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La chilena Natalia Bahamonde pasó de descubrir Planetas, a «no entender nada» para llegar, por fin, a abordar los problemas sociales de su país de manera matemática.
Bahamonde es doctora en Ciencias de la Universidad Paris-Sud y durante mucho tiempo se dedicó a formular modelos estadísticos para la búsqueda de planetas.
La chilena habló con El País sobre su experiencia descubriendo planetas:
“La idea fue analizar curvas de luz de estrellas. Para esto, se usó la información de la base de datos Kepler, misión espacial de la NASA que contribuyó con datos de 11.000 curvas de luz”, explica la doctora.
Con su método se definieron la existencia de una lista de 400 planetas candidatos (astros que aún requieren otra certificación para ser llamados planetas).
De pronto, su vida cambió por completo. En 2019, le diagnosticaron una enfermadad autoinmune que la dejó con tratamiento médico permanente al que le costó mucho acostumbrarse.
“Me costó volver a ser la misma. No me sentía con la misma confianza. Esto ocurrió un poco antes del estallido social: quedé hospitalizada, tenía fibrosis, mi hígado estaba mal. Estuve dos años tratando de recuperarme y adaptarme a las medicinas. No sabia dónde estaba parada. Andaba con un papelito que decía: ‘Me llamo Natalia Bahamonde. Si estoy perdida llame a este número, por favor’».
“Con la experiencia que tuve trabajando con los astrónomos me di cuenta que era capaz de comprender cualquier cosa. Hay muchos problemas humanos que no tienen respuesta porque no hay cruce de datos. El supermercado sabe todo de ti, el banco sabe todo de ti, pero si hablamos de fenómenos sociales, hay muy poca información”, explica.
Una de las primeras investigaciones en la que trabajó fue un proyecto sobre familia y pobreza relacional en Chile para el que usó distintas fuentes de información como las encuestas y estadísticas públicas.
La conclusión de la doctora fue que las políticas públicas generales no sirven mucho.
«Mirar estos datos para idealmente direccionar los recursos en función de las necesidades particulares de la población».
Otro de los proyectos que realizó Bahamonde fue acercar la matemáticas a los niños de escuelas vulnerables.
Se preguntaba qué tiene que hacer un niño que ama las matemáticas pero no tiene un contexto que le permita avanzar en ese conocimiento, y lo que hizo, fue postular a un fondo de Explora para enseñar matemáticas de manera más intuitiva.
“Hay que aprovechar de los pequeños su gran curiosidad. Basta que las niñas y niños observen a su alrededor. La naturaleza, por ejemplo, está llena de patrones geométricos que corresponden a secuencias matemáticas como la de Fibonacci».
“Acá se han preparado grandes computadores para almacenar los datos que recogerán los telescopios, pero aún no se encuentra centralizada la información de los habitantes de nuestro país, Si estos datos estuvieran disponibles para todos y medidos de forma regular, podrían crecer los estudios y el conocimiento sobre temas de interés social y se podría generar un impacto enorme en las políticas públicas. Los recursos serían matemáticamente invertidos”, explica.
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