A partir de la ansiedad ocasionada en las redes sociales a partir de la sensación o idea de que siempre nos estamos perdiendo de algo (llámese un concierto, el viaje que alguien más hizo, las salidas a las que no fuimos invitados, entre otros). A esta sensación se le ha llamado FOMO (fear of missing out) y se ha hecho cada vez más popular entre las nuevas generaciones y en las redes sociales.
Sin embargo, la sensación de estar perdiéndonos de algo o de que algo nos hace falta está motorizada por la constante necesidad de las redes sociales de vendernos algo; ya sea una experiencia, un producto o una idea. La intención es hacernos sentir incompletos para que así terminemos comprando alguna de las cosas que intentan vendernos. El hacer a una persona sentir incompleta o insuficiente puede ser inmensamente redituable.
Cuando menos información se siente mejor
Es así como nace el concepto opuesto, llamado JOMO (Joy of missing out), acuñado por el filósofo danés Svend Brinkmann. En su libro La alegría de perderse cosas, el autor promueve la necesidad de bajarse de la rueda frenética impuesta por las redes sociales e insiste en la idea que hacer demasiadas cosas no siempre es sinónimo de felicidad.
En lugar de sentir ansiedad por no participar, el JOMO propone abrazar la desconexión intencionada y disfrutar de los beneficios de estar ausentes de ciertos momentos.
Algunos de sus beneficios son:
Por otro lado, existe evidencia de lo mal que pueden hacernos sentir las redes sociales al pasar mucho tiempo en ellas. La encuesta #StatusOfMind, publicada hace algunos años por la Royal Society for Public Health del Reino Unido, incluyó las aportaciones de 1,479 jóvenes (de 14 a 24 años) de toda Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Entre febrero y mayo de ese año, las personas respondieron preguntas sobre el impacto de las distintas plataformas de redes sociales en 14 cuestiones diferentes relacionadas con su salud mental o física.
Los datos del estudio indicaron que Instagram es la peor red social para la salud mental. También se asoció con altos niveles de ansiedad, depresión, acoso y FOMO. Y con las modificaciones en el algoritmo de Meta alrededor de 2021 y los múltiples reportes de ex empleados sobre cómo han ignorado los daños ocasionados a la salud mental de los adolescentes.
De manera que las redes sociales no son nocivas en exceso por casualidad, sino que están intencionalmente diseñadas para hacernos sentir FOMO. Por lo tanto, cuando nos sentimos insuficientes o incompletos después de pasar mucho tiempo en redes sociales vale la pena recordar que no depende de nosotros, sino que la experiencia del usuario está hecha para dar estos resultados.
¿Cómo manejarlo?
Intentar vivir acorde al JOMO no significa renunciar completamente a la tecnología o las interacciones sociales. En muchas circunstancias esto puede significar desistir de una parte importante de nuestra vida personal o laboral, por lo que no es una opción para muchas personas. Lo más adecuado sería encontrar un equilibrio saludable entre la conectividad y la desconexión y la
Algunas formas de integrarlo incluyen las siguientes pautas:
El comenzar a usar las redes sociales de manera más intencional tendrá efectos positivos en nuestra vida debido a que no nos hará sentir completamente fuera de lo que ahora es una parte real de la vida social y al mismo tiempo nos recordará que nuestra vida puede existir (y prosperar) muy por fuera de las redes sociales y sus efectos.
También te puede interesar: Dopamine detox: mitos y realidades
La diversidad laboral como prioridad en Coahuila El compromiso de Salomón Issa Tafich con la…
La decisión de permitir la participación de Israel en Eurovisión 2026 provocó un fuerte quiebre…
La violencia contra las mujeres con discapacidad es un problema grave en México y en…
La reducción de la jornada laboral en México volvió al centro del debate. Sin embargo,…
Cynthia Erivo, protagonista de Wicked 2, se convirtió en blanco de una ola masiva de…
Cuando se habla del impacto de una mujer en la vida pública, el trabajo de…