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Violencia contra mujeres: las cifras que alarman al mundo

La violencia contra las mujeres sigue siendo una emergencia global que avanza sin freno. Un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y agencias de la ONU confirma una realidad que persiste desde hace décadas: casi una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia de pareja o sexual. Esta cifra, que representa a 840 millones de mujeres, apenas ha cambiado desde el año 2000, lo que revela una crisis estructural ignorada por muchos gobiernos.

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, lo resume con claridad. Afirma que la violencia contra las mujeres es una de las injusticias más antiguas y extendidas. Sin embargo, sigue siendo una de las menos combatidas. Sus palabras reflejan un escenario que los datos confirman con crudeza. Tan solo en los últimos 12 meses, 316 millones de mujeres mayores de 15 años sufrieron violencia física o sexual por parte de su pareja. Esto equivale al 11% del total de mujeres en el mundo.

Además, el ritmo de reducción de la violencia en pareja es extremadamente lento. Desde hace dos décadas, el descenso anual ha sido de apenas 0.2%. Este avance mínimo revela la falta de voluntad política para enfrentar una de las violaciones de derechos humanos más extendidas. Por primera vez, el informe también incluye estimaciones sobre violencia sexual fuera del ámbito de la pareja. Así, 263 millones de mujeres han sido víctimas de agresiones cometidas por familiares, amigos, figuras de autoridad o desconocidos. Los expertos advierten que esta cifra está subestimada debido al miedo, al estigma y al silencio que rodea estas agresiones.

La región de las Américas tampoco escapa a esta realidad. De hecho, enfrenta una crisis persistente. Una de cada tres mujeres de 15 años o más ha sufrido violencia física o sexual en algún momento de su vida. La violencia ejercida por la pareja sigue siendo la forma más común: una de cada cuatro mujeres entre 15 y 49 años la ha vivido. Además, una de cada ocho ha sufrido violencia sexual por parte de alguien que no es su pareja. Las adolescentes enfrentan riesgos tempranos, ya que el 21% de las jóvenes entre 15 y 19 años ha sido violentada antes de cumplir los 20. Las mujeres mayores tampoco están protegidas, ya que el 23% de las de 65 años o más reporta haber vivido este tipo de abuso.

El doctor Jarbas Barbosa, director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), subraya la urgencia del problema. Explica que las cifras son impactantes porque la violencia es prevenible. Añade que se necesita actuar con decisión para prevenirla, apoyar a las sobrevivientes e invertir en estrategias que rompan los ciclos de abuso. No basta con reconocer el problema. Los países deben reforzar las políticas nacionales y fortalecer a los sistemas de salud, que representan una primera línea de apoyo.

A pesar de una mayor concientización y de las intervenciones multisectoriales, los avances son mínimos. La región está lejos de alcanzar la meta 5.2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que busca eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres. La asesora de la OPS en Prevención de la Violencia, Britta Baer, destaca que el estigma asociado con la violencia sexual dificulta la denuncia. Por lo tanto, las cifras reales son probablemente más altas.

El informe también resalta las graves consecuencias para la salud física, emocional y sexual. Las mujeres enfrentan lesiones, embarazos no deseados, infecciones y depresión. En los casos más extremos, la violencia termina en femicidio. Además, la exposición a la violencia en el hogar impacta a las infancias, ya que aumenta la probabilidad de sufrir o cometer abuso en la adultez.

Ante este panorama, la OPS continúa impulsando estrategias para prevenir y responder a la violencia. Esto incluye el marco RESPETO, que promueve siete intervenciones, como el empoderamiento de mujeres y niñas, la creación de entornos seguros y la prevención del abuso infantil y adolescente. El sector salud tiene un rol esencial. Identifica riesgos, ofrece atención inmediata y articula otros servicios. Escuchar, creer y acompañar a las sobrevivientes es el punto de partida.

La región enfrenta también un problema de financiamiento. En 2022, solo el 0.2% de la ayuda global al desarrollo se destinó a combatir la violencia de género. Peor aún, estos fondos siguen disminuyendo. Esto afecta a organizaciones, servicios y políticas. El informe señala que la reducción de recursos incrementa los riesgos para millones de mujeres y niñas. Sin inversión, las acciones no avanzan.

El nuevo informe de la OMS, elaborado en colaboración con diversas agencias de la ONU, analiza datos de 168 países y territorios. A pesar de que los modelos ayudan a comparar información entre regiones, persisten vacíos. Muchas mujeres no revelan sus experiencias, especialmente en contextos donde la violencia sexual está profundamente estigmatizada. Además, existen encuestas diseñadas o implementadas de forma deficiente, lo que amplía la subestimación.

El mensaje central es claro: la violencia contra las mujeres sigue sin recibir la respuesta que exige su magnitud. Para erradicarla, se necesita voluntad política, financiamiento sostenido y sistemas de apoyo integrales. La evidencia existe. Lo que falta es actuar con la urgencia que millones de mujeres reclaman.