decesos registrados en todo el país.
El informe Estadísticas de Defunciones Registradas en México 2024 muestra que las malformaciones congénitas, deformidades y anomalías cromosómicas ocuparon el segundo lugar, con 3 mil 977 muertes. Ambas causas fueron las únicas que superaron el millar de decesos en este grupo etario.
En tercer lugar se ubicaron la influenza y la neumonía (546 casos), seguidas de los accidentes (541) y las enfermedades infecciosas intestinales (305). Estas cifras reflejan los retos del sistema de salud mexicano ante enfermedades prevenibles y complicaciones durante el nacimiento.
El INEGI detalla que, entre las niñas menores de un año, las afecciones perinatales causaron 3 mil 929 muertes, seguidas por las malformaciones congénitas (1,874) y la influenza y neumonía (242).
En los niños, las cifras fueron más altas: 5 mil 263 fallecimientos por afecciones perinatales y 2 mil 68 por malformaciones congénitas. En este grupo, los accidentes ocuparon el tercer lugar, reflejando una vulnerabilidad distinta.
Entre los niños de 1 a 4 años, las malformaciones congénitas fueron la primera causa de muerte, con 703 casos, seguidas de los accidentes (667) y la influenza y neumonía (310). En cuarto y quinto lugar aparecieron los tumores malignos (306) y las enfermedades intestinales (200).
Al desglosar los datos por sexo, los accidentes fueron la principal causa entre niños (384 casos), mientras que entre las niñas predominaron las malformaciones congénitas (353). Estas diferencias revelan cómo influyen los factores biológicos, sociales y de acceso a la salud.
La tasa nacional de muertes fetales en 2024 fue de 62.9 por cada 100 mil mujeres en edad fértil. Los estados con mayores índices fueron Colima (86.5), San Luis Potosí (84.9) y Estado de México (82.7), mientras que Oaxaca, Zacatecas y Quintana Roo registraron las tasas más bajas.
“Seguimos sin atender el problema de fondo: la desigualdad”, señaló Georgina González, especialista en duelo gestacional y perinatal. “Hay mujeres que viven sin transporte ni medios para acudir a sus citas médicas. Es un tema de acceso y justicia social”.
Aunque el 79.8% de las mujeres recibió atención prenatal, el 63% acudió a menos de cinco consultas, cifra insuficiente para un seguimiento adecuado. Además, el 81.8% de las muertes fetales ocurrió antes del parto, debido principalmente a complicaciones del embarazo y factores maternos.
“Muchas veces la atención prenatal no es de calidad”, advirtió González. “Las consultas se reducen al llenado de papeles, sin escuchar a las pacientes. Hay casos donde las mujeres alertan sobre la falta de movimiento fetal y no se les atiende a tiempo”.
El estudio del INEGI indica que la mayoría de las mujeres que sufrieron una pérdida fetal tenía escolaridad secundaria o preparatoria incompleta (63.6%) y que el 64% carecía de empleo formal.
Para González, esto refleja una deuda estructural del sistema educativo y de salud. “Se habla de prevención del embarazo, pero no de educación reproductiva integral. No se enseña sobre el cuidado prenatal ni sobre cómo afrontar el duelo cuando la historia no termina con un bebé en brazos”.
Ante la falta de protocolos nacionales, González creó el Código Mariposa, modelo de atención digna para familias que enfrentan la pérdida de un bebé. Este protocolo incluye “salas mariposa”, espacios donde los padres pueden despedirse, recibir apoyo emocional y orientación sobre trámites.
Aunque ya se aplica en Jalisco, Coahuila y Guerrero, aún no existe una ley nacional que lo respalde. La Ley de Cunas Vacías, aprobada en el Senado en 2023, sigue sin dictaminarse en la Cámara de Diputados.
Las diputadas Laura Ballesteros Mancilla (MC) y Mariana Benítez Tiburcio (Morena) promueven una reforma a la Ley General de Salud para garantizar atención médica, psicológica y laboral a quienes enfrentan una pérdida perinatal o neonatal.
Ballesteros compartió su experiencia personal al perder cuatro embarazos antes de tener a su hijo. “Tu cuerpo sigue su proceso normal. El duelo también tiene que ver con esos cambios hormonales y emocionales que necesitan atención”.
Benítez recordó que cada año ocurren 2.6 millones de muertes prenatales en el mundo y 2.7 millones neonatales. En México, en 2023, se registraron más de 23 mil muertes fetales, el 81% antes del parto.
Expertos como Carmen Mejías, matrona en el Hospital La Merced de Osuna, advierten que la falta de protocolos unificados agrava el sufrimiento de los padres. “A menudo, el duelo se vive en silencio y sin acompañamiento. Los profesionales también necesitan formación y apoyo emocional”.
Según Mejías, comunicar la noticia en espacios íntimos y ofrecer la opción de ver al bebé ayuda a procesar el duelo de manera saludable. “Les da sensación de realidad y les permite crear un recuerdo. Negarles ese momento puede generar arrepentimiento y dolor”.
Cada 15 de octubre, familias en todo el país participan en la “ola de luz”, encendiendo velas para honrar a sus hijos. La especialista Georgina González resume el sentir de muchas familias:
“Las cifras son frías, pero detrás de cada número hay una historia, una ausencia y un amor que merece ser nombrado”.
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