«No llegamos todas». Siempre supe que esa frase de la presidenta Claudia Sheinbaum iba a ser una mentira. Aunque sí tenía esperanza. Yo soy un ejemplo de que nos usan como banderita: en el Año de la Mujer Indígena en México , no han puesto a una de nosotras en el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas”, explica a DW Marcela de Jesús Natalia, periodista orgullosa de ser la voz de su pueblo ñomndaa.
A ocho años de los tres balazos que casi le cuestan la vida y aún con cirugías pendientes, en este año especial y en marzo, el mes de la mujer, le retiraron la protección estatal. «Nos utilizan. Y estamos peor, peor aún que con Enrique Peña Nieto”, subraya Marcela de Jesús, quien sigue sin poder volver a Guerrero. Quien presuntamente dio la orden para matarla sigue en puestos de poder.
«Marcela de Jesús encarna todos los retos que existen en México para generar una política de protección integral”, explica a DW Lucía Lagunes, directora de la organización Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC).
En Las formas del asedio. Violencia contra Mujeres Periodistas en el Sexenio de López Obrador, un estudio elaborado por CIMAC con apoyo de la Fundación Heinrich Böll, la Unión Europea y la embajada de Noruega, se documentan 1189 casos de agresiones contra mujeres periodistas, un incremento del 117 por ciento con respecto al período anterior. Las descalificaciones, estigmatizaciones e interrupciones a las reporteras que acudían a «Las Mañaneras” de AMLO habría avivado el fuego de la hostilidad hacia la mujer periodista.
«La decisión de Felipe Calderón de militarizar el país en el marco de su ‘guerra contra el narco’ generó espacios cada vez más violentos, territorios en disputa entre los diferentes grupos criminales. A esos grupos y al poder político no les conviene que haya periodistas independientes que retraten y saquen a la luz pública sus complicidades. Pero si, además, quien está haciendo esas revelaciones es una mujer en una estructura masculina y patriarcal, donde las mujeres no formamos parte del espacio público, su labor se vuelve una interpelación y la respuesta es violenta”, sigue Lucía Lagunes. Y la violencia extrema es el asesinato: según datos de la oficina de la ONU en México, en 2024, al menos cinco periodistas y un trabajador de medios fueron asesinados, otro fue desaparecido.
En una situación que viene de lejos, ¿no es injusto achacar el incremento del asedio al discurso de un presidente que se denominaba feminista? «No”, responde Lucía Lagunes. «Para muchas de las periodistas señaladas en ‘Las Mañaneras’, reportear se volvió un riesgo. Los ciudadanos te increpan, te dicen vendida y están dispuestos a golpearte”, agrega.
Según el estudio, el discurso de descalificación e insulto a las periodistas -sobre todo reporteras, directoras de medios y columnistas- ha sido también asumido por otros actores con poder político: estigmatización, amenazas directas, bloqueo informativo, publicación de datos personales sin consentimiento, intimidación, hostigamiento.
Es más, las redes sociales son, entretanto, un espacio de escarnio público para las periodístas. En el estudio constan varios de los términos de odio más usados en mensajes contra las periodistas: feminazi, marimacha, pinche vieja, bruja, puta, loca, enferma, abortera, ladina, feminista, india, mujer.
¿Es el término mujer un insulto? «Sí. Mientras no se transforme social y culturalmente el entorno, las expresiones de indignidad como «ya vas a chillar como vieja” se seguirán usando y es un insulto decirte mujer. A pesar de que tenemos la primera Secretaría Nacional de las Mujeres y una primera presidenta, la violencia feminicida no ha bajado en el país”, responde la directora de CIMAC.
¿La presencia de una mujer en el Palacio Nacional no ha cambiado el asedio? «No, las agresiones se han incrementado”, responde Lucía Lagunes. «Hemos rastreado. Aunque hoy México tiene prácticamente la mitad del territorio nacional gobernado por mujeres, se confirma que un cuerpo de mujer no necesariamente representa una mirada feminista”, afirma.
¿Y en cuanto a la estigmatización en el discurso presidencial? «La sigue habiendo, aunque no de la misma manera de López Obrador. Ahora es el desdén, las señales de hartazgo. Sheinbaum no logra remontar seis años de que, desde el púlpito presidencial, se haya denostado a las personas que hacen periodismo -no a las empresas- como corruptos, pagados por la derecha, no representantes del pueblo”, puntualiza.
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