Bennifer: la pareja que amamos odiar

Durante las semanas recientes hemos escuchado crecientes rumores sobre la potencial separación de Ben Affleck y Jennifer Lopez: los tabloides constantemente persiguiéndolos en esfuerzos de encontrar algo que confirme los rumores, o por lo menos pueda seguir alimentándolos para darle a la gente lo que quiere.

 

Un poco de contexto sobre Bennifer

Desde el año 2002 -cuando se conocieron y comenzaron a salir- la pareja ha sido uno de los objetivos más codiciados de los paparazzi. Esto sin duda ha contribuido a la tensión de su relación, pues a pesar de haber estado comprometidos para casarse en 2004 recurrieron a cancelar su boda tan solo unas semanas antes de la fecha y terminar su relación poco después de eso.

 

Según los tabloides, Lopez y Affleck están al borde del divorcio, viven separados y son extremadamente infelices en su matrimonio. Él supuestamente quiere tener una vida alejada del centro de atención y ella no puede dejar de vivir en este entorno.

 

Esto es extremadamente similar a lo que sucedió hace 20 años cuando la pareja, conocida como Bennifer, se separó por primera vez. Después de enamorarse rápidamente en el set de una película para comprometerse después, la atención mediática que generaron fue enorme. 

 

Se dice que esto se dio también al coincidir con el nacimiento de los tabloides, los periódicos de chismes dedicados a perseguir a las celebridades para conseguir información privada de sus vidas. A la luz de esta tensión, la pareja finalmente terminó, culpando parcialmente a la enorme atención de los medios . Según lo que fuentes anónimas supuestamente cercanas a la pareja, parece que Bennifer se encuentra en la misma situación de 20 años atrás.

 

Una serie de contradicciones

Es importante recordar que aunque hayamos atestiguado los pasos de estas personas en los medios a lo largo de los años, esto no significa que realmente los conozcamos o tengamos ninguna información real sobre su vida.

 

Sin embargo, algunos hechos nos pueden dar una idea sobre ciertas características de su personalidad. Un ejemplo es el hecho de que Jennifer Lopez es una mujer que, a pesar de no haber llegado a las alturas de estrellas como Madonna o Lady Gaga, ha sido parte de la industria del entretenimiento desde hace varios años. Y a partir de ello hemos podido ver su esfuerzo por continuar formando parte de ella, continuar siendo relevante y continuar reinventándose para pertenecer. Aunado esto hay que tomar todas las presiones adicionales que tiene por haber sido una mujer latina en Hollywood: sexualización, objetivación, una enorme presión por continuar siendo bella y no mostrar que envejece, etc.

 

Aunado a las declaraciones de la misma Jennifer, su carrera es un testimonio del esfuerzo y voluntad de permanecer en la industria del entretenimiento y poder seguir dedicándose a ello. En el caso de Ben Affleck, no parece estar tan interesado en esto (o por lo menos no parece tener que esforzarse tanto). Lo que se dice por ahora es que las tensiones vienen de que ella quiere permanecer en el mundo del espectáculo mientras que él quiere ir alejándose.

 

En el documental autodirigido y autofinanciado sobre su vida This is me.. Now – The Greatest Love Story Never Told, el mismo Ben Affleck compara la necesidad de JLo de permanecer en el mundo del espectáculo con su propia dependencia con el alcohol: “»Lo que descubres, al igual que con el alcohol, es que no hay suficiente alcohol en todas las licorerías del mundo para llenar eso», dice, comparando la necesidad de fama de JLo con su propia batalla con el alcohol.

Nuestro propio reflejo

Bennifer no es la primera pareja de celebridades ni será la última, pero representan algo poco común en Hollywood: una relación real y verdaderamente dramática. Algo que probablemente no fue hecho para relaciones públicas (especialmente debido al elemento inter racial en una época en la que no había tantos latinos en Hollywood y por lo tanto no era común ver parejas así), pero que captura mucho de ello. Son dos personas famosas que han tratado de vivir y amar de una manera aparentemente auténtica en una industria donde eso es muy arriesgado, y un número de personas probablemente estarán esperando a que fracasen. Su relación también refleja nuestra fijación con la realidad y la identificabilidad: si no tuvieran ninguna de las dos cosas, no estaríamos tan obsesionados con ellos.

Lo que el público ha reflejado las últimas semanas emula una especie de partido de fútbol en el que la mayor parte de la gente (y principalmente los medios) está echando porras para que este equipo pierda. Si es así, entonces, el equipo que gana se convierte se vuelve ¿el haber tenido razón desde el principio? ¿el regocijarse en el fracaso y sufrimiento de dos personas que ni siquiera conocemos? ¿el morbo de ver una parte íntima no autorizada de la vida de dos celebridades en tiempo real en las redes sociales?

A pesar de que podamos tener nuestras propias reservas u opiniones sobre Bennifer, la realidad es que el abordaje de esta historia está alejándose cada vez más del chisme y acercándose cada vez más a la deshumanización. Y, como siempre, la manera en la que abordamos una historia termina diciendo más de nosotros que de las personas de las que estamos hablando. Y lo que dice esto de nosotros el día de hoy nos deja peor parados que a ellos.

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