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JOMO o la felicidad de la desconexión

A partir de la ansiedad ocasionada en las redes sociales a partir de la sensación o idea de que siempre nos estamos perdiendo de algo (llámese un concierto, el viaje que alguien más hizo, las salidas a las que no fuimos invitados, entre otros). A esta sensación se le ha llamado FOMO (fear of missing out) y se ha hecho cada vez más popular entre las nuevas generaciones y en las redes sociales.

Sin embargo, la sensación de estar perdiéndonos de algo o de que algo nos hace falta está motorizada por la constante necesidad de las redes sociales de vendernos algo; ya sea una experiencia, un producto o una idea. La intención es hacernos sentir incompletos para que así terminemos comprando alguna de las cosas que intentan vendernos. El hacer a una persona sentir incompleta o insuficiente puede ser inmensamente redituable.

Cuando menos información se siente mejor

Es así como nace el concepto opuesto, llamado JOMO (Joy of missing out), acuñado por el filósofo danés Svend Brinkmann. En su libro La alegría de perderse cosas, el autor promueve la necesidad de bajarse de la rueda frenética impuesta por las redes sociales e insiste en la idea que hacer demasiadas cosas no siempre es sinónimo de felicidad.

En lugar de sentir ansiedad por no participar, el JOMO propone abrazar la desconexión intencionada y disfrutar de los beneficios de estar ausentes de ciertos momentos.

Algunos de sus beneficios son:

  • Reducción del estrés y la ansiedad. La constante comparación con los demás generada por el FOMO puede llevar a sentir que la propia vida es insuficiente o menos gratificante.
  • Mayor tiempo para la introspección. Al desconectarse del bullicio externo, las personas pueden enfocarse en sí mismas, lo que fomenta la autoexploración, el desarrollo personal y una mayor claridad sobre lo que realmente importa en sus vidas.
  • Fomento de la creatividad. El tiempo libre y la tranquilidad permiten que la mente se relaje y divague. Diversos estudios han demostrado que el “aburrimiento” o la desconexión pueden ser catalizadores de nuevas ideas.
  • Mejora de las relaciones personales. Al optar por el JOMO, las personas tienden a priorizar los encuentros cara a cara y las conexiones significativas sobre las interacciones, a menudo superficiales, on-line.

 

Las redes sociales y el bienestar mental (o falta de)

Por otro lado, existe evidencia de lo mal que pueden hacernos sentir las redes sociales al pasar mucho tiempo en ellas. La encuesta #StatusOfMind, publicada hace algunos años por la Royal Society for Public Health del Reino Unido, incluyó las aportaciones de 1,479 jóvenes (de 14 a 24 años) de toda Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Entre febrero y mayo de ese año, las personas respondieron preguntas sobre el impacto de las distintas plataformas de redes sociales en 14 cuestiones diferentes relacionadas con su salud mental o física.

 

Los datos del estudio indicaron que Instagram es la peor red social para la salud mental. También se asoció con altos niveles de ansiedad, depresión, acoso y FOMO. Y con las modificaciones en el algoritmo de Meta alrededor de 2021 y los múltiples reportes de ex empleados sobre cómo han ignorado los daños ocasionados a la salud mental de los adolescentes.

 

De manera que las redes sociales no son nocivas en exceso por casualidad, sino que están intencionalmente diseñadas para hacernos sentir FOMO. Por lo tanto, cuando nos sentimos insuficientes o incompletos después de pasar mucho tiempo en redes sociales vale la pena recordar que no depende de nosotros, sino que la experiencia del usuario está hecha para dar estos resultados.

 

¿Cómo manejarlo?

Intentar vivir acorde al JOMO no significa renunciar completamente a la tecnología o las interacciones sociales. En muchas circunstancias esto puede significar desistir de una parte importante de nuestra vida personal o laboral, por lo que no es una opción para muchas personas. Lo más adecuado sería encontrar un equilibrio saludable entre la conectividad y la desconexión y la 

Algunas formas de integrarlo incluyen las siguientes pautas:

  • Establecer límites digitales. Definir horarios específicos para revisar las redes sociales o responder a mensajes puede ayudar a reducir el tiempo frente a la pantalla y promover una relación más sana con la tecnología.
  • Implementar el minimalismo digital. Este concepto implica usar solo aquellas plataformas y herramientas tecnológicas que verdaderamente agreguen valor a nuestra vida.
  • Priorizar el tiempo personal. Dedicar tiempo a actividades que nutran el bienestar físico y mental, como leer, hacer ejercicio, meditar o, simplemente, descansar.

El comenzar a usar las redes sociales de manera más intencional tendrá efectos positivos en nuestra vida debido a que no nos hará sentir completamente fuera de lo que ahora es una parte real de la vida social y al mismo tiempo nos recordará que nuestra vida puede existir (y prosperar) muy por fuera de las redes sociales y sus efectos.

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Constanza García Gentil

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