"Ocupación": Israel materializa la pesadilla de los palestinos en Gaza con su nuevo plan de guerra
Israel elimina cualquier duda sobre sus intenciones en la Franja de Gaza: quiere ocuparla.
El 5 de mayo, el Gobierno israelí aprobó un nuevo esquema militar para continuar con su ofensiva en el enclave palestino, destrozado ya por más de un año de bombardeos. Esta vez, el objetivo israelí es «ocupar y retener» el territorio.
«El plan incluirá, entre otras cosas, la ocupación de la Franja, la retención de los territorios y el movimiento de la población de Gaza hacia el sur», afirmó una fuente del gabinete israelí, bajo anonimato, citada por la agencia EFE.
El cambio en el enfoque bélico israelí, que deja de lado el «método de incursiones» temporales para desmantelar a la milicia palestina de Hamás, fue ampliamente celebrado por la extrema derecha israelí, que lleva buscando conseguir este viraje en los esfuerzos militares durante años y, en especial, desde el ataque del 7 de octubre de 2023.
Horas después del anuncio, Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas israelí y uno de los rostros más extremos de la derecha del país, se abanderó con la nueva estrategia militar, invitando también a la población israelí a desestigmatizar la posibilidad de tomar el control total en la Franja de Gaza.
«Por fin vamos a ocupar la Franja de Gaza. Dejaremos de temerle a la palabra ‘ocupación'», afirmó en un evento organizado por el periódico conservador ‘Besheva’ el 5 de mayo.
Después de un año de ofensiva israelí, que ha terminado con la vida de más de 52.000 civiles gazatíes, según el Ministerio de Salud palestino, controlado por Hamás, el Gobierno de Netanyahu confirma las sospechas de los analistas, que durante todo el vaivén entre treguas momentáneas y redadas inesperadas, apuntaban a la posibilidad de un intento de ocupación total y sostenida.
«Creo que más de un año de ofensiva directa de Israel contra la Franja de Gaza puede pensarse como la antesala de una ocupación (…) Los sectores más radicales del Gobierno de Netanyahu hace tiempo respaldan la idea, que parece próxima a concretarse», apuntó Ornela Fabani, investigadora asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet) y coordinadora del Departamento de Medio Oriente en el Instituto de Relaciones Internacionales (IRRII) de la Universidad de la Plata, para France 24
Nombrada «Operación Carros de Gedeón», la nueva estrategia militar de Israel, de ser implementada, marcaría un antes y un después en la lógica del conflicto israelí-palestino: primero, en la tradición militar israelí desde hace dos décadas, y después, en la existencia misma del pueblo gazatí.
Smotrich ha sido una de las voces oficiales que más detalles ha revelado sobre la naturaleza de la operación de ocupación.
Este 6 de mayo, el alto funcionario avisó que, con el nuevo enfoque militar, el objetivo final es que los civiles palestinos que habitan la Franja sean «enviados al sur» inicialmente, para que luego comiencen a «marcharse en grupos grandes a terceros países».
«Gaza será totalmente destruida», dijo el ministro de Finanzas israelí.
Por el momento, además del anuncio oficial sobre el intento de ocupar Gaza, el Estado de Israel no ha revelado muchos más detalles claros sobre las dinámicas que impulsarían la expulsión de casi dos millones de personas que habitan en el enclave palestino. Empero, la ayuda humanitaria es uno de los rubros en donde sí han manifestado las posibilidades futuras.
El Gobierno israelí reveló que, efectivamente, planea forzar el desplazamiento de la población al sur de la Franja, especialmente a Rafah, en donde el enclave empalma con la frontera egipcia.
Allí, el Gobierno de Netanyahu propone la construcción de «cuatro o cinco» centros de distribución humanitarios, manejados por contratistas privados, que serían los responsables de repartir insumos a los miles de familias desplazadas.
Los únicos que podrían presentarse en los centros de distribución serían «representantes autorizados» de cada familia. Aún no está claro qué personas podrían ostentar este título, especialmente en familias desmanteladas por las bombas y en las que, en ocasiones, ya no existe un tutor mayor de edad.
Sobre la temporalidad de la hipotética ocupación, Smotrich lo dejó claro: las tropas israelíes permanecerían dentro del enclave, incluso si se cierra un acuerdo de alto el fuego con Hamás.
Los rehenes israelíes que Hamás secuestró durante el ataque del 7 de octubre de 2023 eran, según la narrativa israelí, el objetivo principal de las repetidas y crudas embestidas militares de Israel desde ese entonces. Hoy se cree que quedan 24 vivos -aunque Donald Trump dijo el 6 de mayo que eran 21-, pero la nueva estrategia israelí no los menciona.
Miki Zohar, ministro de Cultura israelí, reconoció que el nuevo plan de ocupar Gaza pone «en peligro a quienes permanecen en cautiverio». ¿La solución? Confiar en que, por alguna razón, Hamás va a dejar de pelear y tendrá que devolver a los rehenes.
«Hamás se dará cuenta de que no le quedará más remedio que devolver a los rehenes y exiliarse de Gaza», mencionó el funcionario en una entrevista con el medio israelí Kan el 5 de mayo.
Por su parte, el grupo palestino islamista Hamás, rival de Israel en la guerra de Gaza, ha descartado si quiera continuar con las negociaciones de alto el fuego con su contraparte, a la que acusa de librar «una guerra de hambre» dentro del enclave.
«No tiene sentido entablar conversaciones ni considerar nuevas propuestas de alto el fuego mientras continúe la guerra de hambre y la guerra de exterminio en la Franja de Gaza», declaró Basem Naim a la AFP.
