El problema del exceso de cesáreas

Una vez que una mujer queda embarazada tiene que someterse a distintos tipos de cuidados para asegurar su salud y al mismo tiempo el desarrollo óptimo del bebé en cuestión. La lista es larga y los efectos en el cuerpo de la mujer no terminan una vez que el bebé nace, y mucho de ello se asocia al tipo de parto que la mujer elige o, en ciertos casos, al que termina siendo sometida.

Y a pesar de que tanto una cesárea como un parto natural pueden dar a luz a un bebé sano, la realidad es que una decisión que debería ser tomada únicamente por la madre o en función de su salud y la del bebé, termina siendo afectada por intereses políticos y monetarias que nada tienen que ver con los factores antes mencionados.

La decisión entre cesárea y parto natural afectará considerablemente la salud y la vida a futuro de las mujeres gestantes, por lo que es esencial que incluso si no está en sus planes inmediatos, conocer ambos procedimientos al igual que sus derechos.

Cesárea

Una cesárea es un procedimiento quirúrgico en el que un bebé nace a través de una incisión realizada en la pared abdominal de la madre y la pared del útero (matriz). El bebé necesitará nacer por cesárea si hay problemas que impiden que nazca mediante un parto natural normal.

Una cesárea puede ser planeada (de manera electiva) si hay signos de que un parto natural es riesgoso, o no planeada (en casos de emergencia) si hay problemas durante el parto. Si la mujer no tiene problemas graves con su embarazo o parto, un parto natural suele ser la forma más segura de que nazca su bebé.

Sin embargo, las cesáreas en muchos casos se han vuelto alternativas más convenientes para poder simplificar las agendas del personal médico involucrado y al mismo tiempo poder realizar un procedimiento que requiere mayores recursos e insumos y por lo tanto es más costoso.

Según el Instituto de Salud Pública, a partir de los años noventa, la tasa de partos por cesárea ha ido en aumento, convirtiéndose en un fenómeno mundial con una mayor práctica en países de medianos y altos ingresos. En 2017, México ocupó el segundo lugar en la tasa de cesáreas, tanto en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) como a nivel mundial (46.8 y 48.7%, respectivamente). La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una tasa de cesárea de 10 a 15%4 y la Norma Oficial Mexicana 007 establece un máximo entre 15 y 20%. 

La ciencia ha demostrado que  que cuando existen justificaciones médicas reales, la cesárea es eficaz para prevenir la morbimortalidad materna y perinatal. Por otro lado, cuando se utiliza la cesárea sin las indicaciones correctas, los riesgos sobrepasan los beneficios y se transgreden los derechos reproductivos de las mujeres.

El estudio del Instituto de Salud Pública indica que en México el parto por cesárea es utilizado ampliamente en el país y en muchos casos se realiza sin ninguna indicación médica.

El uso excesivo de esta práctica ha terminado por  generar complicaciones a las mujeres sometidas al procedimiento. Al mismo tiempo, su uso implica una carga financiera y riesgos clínicos para las pacientes y los sistemas de salud. A pesar de que la política gubernamental mexicana ha señalado la necesidad de que las instituciones del sector público, y particularmente del privado, establezcan estrategias puntuales para disminuir los casos de cesáreas innecesarias, a la fecha no se observan los resultados deseados.

La cesárea puede implicar para las mujeres mayor riesgo de rotura uterina, placentación anormal, embarazo ectópico, muerte fetal y parto prematuro. Aunado a esto, los bebés nacidos por cesárea tienen diferentes exposiciones hormonales, físicas, bacterianas y médicas que pueden implicar otros problemas.

Sin duda alguna es importante tener los insumos correctos y el personal habilitado para realizar una cesárea si la vida y/o bienestar de la madre o el bebé corren algún riesgo importante, sin embargo el hecho de intentar inducir a las pacientes a elegir este método sin una justificación real es considerado violencia.

Parto natural

Un parto natural es cuando una mujer da a luz a través de la vagina. Los partos vaginales son el método de parto más común y preferido por las mujeres a lo largo del tiempo. El parto vaginal ofrece varios beneficios tanto para la madre como para el bebé. Entre los beneficios para la madre se encuentran: menor tiempo de recuperación, una lactancia más temprana y menor probabilidad de futuras complicaciones del embarazo. Por otro lado, algunos beneficios para el feto son: menor probabilidad de sufrir afecciones respiratorias, mejora de la función del sistema inmunológico, mayor probabilidad de poder amamantar.

Aunado a los beneficios que ya existen dentro del parto natural, el procedimiento también suele ser más económico que una cesárea y las madres pueden volver a su vida normal más rápido (lo cual es una enorme ventaja debido a que ahora tienen un bebé que cuidar). Al mismo tiempo, si una mujer tiene una cesárea en su primer embarazo eso puede dificultar que pueda tener un parto natural en su siguiente embarazo (aunque no es imposible).

La realidad es que desde la decisión de ser madre hasta la decisión de cómo dar a luz deben de ir completamente de la mano con el bienestar físico y mental de la mujer en cuestión (al igual que del bebé). Cualquier decisión que intente dejar a un lado estos factores por la conveniencia de otras partes no tiene lugar en el tratamiento de ninguna mujer, y el saber distinguirlo es clave para eliminar este tipo de violencia.

También te puede interesar: Kendrick, Drake y el pacto patriarcal