Lo problemático en «Diario de una pasión»

Es bien sabido que nuestros ideales sobre el amor romántico (y cómo se debería de ver) vienen de productos culturales como películas, libros y series. Todos éstos han ocupado un lugar importante en la idea que construimos de las relaciones en nuestro imaginario y, consecuentemente, el tipo de relaciones que terminamos buscando gracias a la idea de amor que hemos construído en nuestras mentes.

Una de las más relevantes es quizá la película Diario de una pasión, que en agosto de este año cumplirá 20 años de su estreno. Esta película está basada en el libro escrito por Nicholas Sparks en 1996. A pesar del tiempo, su éxito la sigue haciendo relevante dos décadas después.

La historia de Noah (Ryan Gosling) y Allie (Rachel McAdams) nos muestra una historia de un amor que surge en la adolescencia (alrededor de los 17 años según la película) y es tan intensa que resiste al tiempo, la distancia, los conflictos sociales, a las rupturas e incluso persiste durante otras relaciones amorosas.

La película cuenta la historia de Noah (Gosling) y Allie (McAdams), quiénes se enamoran durante un verano, cuando Allie va de vacaciones con sus papás a la ciudad donde Noah vive. El flechazo parece ser casi inmediato, sin embargo se da de manera sumamente problemática.

Cuando conoce a Allie en una feria, Noah la invita a salir de manera sumamente insistente, a lo cual ella responde que no. Al no aceptar “no” como respuesta, Noah llega al nivel de colgarse de la rueda de la fortuna en la que Allie está (con otro hombre, por cierto) para insistirle que si no accede a salir con él se va a soltar del tubo en el que está colgado (es decir, esencialmente va a suicidarse).

Quizá esto debió de haber sonado las alarmas de las millones de jóvenes adolescentes y mujeres que vieron esta película en su momento en el cine. Y también a las que se cautivaron con la historia de Allie y Noah posteriormente debido al tremendo éxito que esta película tuvo a través de los años, ya que muchos la han considerado un clásico moderno del cine romántico.

Cuando “no” es igual a “sigue intentando”

Esta película -al igual que tantos otros productos culturales antes y después de ella- es un excelente ejemplo de la romantización del hombre que no sabe aceptar un “no” como respuesta. Esta es la característica más distintiva de Noah a lo largo de toda la película.

Lo más peligroso de esto no es solo el hecho de que este personaje de ficción no sepa aceptar un “no” como respuesta, sino el hecho que nos convencimos colectivamente a que eso es una muestra del verdadero amor. Y que Noah es el hombre perfecto.

En el caso de las mujeres, es una característica positiva a encontrar en un hombre. En el caso de los hombres, refuerza la idea de que aunque al principio te digan que no, solo debes insistir suficientes veces hasta que te digan que sí.

Viendo más allá de las caras

Esta fue una de las más peligrosas tramas que todos aparentemente nos creímos. Y probablemente una de las razones por las que todo pareció tan romántico y conmovedor fue por el gran acierto de la película: su casting.

Y es que, para empezar sus protagonistas son sumamente atractivos, por lo que quizá su disfunción pasaba a segundo plano frente a sus bellos y jóvenes rostros (especialmente para los adolescentes carentes de experiencia que los vieron). Además, un brillante acierto por parte de los directores de reparto haberlos asignado juntos, pues su química es innegable. Incluso se podría decir que es una de las películas que mejor seleccionó a los actores que contarían su historia de amor y la hizo más convincente a través de ello.

Posteriormente en la película, Noah le envía cartas a Allie durante 365 días seguidos sin respuesta, y en los años que siguen, no hace amigos y decide que lo único que debe hacer con su vida es restaurar una casa «para ella”. Este comportamiento es a todas luces problemático. Pensar en un hombre que deja de integrarse a la sociedad en la que vive, con ánimos de recuperar a su novia de la adolescencia a pesar de que no sabe nada de ella, es un comportamiento que debería generar preocupación, no atracción. Se llama obsesión.

Sin embargo, nuevamente, considero que parte de la razón por la que hacia el final nos podemos encontrar espiando que Noah logre quedarse con su amada, es porque Ryan Gosling logra convencernos de que no es un sociópata ni un tóxico, sino un hombre profundamente enamorado a quién los obstáculos sociales no le permitieron estar con Allie.

Las lecciones que nos dejó en retrospectiva

Durante la historia, las mujeres hemos luchado por ser tomadas en serio, y con ello que nuestra voluntad sea tomada con la misma seriedad que la de un hombre. Esto implica que el decir que no en un contexto romántico debe implicar un cese total de insistencia y, al mismo tiempo, el decir que sí no debe implicar una reducción de la seriedad o respeto que se tiene por la mujer.

Esta película es una obra de ficción, no es una historia real. Sin embargo, hay miles de historias reales que han tomado un giro desde violento hasta trágico por pensar que hombres con estas características son un sinónimo de un compañero que siente un amor más profundo, o que nos hará más felices.

Quizá en el momento que esta película estrenó no era tan fácil darse cuenta de los patrones problemáticos que en ella se presentan. Sin embargo hoy, casi 20 años después de su estreno, podemos darnos cuenta de las características tóxicas de la historia de amor y sus personajes.

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