Naim, miembro de la oficina política de Hamás y exministro de Salud de Gaza, dijo que el mundo debe presionar a Netanyahu para que ponga fin a los «crímenes de hambre, sed y asesinatos».
El anuncio también ha sacudido a la población gazatí: “¿Qué les queda por bombardear?”, expresó Moaz Kahlout, un hombre desplazado en la Ciudad de Gaza.
También comentó que muchos en la Franja utilizan el GPS para ubicar los escombros de lo que antes eran sus hogares, ahora arrasados por los bombardeos israelíes.
Aunque la organización islamista no ha emitido una respuesta concreta sobre su actuar en caso de que las fuerzas israelíes cumplan con su promesa de ocupar el enclave, la experta Fabani detalla que es «poco probable» que Hamás no responda violentamente ante la nueva estrategia.
«Es poco probable que Hamás permanezca de brazos cruzados, pero por otro lado, entiendo que su capacidad de respuesta hoy por hoy se ve mermada. Por ende, el impacto de cualquier curso de acción que impulse, podría no ser mayúsculo», explicó la también doctora en Relaciones Internacionales.
Que Israel confirme su intención de «ocupar» Gaza no solo tiene que ver con un mero tecnicismo lingüístico. El significado de la posible ocupación del enclave palestino puede dilucidarse si se vuelve atrás en la historia, ya que no es la primera vez que amenaza con controlar Gaza, ni la primera vez que la controlaría efectivamente.
En 1967, Israel arrebató a Egipto el control de la Franja de Gaza, tras los sucesos de la guerra de Medio Oriente -o Guerra de los Seis Días-, en donde también ocupó Cisjordania y Jerusalén Este, zonas que hoy en día siguen bajo su control.
Entre 1967 y 1993, Israel construyó más de 20 asentamientos judíos en la Franja de Gaza.
A pesar de los tratados de paz entre Egipto e Israel, mediados por Estados Unidos, la ocupación israelí de Gaza era extremadamente repudiada dentro y fuera del enclave, debido a la violencia sistemática a la que fueron expuestas las familias palestinas por décadas.
Precisamente, en 1987, en Gaza inició la Primera Intifada, una serie de levantamientos sociales en contra de la ocupación que duraron cinco años y que fueron el germen del nacimiento formal de Hamás.
Tras décadas de negociaciones, presiones internacionales y distintos Gobiernos en Israel, en 2005, la Administración de Ariel Sharon puso fin a la presencia israelí en Gaza, ordenando la retirada de sus colonias y sus tropas del enclave. En el momento, se creía que la decisión de Sharon había enterrado por siempre la posibilidad de que Israel volviera a instalarse en Gaza.
20 años después, Netanyahu desentierra los miedos de la población palestina con su amenaza de quedarse con Gaza.
«El hecho de que el Gobierno de Israel, sin ningún tipo de pudor, hable de ‘ocupación’ expone la posición de fuerza del mismo, además del respaldo con el que cuenta de su aliado norteamericano (EE. UU.), así como el objetivo último que ha perseguido Israel en estos territorios», explica Fabani.
La diplomacia bipolar de Trump envalentona a Israel
Según fuentes oficiales citadas por Reuters, la nueva estrategia bélica de Israel tiene una fecha tentativa de inicio y sería justo después de la visita del presidente estadounidense, Donald Trump, a países del Golfo Pérsico, a mediados de mayo.
El retraso de la operación de ocupación israelí hasta que el mandatario estadounidense pase por la región parecería, según analistas, ser una suerte de estrategia del Gobierno de Netanyahu para presionar a que Hamás regrese a las negociaciones para la liberación de los rehenes que aún permanecen cautivos en el enclave, aprovechando la figura de Trump como mediador.
Sin embargo, el Gobierno de Trump ya no parece tan enganchado en el conflicto. Washington, tras el rechazo mundial al plan trumpista de convertir Gaza en la «Riviera del Medio Oriente», se ha separado poco a poco del papel de árbitro y mediador en las negociaciones que fungió desde la Administración de Joe Biden.
El estancamiento de las negociaciones en los últimos meses y los desgastantes esfuerzos del equipo negociador estadounidense en el conflicto entre Rusia y Ucrania parecen haber generado el desencanto de la Casa Blanca con el proceso; uno que, para los expertos, ampara indirectamente la intensificación en la narrativa violenta de Israel contra Gaza.
«La Casa Blanca parece ahora desinteresada y desbordada mientras Israel da señales de una ofensiva y una ocupación que, según los críticos, equivaldrán a una política estatal de limpieza étnica», opinó Andrew Roth, corresponsal de ‘The Guardian’ en Washington.
De hecho, el desinterés de Trump por el conflicto se presenta con fuerza en el anuncio de su próxima gira en Medio Oriente. Hace unos días, medios internacionales especulaban con la visita del magnate republicano a Tel Aviv y cómo esta podría afectar al transcurso de la guerra en Gaza.
Empero, este 6 de mayo, el presidente estadounidense aclaró que no tiene planeado pasar por Israel en su próxima gira de 3 días, en donde sí visitará naciones como Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes Unidos.
Estados Unidos, que había ostentado la posición de liderazgo mundial durante décadas, parece haber entrado en una fase de bipolaridad diplomática bajo la Administración Trump; una política negociadora que comenzó intensamente en sus primeras semanas, con planes descabellados y promesas de finalizar complejos conflictos internacionales en cuestión de días y que, en vista del fracaso, se ha ido disolviendo ante la desesperación convertida a desinterés del republicano.
Hoy, la heterodoxa diplomacia trumpista deja en bandeja de plata la posibilidad de la ocupación israelí de Gaza.
Con información de France 24
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