Hay mayor atención a la brecha de equidad de género en la atención médica
Tan solo en la última década hemos visto un avance en la atención mundial a las brechas de equidad de género en la atención médica, desde representación equitativa en algunos ensayos clínicos, hasta reducción de las tasas de mortalidad de las mujeres, según publicó el Foro Económico Mundial.
Y si bien es alentador ver una mayor conciencia sobre la salud de las mujeres, el estudio realizado por el Foro Económico Mundial también expone las evidentes y preocupantes brechas que hay entre la atención médica de hombres y de mujeres que persisten aún en 2024. Empezando por que las mujeres enfrentan más tiempo con mala salud que los hombres.
De acuerdo al reciente estudio, realizado en colaboración con McKinsey Health Institute, destaca que las mujeres enfrentan un 25% más del tiempo con «mala salud» que los hombres.
https://twitter.com/wef_es/status/1750537972397596965
El estudio detalla que debemos entender que la salud de la mujer abarca afecciones específicas de cada sexo (como la endometriosis y menopausia), y las enfermedades generales, que pueden afectar a las mujeres de manera distinta o desproporcional; como la migraña o diversos problemas de salud mental, como la depresión (que afecta más a mujeres que a hombres).
Problemas de la visión, problemas de movilidad, dolor crónico, sueño, además de lo relacionado a la angina de pecho y la artritis, son algunas de otras afecciones en las que existen diferencias significativas entre hombres y mujeres, de acuerdo a diversas investigaciones.
El estudio también expone que es evidente que, en nuestros esfuerzos por ampliar el acceso, un enfoque único para todos no funciona.
En la publicación, las indicadas brechas de salud entre hombres y mujeres se atribuyen a que la ciencia -en lo general-, y los estudios clínicos -en lo particular-, se han concentrado más en estudiar el organismo masculino, subrepresentando al femenino, lo que dificulta la comprensión de las diferencias biológicas basadas en el sexo. Esto lleva a que existan menos tratamientos disponibles y/o que sean menos eficaces para las mujeres.
De esta manera, la carga de enfermedades de las mujeres es sistemáticamente subestimada, ya que se utilizan datos que las excluyen, o infravaloran enfermedades importantes. Además, las mujeres tienen más probabilidades de retrasos en la atención sanitaria, diagnóstico y/o tratamientos. Y por si fuera poco, se ha invertido menos en problemas de la salud de la mujer, en relación con su prevalencia.
Esto es especialmente prevalente en la atención de la salud materna, donde vemos que las necesidades de atención médica varían según el país, la comunidad, la raza y el origen étnico.
No hay ninguna razón justificable para que una mujer que vive en el África subsahariana tenga un riesgo aproximadamente 130 veces mayor de morir por causas relacionadas con el embarazo o el parto, que una mujer en Europa o América del Norte.
Y no solo en los países del Sur Global se manifiestan las disparidades en materia de salud: la mortalidad materna también sigue siendo un problema crítico para los sistemas de salud de los países desarrollados. En 2020, por ejemplo, la tasa de mortalidad materna de las mujeres afroamericanas en Estados Unidos era casi el triple que la de las mujeres blancas. (Sí, en 2020, y en 4 años no han habido avances tan significativos).
La investigación también muestra que los desafíos y las necesidades de salud de las mujeres continúan evolucionando, lo que requiere que los sistemas de salud sean lo suficientemente ágiles como para satisfacer sus necesidades, ahora y en el futuro. También sabemos que las mujeres de hoy en día buscan cada vez más una mejor experiencia de atención médica, que satisfaga sus necesidades únicas durante las diferentes etapas de la vida.
Por lo tanto, el enfoque para la prestación de atención debe ser personalizado y escalable. Si bien esto puede sonar como una contradicción, no lo es: ambos deben ser ciertos.
Además, los doctores deben de comenzar a conocer mejor a sus pacientes y escucharlas. La cantidad de veces que hemos conocido a mujeres a las que les han diagnosticado diversas enfermedades (como la endometriosis y la vulvodinia), después de años y cientos de visitas a distintos doctores, nos hace invariablemente cuestionarnos: ¿qué sucede con el sistema de salud que toma literalmente décadas diagnosticarte algo que genera dolor crónico? (El tiempo promedio para diagnosticar la endometriosis es entre 7 y 10 años, por ejemplo. Sí, leyeron bien).
