La moda de sustituir alcohol por marihuana

La Gen Z ha sido la generación catalizadora de cambios y modas en múltiples aspectos: las compras selectivas según sus ideales, la normalización de la fluidez de género, mayor apertura para hablar de la salud mental y una de las más recientes: sustituir el consumo de alcohol por la marihuana y los productos cannabicos. 

 

Un estudio realizado por New Frontier Data (una empresa de investigación sobre el cannabis) con jóvenes entre 18 y 24 años, se indica que el 69% prefiere la marihuana al alcohol, según la encuesta realizada en 2022.

 

Acostumbrados a años en que los jóvenes de menos de 18 años vivían buscando maneras de conseguir alcohol, esto llega a romper las tendencias con las que incluso generaciones recientes solían corresponder. 

 

¿Qué implica el cambio?

A medida que cuidar de la salud está de moda, la gente está dejando el alcohol y prefiriendo la marihuana. Harris Poll informó en 2020 que el 45% de los adultos encuestados mayores de 21 años reemplazaron el alcohol por marihuana durante la pandemia de COVID-19. 

 

Tanto el alcohol como el cannabis son drogas que alteran el estado mental. Como drogas psicoactivas, el alcohol y el cannabis no deben consumirse antes de conducir o utilizar maquinaria, y también pueden actuar como estimulantes o depresores. 

 

Muchas de las personas que declaran haber pasado de consumir alcohol a preferir la marihuana lo dicen desde haber tenido experiencias desagradables con el alcohol: desde crudas hasta lagunas mentales pasando por irritabilidad, ansiedad e incluso taquicardia. Por otro lado, en los casos de los adultos jóvenes, muchos están empezando a caer en cuenta de los riesgos que implica para su salud el consumo de alcohol, como lo es el caer en mayores riesgos de alcoholismo (por el hecho de ser genético) o aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

 

Al mismo tiempo, existen personas para quiénes simplemente reducir la cantidad de alcohol no funciona. Por lo que han decidido cambiar de sustancia. 

 

Según las estadísticas del Centro para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), el abuso de alcohol es responsable de más de 95,000 muertes en ese país cada año. Por otro lado, el cannabis no es responsable por ninguna muerte. También se ha dicho que la sobredosis de cannabis es prácticamente imposible y la muerte nunca ha estado directamente relacionada con el consumo de marihuana.

 

Por otro lado, el consumo excesivo de alcohol se ha relacionado con muchas enfermedades graves, como la cirrosis (insuficiencia hepática) y el cáncer de páncreas. La Sociedad Estadounidense del Cáncer ha citado el consumo de alcohol como uno de los factores de riesgo más prevenibles para desarrollar cáncer. Por otro lado, se ha demostrado en numerosos estudios que el cannabis tiene propiedades anticancerígenas y es un tratamiento complementario para personas con cáncer, siempre y cuando sea indicado por un médico especializado.

 

Estigmatización y dependencia

El alcohol puede tener ventaja por encima de la marihuana de varias maneras prácticas (pero no relacionadas con la salud). En la mayoría de situaciones sociales es normal tomar una copa de vino o una cerveza, pero no sucede lo mismo fumando marihuana. El alcohol ocupa un lugar importante en las celebraciones de muchas culturas, desde bodas a reuniones familiares, mientras que el cannabis sigue siendo un tabú.

 

La realidad es que este estigma es directamente proporcional a los círculos sociales en donde nos movemos y, principalmente, al lugar donde vivimos. No es lo mismo habituarse a consumir marihuana en la Ciudad de México que en Querétaro, igual que no será lo mismo en Nueva York. Principalmente en los países donde ya se ha legalizado (como Uruguay, Chile, Canadá y Países Bajos, por mencionar algunos) ha sido mucho más sencillo ir reduciendo el estigma y hacer una transición que sea mejor recibida socialmente. 

 

La marihuana y el alcohol son muy distintos en términos de la adicción física que pueden generar. ??El consumo excesivo y repetido de alcohol puede conducir al desarrollo de adicción, que se asocia con una función de recompensa reducida y una mayor activación de los sistemas de estrés cerebral. 

 

Por otro lado, la dependencia de la marihuana no suele tener impactos físicos. Según el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, la marihuana produce dependencia con menos facilidad que la mayoría de las otras drogas ilícitas. Alrededor del 9% de quienes prueban la marihuana desarrollan dependencia en comparación con, por ejemplo, el 15% de las personas que prueban la cocaína y el 24% de los que prueban la heroína.

 

Transicionando a la marihuana

Es sumamente importante saber que a pesar de que la marihuana puede ser más bondadosa en algunos aspectos que el alcohol, esto no significa que no tenga que ser consumida con cautela. Un estudio reciente del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos asocia la esquizofrenia con el consumo excesivo de cannabis entre algunos jóvenes, especialmente hombres jóvenes, en una edad en la que sus cerebros aún están madurando.

 

Se ha sugerido que la edad legalizada para la marihuana debería ser alrededor de los 33 años, cuando las personas están fuera del riesgo de desarrollar esquizofrenia y trastorno bipolar, entre otros. Y más específicamente debería ser después de los 26, una vez que el córtex prefrontal del cerebro haya terminado de desarrollarse.

 

De manera que cualquier consumo de marihuana o productos que se derivan de ella antes de esta edad debería de darse únicamente bajo acompañamiento médico y debería ser evitado principalmente por aquellos con mayor riesgo de estas enfermedades mentales.

 

La realidad es que esta es una tendencia que va tomando cada vez más fuerza, por lo que es importante abordarla de maneras que apuesten más por la regularización y el acompañamiento médico que por la prohibición, por el bien de quiénes la consumen.

 

También puede interesarte: El love bombing de Christian Nodal