¿Qué esperar del nuevo papa?

En el marco de la inminente llegada de un nuevo papa los cardenales se ven nuevamente ante el usual dilema entre intentar algo nuevo o apostar por la continuidad. Y a pesar de que la Iglesia católica no tiene la misma influencia que alguna vez tuvo, sigue siendo un órgano muy importante a nivel cultural y político en el mundo. Prueba de ello es, por ejemplo, el papel instrumental que sostuvo el Papa Francisco al mediar el avance de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en 2015.

 

Cualquier varón católico bautizado es elegible, aunque solo se han seleccionado cardenales desde 1378. El ganador debe recibir al menos dos tercios de los votos de los cardenales menores de 80 años y, por lo tanto, elegibles para participar. El papa Francisco, fallecido el lunes, nombró a la gran mayoría de los electores, a menudo eligiendo a hombres que comparten sus prioridades pastorales, lo que sugiere continuidad en lugar de ruptura.

 

Las conjeturas sobre quién será el próximo papa católico romano a menudo resultan inexactas. Antes de la elección del Papa Francisco en 2013, muchas casas de apuestas ni siquiera lo contaban entre los favoritos.

 

Esta vez, las predicciones se complican aún más porque Francisco realizó muchos nombramientos en un período relativamente corto durante su mandato, diversificando el Colegio Cardenalicio y dificultando la identificación de movimientos y facciones dentro del grupo.

 

Hay candidatos liberales, moderados y conservadores. Muchos de los candidatos en puestos más influyentes comparten los ideales de Francisco y son a su vez de los más preparados, lo que ha servido para mostrar su competencia hacia sus compañeros. Sin embargo, como el mundo nos ha demostrado, hoy en día existe una respuesta extremista y violenta ante los intentos de abogar por las libertades individuales del pasado. 

 

El alza de la extrema derecha en diferentes países (muchos de ellos europeos), el movimiento de la manosphere y las tradwives (el segundo siendo resultado directo del primero) son consecuencia de la lucha por la igualdad de género y el empoderamiento femenino. Es de esperarse que exista un sector importante que no está de acuerdo con la lucha y que vaya a esforzarse en que las cosas no cambien. Sobra decir que esto sucede en la Iglesia también.

 

Algunos de los candidatos que figuran para el cargo son los siguientes:

 

Matteo Zuppi (liberal)

69 años

Zuppi, de 69 años, arzobispo de Bolonia, ayudó a negociar el fin de la guerra civil de Mozambique en la década de 1990 y fue nombrado enviado de paz de Francisco para la guerra de Rusia en Ucrania.

 

El cardenal Zuppi escribió la introducción a la edición italiana de «Construyendo un Puente», del reverendo James Martin, jesuita estadounidense, sobre la necesidad de la Iglesia de mejorar su acercamiento a la comunidad LGBTQ+.

Pietro Parolin (moderado)

70 años

El cardenal italiano fue secretario de Estado del Vaticano durante el papado de Francisco, lo que lo convirtió en su principal asesor. A este puesto también se le conoce como “vicepapa”.Tras su eficaz desempeño, podría considerarse uno de los favoritos.

 

Algunos lo consideran más propenso a priorizar la diplomacia y una visión global que la pureza del dogma católico. Sin embargo, ha criticado la legalización del matrimonio igualitario en todo el mundo, lo cual crea un retroceso importante en el discurso de la iglesia hasta ahora.

Luis Antonio Gokim Tagle (liberal)

67 años

El cardenal Tagle, originario de Filipinas, cuenta con décadas de experiencia pastoral, lo que significa que ha sido un líder activo de la Iglesia entre el pueblo, en lugar de un diplomático del Vaticano o un experto en derecho eclesiástico.

 

Se ha opuesto al derecho al aborto, calificándolo de «una forma de asesinato». También se ha pronunciado en contra de la eutanasia. Pero en 2015, cuando era arzobispo de Manila, el cardenal Tagle instó a la Iglesia a reevaluar su postura «severa» hacia las personas homosexuales, las personas divorciadas y las madres solteras, afirmando que la dureza del pasado había causado un daño duradero y había dejado a las personas sintiéndose «marcadas», y que cada individuo merecía compasión y respeto.

Fridolin Ambongo Besungu (conservador)

65 años

Es muy posible que el próximo papa sea de África, donde la Iglesia Católica sigue sumando millones de fieles. El cardenal Ambongo, originario de la República Democrática del Congo (RDC) , es uno de los principales candidatos.

 

Ha sido arzobispo de Kinshasa durante siete años y fue nombrado cardenal por el papa Francisco. Es un conservador cultural que se opone a la aprobación del matrimonio igualitario, afirmando que “las uniones entre personas del mismo sexo se consideran contradictorias con las normas culturales e intrínsecamente malas”.

Es importante recordar que también hay un grupo de candidatos ultraconservadores que también tienen importantes posibilidades de ganar.  A pesar de que los avances de Francisco hayan dado pie a una historia de mayor aceptación y diversidad en la iglesia, el resultado podría ser un vuelco importante a la derecha que se quiera legitimar con acciones duras. Y esto adquiere principal importancia considerando el momento político que el mundo atraviesa, con un alza notoria en la extrema derecha. El tener a un papa ultraconservador ciertamente aceleraría el avance hacia esa dirección.

 

Algunos de los candidatos ultraconservadores en el Vaticano son:

Uno de los más polémicos es el guineano Robert Sarah, de 80 años. Sarah se ha mostrado contrario a prácticamente todos los avances sociales, desde el matrimonio homosexual a la eutanasia, pasando por al aborto y el divorcio. Ha llegado a sostener que «no puede ser que haya existido una civilización donde los pueblos hayan legalizado el aborto, donde la homosexualidad y la eutanasia han demolido la familia y han destruido el matrimonio».

 

El segundo aspirante conservador con opciones de convertirse en papa es Raymond Leo Burke, un cardenal estadounidense de 78 años. Durante la pandemia afirmó que no había que vacunarse contra el coronavirus, alegando que nos metían un supuesto microchip bajo la piel. No sorprende que haya sido uno de los que se contagió.

 

El último aspirante, Willem Jacobus Eijk, no se queda atrás. Tiene 71 años, es de Países Bajos y se opone a lo que él llama «teoría de género». Dice que corrompe el mundo y que tiene «consecuencias muy graves» para la fe cristiana. Sobre las mujeres, mantiene que básicamente su papel es tener hijos y que no se pueden negar. Según Eijk, «el matrimonio sólo puede ser entre una mujer y un hombre» y la mujer «debe estar siempre abierta a la procreación».

 

Es importante recordar que incluso los candidatos más liberales (y también como lo fue Francisco) probablemente nunca serán verdaderamente “liberales” en la manera que la época moderna nos ha enseñado a pensarlo. El ser tan solo un poco liberal en una institución tan antigua y conservadora como la iglesia ya puede llegar a ser motivo de revueltas (aunque las ideas parezcan normales para la mayoría de nosotros). Sin embargo, el volver a tener un Papa ultraconservador sí podría ser un enorme retroceso para lo que hizo Francisco y para la imagen de la Iglesia en general. Y no solo eso, un papa ultraconservador podría ser nuevamente una figura que influya de manera negativa para los avances de los derechos en todo el mundo, para la situación de los grupos marginados y como ejemplo para los líderes religiosos en general.

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