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El legado ¿liberal? del Papa Francisco

Después de la muerte del papa Francisco ha venido a discusión su legado en la Iglesia católica, y lo que podremos esperar del futuro de esta institución. Su papado fue muy particular, ya que Recibió fuertes críticas de los que creyeron que sus cambios no fueron suficientes y al mismo tiempo de quiénes creyeron que fue demasiado lejos.

 

Aunque Francisco cambió drásticamente el tono de los debates en el Vaticano, con un énfasis siempre puesto en promover la misericordia y la humildad por encima del castigo del pecado, especialmente en lo que respecta a los católicos homosexuales y divorciados, la revolución de Francisco que sus admiradores alguna vez proclamaron nunca se materializó.

 

Probablemente uno de sus mayores aciertos (y un hecho que es difícil de contradecir) fue la humildad con la que intentó llevar su papado. El nombre que eligió vino de San Francisco de Asís, conocido como el santo de los pobres. El Papa quiso promover “una Iglesia pobre y para los pobres” por lo que llevó su papado de una manera austera como no se había visto en las últimas décadas. Ejemplos de ello fueron que dejó de usar la limusina papal, no quiso vivir en el Palacio Apostólico y se mudó a un departamento de 40 metros cuadrados en una residencia. Desde su vestimenta hasta su manera de llevar la vida, Francisco realmente fue un papa humilde. Y quizá ese fue uno de sus mayores aciertos no sólo para los fieles sino para todos quiénes habían visto en la figura del Papa una muestra de la enorme distancia de las altas esferas de la iglesia católica con el mundo real.

Nuevos tiempos, mismas ideas

Estos simbolismos, aunque importantes, dejaron ver que el papa demostró ser mucho más cauteloso y conservador de lo que muchos esperaban. Prueba de ello es el el documento titulado Dignitas Infinita, publicado el año pasado, en el que se profundiza sobre la posición de la Iglesia Católica en temas como las personas trasgénero, la cirugía de cambio de género, la industria de los vientres subrogados, el aborto y el matrimonio de las personas del mismo sexo, entre otros. 

 

En sus últimos años como cardenal de Argentina y en sus primeros años como papa, Francisco habló con vehemencia de la necesidad de reformar y modernizar la Iglesia. Estaba abierto a la idea de permitir el matrimonio de los sacerdotes y se comprometió a acabar con la condición de segunda clase de las mujeres promoviéndolas a puestos superiores en la jerarquía eclesiástica. Como papa, prometió repetidamente poner fin a la crisis de abusos sexuales sacerdotales que ha estremecido al Vaticano durante décadas.

 

Pero, en general, Francisco se quedó corto en estos temas. Y como no reescribió fundamentalmente las enseñanzas de la Iglesia, sus iniciativas más controvertidas e importantes (incluida su decisión de 2023 que permite a los sacerdotes bendecir a las parejas del mismo sexo y su documento de 2016 que abre la puerta para que los católicos divorciados y vueltos a casar reciban la sagrada comunión) podrían ser revertidas por un sucesor con pocos esfuerzos.

 

Avances para la comunidad LGBT

El Papa Francisco fue probablemente uno de los que más se ha esforzado en modernizar el rumbo de la Iglesia en relación a la comunidad LGBT. En 2020, instó a los padres a acoger a sus hijos LGBT «tal como son». Nombró a Juan Carlos Cruz, abiertamente gay, como miembro de la comisión pontificia sobre el abuso de menores.

 

Francisco también se opuso públicamente a la criminalización de la homosexualidad y, respondiendo a preguntas escritas de Outreach, un sitio web para católicos LGBT que ayudo a administrar, sugirió que los obispos que se oponían a su postura estaban «equivocados». Para las conferencias de Outreach para católicos LGBT, envió cartas de bienvenida. Y hacia el final de su papado, en una práctica que recibió escasa atención mediática, se reunió mensualmente con católicos transgénero.

 

Algunos católicos LGBT querían aún más de Francisco, con la esperanza de que cambiara la postura de la Iglesia sobre la homosexualidad, que el entonces futuro Papa Benedicto XVI calificó en 1986 como un “mal moral intrínseco”. Otros esperaban que la Iglesia reconociera los matrimonios entre personas del mismo sexo como sacramentales. No hizo ninguna de las dos cosas, sino que se centró en el llamado del catecismo a mostrar “respeto, compasión y sensibilidad” hacia las personas LGBT.

 

Es probable que para muchos católicos progresistas y otros que esperaban que se convirtiera en un revolucionario, el papado de Francisco será recordado como una decepción.  Algo así como muchas promesas y pocas acciones, o por lo menos acciones que pudieran cambiar el rumbo de la Iglesia de manera concreta en asuntos actuales.

 

Sin embargo, se puede decir que en términos simbólicos lo que hizo realmente fue importante. Especialmente porque nunca habíamos visto a una persona con hábitos o discurso similares al frente de la Iglesia católica. James Martin, el padre jesuita que además es editor de la revista religiosa America, dijo que una de las cosas más importantes de Francisco fue que, con sus acciones, podía servir como ejemplo para la tolerancia y apertura de todos los católicos en el mundo. Algo así como “Si él lo hace ¿cómo es que yo no?”.

 

No sabemos qué siga para la Iglesia, pero la realidad es que, a pesar de las buenas intenciones de Francisco, es probable que la ola ultraconservadora alcance a la Iglesia también (considerando que nunca dejó de ser conservadora). 

 

A pesar de que las liturgias funerarias de Francisco todavía se están dando, los nombres de posibles sucesores ya comenzaron a circular. Aunque el resultado del Cónclave es impredecible, la corriente ultraconservadora se perfila con fuerza. Muchos de los candidatos, críticos abiertos del legado de Francisco, buscan reposicionar a la Iglesia en una dirección doctrinalmente más estricta y jerárquica. 

 

Entre los principales candidatos que destacan, se encuentran Peter Erdö (conservador), Pierbattista Pizzaballa y Pietro Parolin (moderados) y Luis Antonio Tagle y Matteo Zuppi (liberales). No sabemos quién será el sucesor de Francisco, pero sí podemos decir que lo más probable es que si deciden ignorar a las poblaciones vulnerables y diversas será todavía más difícil conectar con sus fieles alrededor del mundo. Algo que quizá Francisco sí entendió.

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Constanza García Gentil

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