Lo que es prometedor, es que gran parte de la tecnología necesaria para este enfoque ya existe. Las aplicaciones móviles y las soluciones aumentadas por inteligencia artificial, por ejemplo, pueden ampliar el alcance de los servicios existentes y ofrecer nuevas formas de brindar atención personalizada a las mujeres.
La complejidad radica en cómo maximizamos las innovaciones que tenemos a nuestro alcance hoy en día, y expandimos su aplicación para impulsar el impacto a escala.
Una de las tendencias más notables es la forma en que las mujeres de la Generación Z (nacidas entre 1997 y 2012) buscan cada vez más información sobre salud fuera de los canales tradicionales.
Según el nuevo estudio estadounidense de Philips realizado a 2,000 mujeres de entre 18 y 27 años sobre sus percepciones sobre los servicios y recursos sanitarios, la mayoría (56%) de las mujeres de la Generación Z son más propensas a buscar consejos de salud en TikTok que en un médico presencial.
Aún más sorprendente: el 16% de las mujeres de la Generación Z dicen que visitan a su médico menos de una vez al año o no visitan en absoluto, y las principales razones son que acceden a información de fuentes alternativas (39%) o que no confían en los profesionales de la salud (34%).
Y aunque TikTok y demás redes sociales no son las fuentes más confiables para obtener información de salud, como mujeres podemos entender por qué buscan alternativas. La desconfianza en la medicina tradicional y en profesionales de la salud es real. Y no por la creciente tendencia de medicinas alternativas y holísticas, si no porque como mujeres nos enfrentamos constantemente a doctores que no nos escuchan, que minimizan nuestro dolor, y que al primer indicio de PMS, cólicos o acné, nos mandan la pastilla anticonceptiva.
No solo eso, nos enfrentamos a doctores que te inyectan hormonas sin tu consentimiento, con el argumento de que es por tu salud. Pero el constante bloqueo de nuestras hormonas no puede ser la solución a todos nuestros problemas, porque las hormonas tienen una función muy importante en nuestro cuerpo.
El estudio también propone medidas diversas para ir cerrando las brechas, y de esta manera generar más salud y beneficio económico para la sociedad en su conjunto, y no solo para los hombres.
Entre ellas están: invertir en programas educativos que aborden los estigmas relacionados con la salud sexual y reproductiva, y que proporcionen información precisa, lo cual genera conciencia pública y ayuda a romper barreras culturales y sociales.
Pero lo más primordial es garantizar un acceso equitativo a los servicios de salud. Para ello, el estudio propone expandir la atención prenatal, servicios de planificación familiar, y exámenes de detección y tratamientos especializados para abordar las necesidades específicas de las mujeres.
Finalmente, recalca la importancia de promover la inclusión de mujeres en proporción adecuada en estudios clínicos y de investigación, para garantizar que los tratamientos sean efectivos y seguros para ambos géneros. También destacan que no se pueden centrar únicamente en patología con alta mortalidad, si no también en aquellas que generan discapacidad. Esto podría conducir a avances médicos más equitativos y personalizados.
El estudio muestra que esto no solo beneficiaría a las mujeres, si no que (y para apelar al ser capitalista que tenemos dentro), podría beneificiar a la economía mundial, generando 1 mil millones de dólares al año, de aquí a 2040. Por lo tanto nos beneficia a todos.
Todavía nos hace falta mucho por avanzar. Falta mucho por entender e investigar causas, consecuencias y tratamientos de muchas enfermedades que afectan a las mujeres. Falta mucho por entender cómo nos afectan enfermedades generales, para buscar tratamientos especializados. Pero por lo menos, como mujeres, nos sentimos reivindicadas y escuchadas cuando institutos y organizaciones, como el Foro Económico Mundial y McKinsey Health Institute realizan reportes anunciando lo que las mujeres ya sabíamos.
Ahora es responsabilidad de gobiernos, instituciones, academia, profesionales de la salud, y sociedad civil continuar con esta conversación para generar verdaderos cambios.
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