El feminicidio de la atleta olímpica ugandesa Rebecca Cheptegei: misoginia y voz pasiva

Las violencias que sufren las mujeres día con día es un problema mundial. A nivel global, cada hora son asesinadas 5 mujeres o niñas por alguien de su propia familia. Y como vemos día con día, ni deportistas ni celebridades están exentas de estas violencias.  Hoy el casi se trata del terrible feminicidio de la atleta olímpica ugandesa Rebecca Cheptegei.

Después de varios días en el hospital luchando por su vida, el Dr. Owen Menach reportó el jueves 05 de septiembre en la mañana que la maratonista ugandesa había muerto después de que todos sus órganos fallarán, a causa de un ataque feminicida por parte de su pareja.

El jueves por la mañana, el jefe del Comité Olímpico de Uganda dio a conocer la noticia de que Cheptegei había fallecido después de varios días en el hospital luchando por su vida.

«Nos enteramos del triste fallecimiento de nuestra atleta olímpica Rebecca Cheptegei… tras un brutal ataque por parte de su novio», dijo Donald Rukare en una publicación en X.

¿Qué sucedió?

La maratonista ugandesa fue quemada viva por su novio, Disckon Ndiema Marangach, en el condado de Trans-Nzoia en Kenia. El feminicida le roció cinco litros de gasolina y la prendió en fuego. El ataque feminicida ocurrió el domingo 01 de septiembre, dentro de la casa de Rebecca, frente a sus dos hijos de 12 y 13 años, después de regresar de la iglesia.

Rebecca Cheptegei fue trasladada al Hospital Universitario y de Referencia Moi de Eldoret, en el oeste de Kenia. Permaneció en cuidados intensivos desde el domingo, al sufrir quemaduras en el 80% de su cuerpo a causa del ataque. Pero de acuerdo al reporte del Dr. Owen Menach, falleció el jueves después de que todos sus órganos fallaron.

El feminicida, Dickson Ndiema Marangach también sufrió quemaduras en el 30% de su cuerpo y permanece en el mismo centro médico.

Violencia feminicida en Kenia

El ataque se produce a pocos años de los feminicidios de otras dos atletas de élite: Damaris Muthee Mutua y Agnes Tirop. La primera, Damaris Mutua, fue asesinada en abril de 2022.

En otro acto machista, Mutua, nacida en Kenia pero que competía por Bahrein, fue encontrada asesinada en Iten, un centro de carreras muy famoso. Su novio es el principal sospechoso, pero hasta el momento sigue libre. Meses antes, una noticia similar había shockeado a la sociedad keniana y al mundo del atletismo.

En octubre de 2021, la keniana Agnes Tirop fue encontrada asesinada a puñaladas en su casa de Iten. Su ex marido está siendo juzgado por su asesinato, aunque él niega los cargos. (El juicio al parecer empezó en noviembre de 2023, pero fuera de algunas noticias sobre cuándo empezó, no hay mucha información al respecto. Si ya terminó el juicio, no se sabe su veredicto, y si no ha terminado, no se sabe el por qué el aplazamiento).

Tristemente, estos casos no son excepciones en Kenia, un país donde el 34% de las mujeres han sufrido algún tipo de violencia física desde los 15 años, según el informe más reciente de la Oficina Nacional de Estadística de Kenia publicadas en enero de 2023.

Asimismo, de acuerdo con los datos del Centro Nacional de Investigación Criminal de Kenia, una mujer es asesinada por su pareja o familiar cercano cada dos días. También, el 28% de las mujeres que han estado en una relación con un hombre han experimentado violencia física, sexual o emocional (y esos son números de las que sí lo reportan).

Estos actos son frecuentemente minimizados como violencia doméstica, un término que oculta la gravedad y el impacto de estas acciones en la vida de las víctimas.

Por si fuera poco, las leyes discriminatorias en Kenia, y en otros países africanos donde los índices de violencia de género también son muy altos, siguen perpetuando esta violencia, dejando a mujeres y niñas en situaciones de mayor riesgo y vulnerabilidad.

De micromachismos a feminicidios

En México no somos nada extrañas a estas violencia, pues vivimos en un país donde entre 10 y 11 mujeres y niñas son asesinadas al día. Por lo que estamos también muy conscientes de que estos hechos, 1. no son aislados, y 2. que los atacantes no son monstruos, si no hombres comunes y corrientes.

En un país donde le dan plataforma a personajes como Adrián Marcelo, y solo lo sacan semanas después de que sociedad y gobierno le llamarán la atención a Televisa y Endemol, sabemos que los micromachismos, y ni tan micro, solo dejan ver como la violencia de género permea en la sociedad, sin que se den cuenta o lo cuestionen.

«Una mujer menos para maltratar» no es un micromachismo, ya que es bastante explícito. Tampoco es un chiste, ni una estrategia. Bromear acerca del maltrato y de la violencia de género, y navegar con la bandera del humor, de hecho es violencia en si misma.

Es una violencia menos visible, más sutil. Pero continúa siendo violencia, porque minimiza la realidad que viven muchas mujeres, no solo en México si no en todo el mundo, y normaliza el maltrato.

Mujeres y hombres debemos entender que la violencia de género tiene abarca mucho y tiene muchas formas, visibles y no visibles. Y que debemos hacer un trabajo constante de reflexionar, cuestionarnos y cambiar prejuicios y actitudes. Tanto en lo individual, como en lo colectivo.

Incluidos los medios de comunicación.

Y el rol de los medios y el lenguaje

El cómo comunicamos una noticia importa. El lenguaje que usamos ayuda a visibilizar y dar foco a lo realmente importante. Si decimos que una mujer muere a causa de quemaduras es muy distinto a decir que fue asesinada. Cambia la intención y minimiza la gravedad.

Ser quemada y asesinada pasa a segundo plano en la voz pasiva, para dar énfasis a otra acción: la muerte. Donde entonces, inadvertidamente, la responsabilidad del acto, y el responsable, pasan a segundo plano o, a veces, desaparecen.

Pero Cheptegei, como muchas otras mujeres, no solo murió, si no que fue asesinada. Fue víctima de feminicidio, o de violencia feminicida.